Rafael observa temeroso la puerta enrejada al final del jardn. Del otro lado de la linde un grupo de seoras se apelotona mvil en ristre, sonrisa de oreja a oreja, mano libre presta a saludar en el primer cruce de miradas. «Por ah vamos a salir, con toda esa gente esperando?», pregunta el hombre con una voz chiquitita, casi infantil. «En Dos Hermanas no nos para nadie por la calle, pero aqu no nos dejan ni caminar». No es para menos, pero comprobaremos que, efectivamente, es bastante incmodo. S, saldremos del lujossimo hotel Alfonso XIII por esa puerta y daremos un paseo por el centro de Sevilla -a pie, primero; despus, en coche de caballos como mandan los cnones tursticos- y no, no sern las ltimas seoras que se arremolinen en busca de un selfi. Esto no ha hecho ms que empezar.
Rafael Ruiz Perdigones es la mitad de Los del Ro, el do que puso a bailar al planeta entero La Macarena a mediados de los 90, que fulmin todos los rcords musicales y que dej imgenes para la Historia que, al menos en Espaa, son hoy sinnimo de verbena, de jarana, de boda, bautizo y comunin. Los de Ro remiten inevitablemente a la fiesta y esa, dicen, es su mayor riqueza. «Tenemos la Gran Manzana de Nueva York, las llaves del condado de Florida, en Miami sale una procesin de la Esperanza Macarena en Semana Santa gracias a nuestra msica», enumera logros la otra mitad del conjunto, Antonio Romero Monge.
La de Los del Ro podra ser una de esas grandes historias sobre el sueo americano, pero esta ira ms all que ninguna. Lo fueron todo en todas partes y todos quisieron que se les viera con ellos. Hasta Hillary Clinton volvi hace unas semanas a rendirse a su coreografa casi tres dcadas despus de aquella reeleccin de su marido que muchos vincularon al voto latino atrado a golpe de cadera y de rumba sevillana. Aaaaay! En sus varias vueltas al mundo se les han resistido muy pocos pases. A la India, recuerdan, no fueron porque se casaba la primognita de Antonio. «Imagnate que nos pasa algo o hay algn problema y dejo colgada a Rosa, menudo lo!», recuerda el padre.
Los del Ro, junto a la plaza de toros de Sevilla.
Sus 60 aos en la msica y los 30 de su hit planetario protagonizan el documental Macarena que estrena Movistar Plus+ el prximo 18 de marzo. Ante sus cmaras desfilan todos los que, incluso remotamente, estuvieron involucrados en el rocambolesco ascenso a la cima de La Macarena, plagado de acusaciones cruzadas y con mogolln de dinero en juego.
Resumiendo mucho la cuestin: Los del Ro lanzaron su rumbita alegre en 1993 y la convirtieron, dos aos y mucha insistencia despus, en cancin del verano en Espaa. La discogrfica vio el potencial y encarg una versin ms discotequera con una voz femenina cantando en ingls, que cay en manos de Fangoria. Fue esta ltima cancin la que cruz el charco y termin en manos de un grupo naciente en Miami, los Bayside Boys, que se lanz a hacer su propio ‘remix’ sin pedir permiso a nadie y conquist las radios estadounidenses.
Por el camino, la banda Desmadre 75, que 20 aos atrs haba triunfado con ‘Saca el gisqui, cheli’, sali a la palestra argumentando que el ritmillo final «Macarena, Macarena, Macarena» recordaba demasiado al estribillo «Micaela, Micaela, Micaela» de su tema ‘Tengo una pena que me consume’.
En esa cadena de dimes y diretes se alcanzaron varios acuerdos de copyright, hubo algn que otro ghosting y se libr una ardua batalla en los tribunales que termin en tablas. Todo esto sin mencionar el baile, que segn la leyenda urbana surgi espontneamente de la mente de un monitor de aquaerbic cualquiera en la piscina de un resort vacacional cualquiera, pero por el que tambin han ido reclamando lo suyo sucesivos coregrafos a lo largo de los aos.
«Nosotros somos los nicos padres de La Macarena. En particular, yo soy su padre y su madre. Los dems son beneficiarios», zanja el tema Antonio desde en el claustro del hotel por el que se mueve como Pedro por su casa y saluda a cada empleado por su nombre con un abrazo y un ratito de charla. «Ustedes tienen las llaves, pueden hacer lo que quieran», confirma el director del establecimiento, que tambin baja a saludar y gua al fotgrafo hasta una espectacular chimenea que servir de fondo para una de las sesiones de fotos que se sucedern a lo largo de la maana. «En esta sala conocimos al Rey Juan Carlos. Estbamos tocando en una fiesta privada y se asom. Desde entonces, tan amigos», contina Antonio la visita abriendo puertas, girando esquinas, hasta que recala en un sof.
