“Quedamos en la Cruz Blanca”, dice una letureña. Aunque de esa cruz, punto de encuentro de este pueblo albaceteño, no queda nada. La dana la arrasó. El agua, que ese 29 de octubre trepó por las paredes y convirtió las casas en piscinas mortales, se llevó por delante las vidas de seis vecinos de este pueblo de Albacete. Nueve meses después del horror, Letur, con poco más de 900 habitantes, sigue en su lucha por la reconstrucción. Unos muy enfadados, muchos desolados, y todos con la esperanza de que el pueblo vuelva a ser el de antes.
Esta semana, la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS) presentó sus propuestas para minimizar el riesgo de inundaciones en el municipio. Las soluciones: construir una presa y un embalse de laminación fuera del casco urbano. Y en el interior, intervenir en el arroyo que atraviesa la población. “Estas soluciones no son definitivas”, recuerda la CHS en un comunicado, que emplaza a los vecinos a una nueva reunión. “El alcantarillado no está arreglado y lo que quería hacer la gente, que era bañarse en Las Canales, no se podrá este verano. ¿Qué están haciendo?”, denuncia un vecino.

Y pese a todos los inconvenientes, la música vuelve a sonar en el municipio. “Todos unidos por la música”, gritó Dani Fernández el pasado jueves en el arranque de Leturalma, el festival que impulsa la cantante María Rozalén desde 2016. “Yo siento que la gran mayoría de la gente quiere que se haga este festival por la inyección económica y, sinceramente, como psicóloga, y viendo cómo está el ambiente, es necesario a nivel emocional. La gente responde a lo que ocurre en una tragedia: al principio todo el mundo se vuelca, luego la gente se olvida y aquí hay una realidad y es que el turismo se ha frenado”, explica Rozalén. “Llevamos unos meses en que las fases son más de ira y de rabia, hay gente que está muy encabronada, lo que pasa en los pueblos, pero además en una situación crítica todo se multiplica”.

De cada abono vendido en este festival que acaba este domingo, se han destinado cinco euros a la reconstrucción. Han sido meses muy difíciles para este pueblo, conocido como el paraíso del agua. Habían visto aguas torrenciales, pero nada como lo que ocurrió el 29 de octubre. Y ahora toca reconstruir, un proceso difícil y lento. “Si eres realista, las cosas no van tan mal. Todo lo que ha habido de reconstrucción ha sido provisional, un lavado de cara. Todavía no sabemos cómo van a corregir para que no vuelva repetirse. Y de ahí sale el nuevo proyecto. Confío en que el pueblo quede mucho mejor”, explica José Ángel Rodríguez, cuyos padres, Angelita y Pitoño, han podido regresar a casa hace pocas semanas.
“No sabemos. Y lo que más nos preocupa es conocer qué pasará con las aguas para que no se vuelva a repetir”, se lamenta Pitoño en la puerta de su recién reconstruida vivienda. José Ángel prosigue: “La dana supuso un desastre, un punto y aparte. Teníamos una vida bonita en una casa muy chula. Para mí era una manera de desconectar del ajetreo, llegar a la casa del pueblo donde estaban mis padres, un remanso de paz. Esto se acabó durante un tiempo y es lo mínimo, para otros ha supuesto mucho más. Y es que mis vecinos han muerto, para ellos ha sido el final y para sus familias ha supuesto muchísimo dolor”.
A pocas calles vive Lola Moreno, concejal del PP, que abre amablemente su puerta y presenta a Pedro, pastor de profesión, que lleva viviendo con ella desde que pasó la dana porque están reconstruyendo su casa. Lola afirma convencida: “Lo que quiero es que no nos olviden, que Letur no se acabe convirtiendo en Lorca o La Palma”.
Letur vivía antes de la dana su máximo en cuanto a turismo rural. En 1983 fue declarado conjunto histórico-artístico por ser el trazado medieval de origen árabe mejor conservador de la provincia de Albacete. Y así se convirtió en uno de los pueblos con más encanto de la Sierra del Segura por Las canales, una piscina natural en el pueblo, y sus charcas. “Yo soy muy positivo. La administración no escatima en fondos, pero estas cosas requieren su tiempo”, explica Pablo Cuervo, CEO de El Cantero, empresa de productos lácteos ecológicos que emplea a 125 personas. Cuervo ha encargado, desde la fundación de su empresa, la pintura de un mural a la artista gallega Lula Goce como metáfora de esperanza. El mural se llama Hogar y está situado en una de las paredes del polideportivo.
La cara más conocida de Letur es Rozalén, aunque a veces también la diana, asegura ella: “Yo tengo la suerte de que por mi trabajo voy a muchos lugares, incluido Valencia. Sinceramente, creo que como en Castilla La Mancha, solo pasó en Letur y en Mira, va todo bastante rápido para lo que es. Pero es normal que para la gente que vive aquí, en el día a día, es mucho más duro, cada día se levantan viendo el paisaje bélico y vivan en la crispación. Pero siempre hay que quedarse con lo positivo y hay mucha gente que quiere venir a apoyar. La música y la cultura siempre sientan bien, se puede llorar bailando”.
La riada acabó con la vida de Mónica y Jonathan, un matrimonio de 37 años. Él trabajaba en la fábrica de lácteos de El Cantero; ella, en un complejo turístico de Letur. Antonia, de 71 años, estaba en la cocina cuando llegó el agua. Su cuerpo fue localizado cuatro días después a 14 kilómetros. También fallecieron Manuel y Juan, dos operarios municipales que estaban dentro del coche. Juan llegó al pueblo en septiembre y a Manuel, que vivía en una pedanía cercana, también se los llevó la riada. La sexta víctima era Dolores, de 92 años. Regentó un colmado durante años y era muy querida. Ese 29 de octubre era su cumpleaños.