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La presencia de la bacteria xylella fastidiosa pone al almendro alicantino al borde de la extinción | Noticias de la Comunidad Valenciana

by Marko Florentino
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Una bacteria que tapona los conductos por los que las raíces envían el agua y el alimento necesario al resto de la planta avanza imparable entre los campos de almendros de cuatro comarcas del norte de Alicante. Se trata de la xylella fastidiosa, un agente patógeno cuyos primeros brotes en España aparecieron en Baleares en 2016 y que apenas tardaron medio año en detectarse en Alicante. “El árbol se infecta, se va amarilleando y, en cuatro o cinco años, muere por inanición”, relata Francisco Javier Molines, agricultor y portavoz de la Plataforma de Afectados por la Xylella Fastidiosa de la provincia (AXFA). Una normativa de la Unión Europea “obliga a erradicar todos los ejemplares que se sitúan en un perímetro de 50 metros en torno a cualquier árbol afectado”, señala Molines. La epidemia ha conducido a que “el cultivo de la almendra en las comarcas de El Comtat, las dos Marinas y l’Alcoià”, al norte de la provincia, “haya desaparecido al 99%”. Si se unen los efectos de la sequía, la producción de almendra en toda la Comunidad Valenciana ha bajado de 6.702 toneladas a solo 4.490 en el último año, según el sindicato agrario Asaja.

En el norte de Alicante, la situación del almendro es extrema, ya que constituía la principal fuente de ingresos agrícolas de secano. “El olivo y la algarroba se vendía a precios muy bajos”, continúa Molines, que también es alcalde de Tárbena, municipio afectado por la plaga de xylella. “Salvo en alguna zona en la que se cultiva el níspero, el que quería vivir de la agricultura plantaba almendra, que en los últimos años se pagaba bien”. Pero, con las actuales disposiciones europeas “y sin ayudas de la Generalitat para los campos que estén sin producción hasta replantar nuevos almendros”, el cultivo no es viable. “Lo que pedimos es que Europa cambie su protocolo de erradicación ante la presencia de la xylella por el de contención, que es el que tiene Baleares”, explica Molines. De esta manera, “solo habría que arrancar los almendros que presenten síntomas”. Asaja apoya esta medida. “Es imposible erradicar la xylella”, señalan fuentes del sindicato, para quien la administración autonómica debe dejar a un lado “una estrategia que solo ha dejado devastación, desolación y abandono”. El gabinete autonómico, por su parte, ha lanzado ayudas para la replantación del cultivo perdido, con “vegetales especificados no sensibles” a la variante de xylella implantada en la zona, “o sensibles que figuren en un listado aprobado”. Es decir, que los almendros están excluidos.

Es difícil discernir cuánta merma de producción de almendra se debe a la bacteria y cuánta a la sequía, advierten desde Asaja. Pero ambos factores convierten a la Comunidad Valenciana en “la autonomía en la que este cultivo está siendo más castigado”. La pérdida de producción media de los últimos cuatro años es de un 36,28%. La falta de agua y las altas temperaturas empequeñecen el calibre del fruto. Agricultores como Ramón Sola, de Ibi, población ubicada en l’Alcoià, prevé una “producción nula, de cero kilos” este año, en una finca de 40 hectáreas preparada para una recogida de 40.000 o 50.000 kilos anuales, cuentan las fuentes de Asaja.

Para el sindicato, la connsejería de Agricultura debería incentivar la investigación “de nuevas variedades” resistentes a la xylella y acelerar un plan de replantación. También demandan “que se inicien los trámites para solicitar la sustitución del plan de erradicación de la UE, “tras ocho años de arrasar árboles enfermos y también sanos”. Las condiciones climáticas, además, favorecen la expansión de la bacteria que tapona el sistema vascular de las plantas. Un estudio del Colegio Oficial de Ingenieros Agrónomos de Levante señala que la xylella apenas produce daños con temperaturas mínimas inferiores a 4,5 grados. A partir de ahí, es implacable y produce daños severos. “Las temperaturas no paran de subir y las pocas lluvias que se producen caen muy tarde”, señalan desde Asaja. Una situación que lleva al almendro casi a la extinción, por lo que los agricultores piden también “que se autoricen regadíos sociales con aguas urbanas regeneradas como apoyo a los cultivos de secano amenazados por el cambio climático”. Riego de depuradora, “que ya se está valorando en varios municipios, si hay disponibilidad, predisposición de los ayuntamientos y ayudas presupuestarias de las administraciones”, anticipan desde Asaja.

El sindicato lanza un dardo a una de las industrias que podrían estar más afectadas por la desaparición de la almendra, la del turrón con Indicación Geográfica Protegida (IGP) de Jijona y Alicante, que, sin embargo, sigue garantizada. “En el turrón solo está protegido el proceso de elaboración”, advierten desde Asaja, “pero no que la almendra sea autóctona”. De hecho, aseguran que “en muchos casos se elabora con almendra procedente de California”. Para apoyar a los agricultores del entorno, “la IGP debería usar almendra alicantina para su producción”.

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