Los del Ro, junto a la Torre del Oro sevillana.
Vuelve el hombre a entrar en harina, tiene claro su titular. «Un da volvamos en avin desde Estados Unidos y un tipo nos cont que se estaba yendo de vacaciones a Europa con toda la familia gracias a lo que haba ganado con La Macarena. A m me provoca una gran satisfaccin haber llenado de alegra el mundo entero, haber beneficiado incluso a desconocidos, pero que se sepa que el padre y la madre de La Macarena se llama Antonio Romero Monge». Ah queda eso.
«Cmo iba yo a saber cuando le solt a aquella bailarina venezolana que aquello iba a convertirse en ‘el himno del planeta’?»
No hubo un momento eureka, un da en el que Los del Ro se dijeron: «La que hemos liado». Todo fue progresando escalonadamente y de repente, estaban cantando en la Super Bowl, o en la ceremonia de apertura de los Juegos Olmpicos de Atlanta, o ante el Juan Pablo II saltndose todos los protocolos para deleite de Su Santidad. «Es que un xito como ese no exista. Yo tena ya un montn de canciones hechas. Cmo iba a saber cuando le solt a aquella bailarina venezolana ‘dale a tu cuerpo alegra Magdalena’ que aquello iba a convertirse en el himno del planeta, como han llegado a decir los medios?», asegura Antonio.
Aquella Magdalena, coincida en nombre con otra cancin de la poca, una hija suya se llamaba Macarena y el resto es historia. «La cancin del verano dura tres o cuatro meses, mira el Despacito, pero esto fue otra cosa», aade Rafael.
La alusin no es balad. La de Luis Fonsi ha sido la nica cancin que ha logrado superar la permanencia de La Macarena en lo ms alto de la lista Billboard Hot 100: el tema de Los del Ro (en su versin miamense, evolucin de su versin fangoriana) estuvo 14 semanas en el nmero uno en 1996; el de Fonsi con Daddy Yankee (en su versin anglosajona junto a Justin Bieber) rein dos semanas ms 21 aos despus. «Con este chaval nos encontramos en los Grammy Latinos y fue muy humilde. Nos dijo: ‘A ver si dentro de 25 aos estoy yo solamente asomado al balcn de La Macarena‘«, cuenta Rafael. Y Antonio pone la puntilla: «Date cuenta de que en los 90 haba telfono, pero poco ms. Ni redes, ni nada. Todo era machacar, machacar, machacar… l se encontr ya con el jardn plantado».
No slo la tecnologa (o la falta de ella) contribuy al esfuerzo mprobo que llev a dos animadores de fiestas de Dos Hermanas al olimpo de la msica mundial. Es que Antonio y Rafael empezaron desde muy, muy abajo. «Mira, ah al fondo de esa calle estaba El Guajiro, por ah pasaron todos los grandes: Antonio El Farruco, Rafael El Negro, Manolo Escobar, Chiquetete, Enrique Montoya padre… Nosotros empezamos en 1963 y nos pagaban 300 pesetas. 20 duros se iban para el taxista y el resto a repartir. Cmo ha cambiado todo…», seala Antonio desde un coche de caballos que les ha parecido la mejor idea para el paseo sevillano, quiz con idea de pedir al cochero Pedro que arree a Boticario en caso de que las fans se pongan demasiado insistentes.
«Nosotros empezamos en 1963 y nos pagaban 300 pesetas. 20 duros se iban para el taxista y el resto a repartir»
Andrea pide una foto para su amiga con notorio acento gallego. «Es que a ella le da vergenza…». A cambio, y mientras posan, Los del Ro le componen una cancioncilla con su nombre que coronan, cmo no, con un buen aaaaaaaay!. Otra mujer se acerca y, quiz fruto de los nervios, se olvida de decir su nombre pero repite varias veces que es de Alicante. «Ah, la millor terreta del mn«, espetan ellos. Tienen salida para todo y una sonrisa contagiosa. «A las fans siempre hay que respetarlas como admirador, pero nada ms. Porque donde tengas la olla… no te presentes con doa Troya», guia un ojo Antonio. Resistirse a las tentaciones, de la carne y de todo tipo, ha sido el pilar en el que han fundado una unin profesional que cumple 60 aos. «Hemos pasado de todo y hemos probado de todo, para ver cmo era. Todo es una farsa y una ruina para las familias», dice Rafael, y los dos envan un recuerdo «a los amigos que se fueron por culpa de la droga».
