A finales de los 80 una tira cmica publicada en la revista El Jueves conquist a cientos de lectores. En ella, Makinavaja, un delincuente de poca monta pero con carcter justiciero, malvive en los barrios bajos de Barcelona mientras comete algunas fechoras. Llama la atencin que Marcos Crespo (Madrid, 1997), el artista detrs de Depresin Sonora y nacido unos aos despus del fin de la historieta, haya elegido el mismo ttulo para su nuevo EP.
«Paso mucho tiempo en Internet y soy muy curioso. Supongo que lo vera en alguna pgina o en TikTok. Me gust el nombre y cuando indagu un poco me llam ms la atencin. No soy un delincuente, pero quizs en la parte ms de barrio y de la picaresca s que me identifico«, cuenta.
Pero si eso es llamativo, ms lo es pensar que estar tocando en uno de los escenarios de Coachella 2024. Porque si hay un festival en el mundo con ms brilli brilli, transparencias e influencers por metro cuadrado es este.
Cada primavera, miles de ellos se dan cita en el desierto de California. En sus cuentas de redes sociales muchas veces ni siquiera comparten unos segundos de alguno de los conciertos. Lo importante es estar y dejarse ver. Y el msico madrileo no podra ser ms opuesto a la performance glam californiana.
Acostumbra a vestir oscuro, baja la mirada al hablar y sonre solo cuando toca. Pero sabe que es una gran oportunidad para dar a conocer su trabajo. Especialmente en Espaa. Fuera lleva un tiempo haciendo ruido.
«Es bastante fuerte, pero creo que va a ser divertido. En algo ms de tres aos de proyecto ya he hecho dos giras por Latinoamrica con sold out y una ms por USA. En medio de estos hitos ha acabado surgiendo que nos llamaran», dice orgulloso.
Su msica, etiquetada como post-punk, tiene un punto lo-fi y oscuro. Sus letras hablan de la cotidianeidad de un chaval veinteaero de extrarradio. Con un punto generacional y muy certeras estn lejos de la bajona que a priori puede evocar el nombre artstico elegido.
«Lo puse haciendo un juego de palabras con la presin sonora de los altavoces, pero se me ha estigmatizado bastante por ello«, explica. «A m me gusta y me sigue pareciendo guay. Adems, creo que escucharme es lo contrario a la depresin. La gente suele evocar ms la imagen de un abrazo o la sensacin de algo que te acompaa. Uno cuando escribe se desahoga, pero siempre intento llegar a un punto positivo. Buscar luz dentro de esa oscuridad«, aade.
«Se me ha estigmatizado bastante con el nombre. Pero siempre intento buscar un punto positivo»
Aunque cuenta con ms de 600.000 oyentes mensuales en Spotify, detalla que hasta aqu ha llegado «de bastante casualidad». Explicndolo ms bien parece una sucesin de ellas.
Siendo un nio, su padre le apunt a la Escuela de Msica Municipal de Villa de Vallecas. No funcion porque no se le daba bien as que dej de ir. Ms tarde, un primo italiano se dej una guitarra en Madrid que empez a tocar espordicamente. Y, ya de adolescente, decidi ir a clases para dominarla. Hasta que lleg el Covid.
«Escribo canciones desde los 16 aos pero en el ms absoluto secretismo. En casa y para m. Pero en la pandemia con el aburrimiento pens por qu no? Voy a subirlo a Internet, que tampoco pierdo nada», cuenta. Public varios temas, gustaron, y comenz la ola. Una bola de nieve que fue creciendo poco a poco mientras iba dejando a un lado sus estudios de Ingeniera de Telecomunicaciones.
«Claro que el barrio te influye», detalla sobre el impacto del da a da en sus letras. «Pero creo que Vallecas se mitifica un poco. A ver, est de puta madre porque de repente eres de Vallecas y es como: ‘guau, tienes mi pase’. Y si eres de San Blas quizs no llamas tanto la atencin. Pero al final toda la gente del extrarradio sur tenemos mucho en comn», aade.
Y detalla: «Al final vives en Madrid pero no eres partcipe de esa ciudad que se supone que es el centro. Los recursos econmicos que ves a tu alrededor a lo mejor no son los mejores ni los ms altos y te toca estar trasladndote siempre en transporte. Las oportunidades son muy diferentes. Se crece diferente«.
Donde no ve tanto el impacto de sus calles es en los sonidos que publica. Y es algo que reconoce le trae de cabeza. «Lo que se consume masivamente y lo que se muestra ms en la periferia suelen ser cosas urbanas, reguetn o mainstream. Yo lo veo», comienza explicando.
«Creo que Vallecas se mitifica. Si eres de San Blas no llamas tanto la atencin»
Atribuye parte de la culpa a lo que se muestra en ciertos entornos. «Vas a los festivales indie y no hay gente que sea tan de bario. Creo que tiene un punto elitista y a m me gustara romper con eso. Se ve la msica con instrumentos como algo elitista, pero en absoluto. Tiene que ser accesible para todo el mundo», apunta tajante.
En ese sentido apunta: «Los artistas tenemos la labor de decirle al pblico lo que tiene que escuchar». Para l, esto pasa por crear una escena o realizar colaboraciones entre msicos para que los oyentes puedan ir creciendo progresivamente. Sin embargo, reconoce que le resulta complicado al sentirse «descontextualizado dentro de lo que es Espaa».
«Me siento perdido en un limbo. No s dnde encajar lo mo. Porque, claro, lo que quizs tiene algo ms que ver est orientado a un pblico ms mayor o de otro tipo. Que no es que no me interese, pero me gustara llegar a esa gente joven y que se abra ms lo que hago. Me pregunto mucho dnde puedo encajarme», confiesa.
Tambin cuenta una pequea ancdota que da ejemplo de la situacin. «Al final desemboca en que vas a Galicia y haces una sala de 300 personas, pero luego viajas a Los ngeles, lejsimos de tu casa, y haces un sold out de 800. Y es porque all s que existe un pblico», dice.
Donde s se siente ampliamente respaldado es en Madrid. El viernes 22 de marzo dar un concierto en La Riviera dentro del ciclo Bee Week. «Aqu me va muy bien. Para m es el show ms importante del ao. Voy a ir con banda entera de cinco msicos. Es mi ciudad y quiero gastarme el dinero y hacerlo a lo grande», relata emocionado.
Y qu pasa con el resto de ciudades?
«Me lo tomo como un reto. Al final no te vas a enfadar porque con quin lo haces. Tienes que seguir haciendo lo tuyo y lo que tenga que llegar, llegar», zanja.
