Entre las muchísimas cosas que te robaron los terroristas de ETA cuando te mataron a tiros junto a tu mujer Ascen, una fue la de poder celebrar tu cumpleaños rodeado de tus seres queridos. Seguramente las velas las vas a soplar en el cielo donde también estás con los que te quieren, pero mi regalo será hoy y siempre recordarte y honrar tu memoria. Ya sé que no hace falta que sea el día en que naciste para acordarme de ti, porque de los trescientos sesenta y cinco días del año, raro es el que no lo haga más de una vez. Pero mi pequeño homenaje de hoy en tu cumpleaños quiero que sirva para revivir los valores que defendiste y por los que fuiste asesinado. Porque no hay que olvidar que los terroristas querían acabar con la unidad de España, la libertad y la igualdad entre todos los españoles y tu como sevillano, como español y como hombre liberal que entraste en política cuando nuestra democracia era aún muy joven, juraste defenderla y así lo hiciste hasta el punto de perder tu vida por ella.
Siento no poder darte muy buenas noticias Alberto sobre la salud actual de nuestro Estado de derecho, cuya defensa inspiró tu temprana vocación que te llevó a a ser teniente alcalde de tu amada ciudad, Sevilla y que seguramente te hubiera llevado a ser presidente de España, como dijiste una vez de jovencito. Seguro que nunca hubieras permitido los atropellos democráticos que estamos padeciendo la mayoría de los españoles, que nos sentimos impotentes ante quienes utilizan los instrumentos que la democracia ofrece, para herirla y dejarnos desprotegidos. Y aunque lo más cómodo sea ni ver, ni oír, ni hablar, no podemos permanecer impasibles mientras vemos como esos valores, Alberto, que tu y tantas personas habéis defendido a un coste altísimo son hoy moneda de cambio para mantener un poder que se arrastra y lo más triste, que nos arrastra a todos en su deriva de servidumbre antidemocrática.
A Dios gracias no todas son malas noticias porque, aunque la política de hoy no goza de esa salud y esperanza de la que gozaba cuando tu dabas tus primeros pasos en ella, somos muchos los ciudadanos que no tiramos la toalla y aunque estemos saturados ante tanta ofensa a la libertad, a la igualdad, a la ley e incluso al sentido común, cada uno en su sitio y a su modo seguimos defendiendo esa España que te vio nacer y tristemente morir por ella. Recuerdo Alberto, que cuando yo era muy jovencita y tu me pediste una firma, te dije- «Que yo no te firmo nada, que a mi la política no me interesa» y tu con menos de veinte años me respondiste- «No digas tonterías niñas, la política es la vida, como no te va a interesar.» Pues no sabes cuantas veces me he acordado de esa frase tan acertada. La política no son los partidos, la política no es un pésimo gobernante, esa es solo una parte, la política la hacemos todos a diario con nuestra voz, nuestras acciones e incluso dejaciones, con nuestro coraje cívico, pensamiento, voluntad y con nuestras ganas de cambiar aquello que puede ser cambiado.
Por eso Alberto, por ti, por Ascen, por todas las víctimas del terrorismo y sus familiares y por todos los que no vamos a permitir que el sacrificio de vuestras muertes, a manos de quienes quisieron acabar con nuestra libertad y nuestra democracia, fuera en vano, vamos a seguir defendiendo los valores que ustedes representan. Porque merece la pena hacerlo por España.