Las vidas de este do de amigos han transcurrido paralelas. Antonio se cas en marzo del 73; Rafael, en septiembre. «Un da me dijo, cabreado: ‘Claro, como t te acuestas calentito todas las noches…’. Y a los pocos meses haba pasado por el altar», rememora Antonio. «En un momento dado tenamos tres nias cada uno. Yo tuve un nio y fue l corriendo a tener otro», agrega su compaero. «Ahora yo tengo cinco nietos y l tiene tres, ya est l a ver si logra empatarme», vuelve el primero. Ya ms serios, desgranan la frmula de la longevidad para una relacin profesional y personal tan intensa: «T empiezas a trabajar de la nada y vas consiguiendo cosas. Por muchas peleas, por muchas discusiones que tengas, coo, no vas a tirar por la borda todo el trabajo que cuesta que la gente te escuche y ganarle la partida al mundo, no?».
Compartieron pensin y hambre en Madrid con todas las grandes promesas del flamenco que migraban a finales de los 60 en busca de una vida mejor. Cuando triunfaba uno se decan que ya llegara su oportunidad. «Los primeros 15 aos fueron muy duros, si en lugar de un do hubiramos sido uno no existiramos. Nos animbamos mutuamente», reconoce Rafael. Y un da, eran los animadores favoritos de la ‘jet set’: en invierno, en Madrid; en verano, en Marbella.
«Los primeros 15 aos fueron muy duros, si en lugar de un do hubiramos sido uno no existiramos»
Dos claves tena su xito. La primera, el saber estar: «A veces iban otros artistas y luego faltaba un cenicero de plata, y claro, no les volvan a llamar. Si t supieras en cuntos dormitorios de grandes personalidades nos hemos cambiado… No hay que meter las manos en la bandeja de canaps por mucho hambre que pases, y hemos pasado muchsimo, y no hay que sentarse hasta que te indiquen tu sitio», explica Rafael. Eso, y jams contar nada de lo que vieron, aadimos nosotros tras varios intentos infructuosos entre sonrisas pcaras. La segunda, decir que no. «Supimos elegir a nuestra clientela y decidir dnde no tenamos que volver. Los del Ro iban con los Reyes y eso era lo que quera la gente», apunta Antonio, y mira hacia la sala en la que empez todo, all en el Alfonso XIII de Sevilla hace una eternidad.
Su ltimo encuentro con Don Juan Carlos ha sido en enero, cuando viajaron a Abu Dhabi para cantarle el Cumpleaos feliz. Le han visto muy bien: «Hay veces que no podemos ni hablar porque no para de rerse. Le encantan nuestros chistes». El sentido del humor fue la principal arma de Los del Ro cuando la voz y las manos no les daban para ms en la ensima fiesta del mes. Y ojo, que aqu viene una exclusiva: no todo en las actuaciones de Eugenio era genuinamente suyo. «Coma con nosotros todos los das en Casa Lucio, y al propio Lucio tengo por testigo de que vena a aprenderse chistes para luego disfrazarlos a su manera. Le ensebamos como 30 cada vez», revela Antonio, y reclama autora: «El del loro y el butano, que le serva de cierre tantas veces, en realidad se lo cont yo».
En esa euforia madrilea en vsperas de La Movida, Los del Ro llevaron el flamenco a las discotecas, levantaron al pblico de las sillas con sus sevillanas y aquel xtasis colectivo de sus actuaciones termin conquistando el mundo hasta hoy en esta celebracin de La Macarena. Qu opinan dos de los inventores de la msica moderna de los 90 de la msica moderna de los 2020? Responden muy diplomticos pero dejan entrever que nada bueno: «La msica no tiene fin, va evolucionando. Es como la arquitectura, fjate este palacio en el que estamos. La calidad que estamos viendo aqu no la tiene una pared lisa de las que se construyen ahora», dice Antonio, y recuerda a Manuel Alejandro: «No, no hay un digno heredero. Est la cosa muy parada».
A sus 76 aos tienen Antonio y Rafael la vista fijada en el futuro, como siempre. Siguen paseando por Sevilla, encantados de vivir «en el mejor lugar del mundo», no como esos que se van a Miami, con esas distancias enormes y esa humedad. Lo de retirarse ni lo contemplan. «Jubilarnos? La gente se jubila y se muere a los seis meses de puro aburrimiento. Nosotros nos levantamos todos los das pensando en que tenemos que seguir dando alegra al cuerpo de los dems. Como hizo La Macarena«.