Los libros de historia contarán que Cristina Cifuentes fue la primera presidenta del PP en la Comunidad de Madrid sin mayoría absoluta (2015-2018), que en las mismas circunstancias gobernó Ángel Garrido (2018-2019) tras su dimisión por el caso máster, y que Isabel Díaz Ayuso fue la encargada de que su partido recuperara todo el poder que habían tenido que ceder sus antecesores para gobernar en minoría y gracias al apoyo de Ciudadanos. Sucedió con las dos leyes LGTBI, que el actual ejecutivo va a reformar de nuevo tras ser recurrido su contenido ante el Constitucional por el Gobierno central y el Defensor del Pueblo. Pasó con Telemadrid, que ha pasado de un modelo marcado por la pluralidad a otro dependiente del partido mayoritario en el Parlamento (es decir, del gobierno). Ocurrió con el sistema de elección de la Cámara de Cuentas, que ha pasado de primar el acuerdo entre rivales a favorecer al ganador de las elecciones. O con el antiguo Consejo de Transparencia. Y ahora, este viernes, le ha llegado el turno al Consejo de la Juventud.
Así, el PP ha registrado una proposición de ley con numerosas modificaciones que incluye la eliminación de este organismo en el que tienen representación las principales asociaciones juveniles de la región (de las Nuevas Generaciones conservadoras a las de UGT), y que en los últimos tiempos ha emitido resoluciones contrarias a los intereses del gobierno regional vinculadas a los protocolos de triaje que impidieron el traslado de miles de ancianos a los hospitales en lo peor de la pandemia del coronavirus; en favor de las acampadas estudiantiles en apoyo de Palestina; o culpando a la “negligente” gestión del gobierno del derribo de 73 viviendas tras la llegada de la línea 7B de Metro en San Fernando de Henares.
“Esta medida responde la necesidad de racionalización del gasto y mejora de la eficiencia administrativa, toda vez que es posible articular la labor del Consejo de la Juventud a través de un órgano sin personalidad jurídica propia encuadrado dentro de la estructura de la consejería con competencias en materia de Juventud”, se argumenta en el texto legal, al que accedió este diario. “A estos efectos, se encomienda al Consejo de Gobierno a que mediante decreto cree en el plazo de un año el órgano colegiado, de asesoramiento y participación, que refleje la pluralidad de la juventud madrileña”.
De esta manera, el PP vuelve a suprimir un organismo de representación de la juventud que ya eliminó Esperanza Aguirre en 2010, y que Cifuentes recuperó durante su presidencia, en 2017. Aquella, como tantas otras dada la minoría del PP, fue una cesión de la presidenta al resto de partidos en la Asamblea: los conservadores, de hecho, se abstuvieron en la votación. El proyecto salió adelante con los votos de la oposición (PSOE, Podemos y Ciudadanos), que presentaron conjuntamente una proposición de ley.
Son miembros de pleno derecho del Consejo de la Juventud todas las asociaciones juveniles de la región que tengan más de 30 integrantes o aquellas que desarrollen su trabajo en varias localidades. El organismo debe velar por el cumplimiento de la legislación autonómica en materia de juventud. Y hasta ahora era una entidad autónoma con personalidad jurídica en la que los jóvenes podían realizar estudios, campañas y propuestas políticas.
Sin embargo, ahora, a tenor del texto del PP, la estructura que le sustituya pasará a depender del gobierno. Esa es la dinámica que ha marcado todas las reformas de Díaz Ayuso con respecto a las cesiones o reformas centristas que hicieron en su día Cifuentes o Garrido. El objetivo es volver poco a poco a los tiempos de poder omnímodo de Esperanza Aguirre, incrementando la influencia del Ejecutivo regional en los principales organismos autonómicos.
Así, desde que Díaz Ayuso ocupa el poder (2019), se han reformado las leyes que regulan los principales contrapesos autonómicos (Cámara de Cuentas o el antiguo Consejo de Transparencia); la que marca el día a día de la televisión y radio públicas; o las dos normas LGTBI, de las que Cifuentes hizo bandera, pese a las tensiones internas que generaron siempre en el PP.