Home » Chuck Palahniuk: “No quiero hacer libros domesticados fáciles de llevar al cine”

Chuck Palahniuk: «No quiero hacer libros domesticados fáciles de llevar al cine»

by Marko Florentino
0 comments


Actualizado

Chuck Palahniuk se conecta en su casa a nuestra cita virtual con cierto educado hastío para contestar mis preguntas sobre su magnífica novela La invención del sonido (ed. Random House). No rechaza ninguna, las sopesa unos segundos y responde con precisión. Es cordial sin ser afable, impone esa distancia de los gringos que no acortaría un encuentro presencial. Pero sabe reír.

En este libro sobre el tropiezo de un cazapederastas que pretende vengar la desaparición de su hija con una ingeniera de sonido que crea ruidos capaces de provocar catástrofes, reaparecen sus viejas obsesiones: la alienación, la búsqueda de certezas mediante la adopción de identidades falsas.

Le atrae la mentira.
Mis personajes nunca estafan por dinero, ya desde El Club de la Lucha su motivación es la necesidad de apoyo emocional. Presentan una falsa identidad para ser amados y en el proceso descubren que el mundo ya es igual de falso que ellos.
Todos fingimos en cierto grado para lidiar con nuestro entorno laboral o íntimo. Pero sus personajes son muy radicales, mienten con premeditación y alevosía.
Todo el mundo miente adrede, pero terminan olvidando que a los tres o cuatro años tomaron la decisión de ser «la niña bonita» o «el chico atlético». Mis personajes, al menos, sí son conscientes de estar mintiendo. La gente joven no tiene recursos, cuenta con una educación mínima, pocos contactos y mucha precariedad. Su apariencia y el ceremonial de resultar atractiva son sus recursos más a mano. Así que, para ellos, perder su atractivo o sufrir una humillación pública es una derrota definitiva.

En La invención del sonido podemos encontrar un montón de motivos temáticos, pero nunca se detiene en uno solo. ¿Sabe adónde va cuando empieza a escribir una historia?
¡No! Cuando sabía adónde iba, nunca llegaba porque terminaba aburrido a medio camino. Por eso tengo que hacer que cada capítulo o giro de historia sea como un cuento, elaborado y completo en sí. En la época en que aún lo compaginaba con un trabajo normal era incapaz de conservar todo ese enorme material incompleto en mi cabeza, así que me organizaba para escribir cada capítulo como una historia autoconclusiva, para al menos tener algo cerrado antes de irme al trabajo. Ahora, lo habitual es que conozca el contenido de la mitad del libro, y confío en que si escribo esa mitad lo mejor que pueda, el propio libro escribirá por sí solo su segunda mitad.
Entonces lo que hace es disfrutar el mero hecho de abrir puertas hasta que encuentra un sendero.
Primero abro puertas y luego las puertas me abren a mí. El libro debe engatusarme para hacerme ir a sitios a los que jamás querría ir. Y de algún modo, como escritor, debo engatusar al lector para que vaya a sitios a los que nunca iría voluntariamente.

«Sólo cuento historias demasiado extremas para el cine, la televisión o el streaming. No quiero crear historias domesticadas que una película podría narrar mejor»

Uno de los hallazgos de esta novela es su uso de la tercera persona narrativa, muy alejada de esas primeras personas suyas tan distintivas, pero tan invasivas.
No soy muy ducho en ese recurso. El estilo minimalista en el que me enseñaron a escribir considera la tercera persona como una voz poco idónea. Opera demasiado desligada y distante, así que suele renunciar a aportar el color de la historia. En primera persona cuentas con una mayor inmediatez y te permite la posibilidad de modificar el lenguaje y adoptar el punto de vista de tu personaje. ¡Así que me alegra que esa tercera persona haya funcionado!
La obra salió en EEUU hace tres años. ¿Cómo fue la recepción allí?
Nunca busco cómo se reciben mis libros. Que los adoren o no es algo que no debo presenciar porque no resulta saludable. A mí no me ayuda como autor estar contento o triste por las reacciones de los lectores. Hay suficientes cosas en mi propia vida por las que sentirme feliz. Además, el mundo está demasiado conectado, ¡ahora todo el mundo es crítico! Así que ¿a quién se supone que debo escuchar y a quién ignorar? Ya no tiene sentido.
Siempre se atreve a vehicular historias reales muy crudas que la mayoría de los demás escritores no osaríamos abordar, como la horrible muerte incidental de ese niño encerrado en un coche bajo un calor asfixiante. Para Palahniuk no parece haber límite a la dureza. ¿Qué criterio sigue?
Número uno: tiene que ser una historia divertida. Según mi mejor profesor, nuestro trabajo consiste en hacer reír al lector y en el punto más álgido de su risa, romperles el corazón de improviso. Y luego volver a hacerles reír un poco, como colofón. Así que busco historias muy divertidas que se vuelvan muy trágicas. Y también que no puedan ser contadas por ningún otro medio, demasiado extremas para el cine, la televisión o el streaming. Porque ahora mismo la única ventaja que tienen los libros es que pueden contar historias que ningún otro medio se puede permitir contar. No quiero crear historias domesticadas que una película podría narrar mejor.

«La violencia que describo es siempre consensuada. Los escritores gays venimos siempre de la violencia consentida: es más difícil violar a otro hombre»

¿Siente libertad total a la hora de escribir? ¿Cómo le afecta el auge de lo políticamente correcto y la cancelación?
Llevándolo a lo personal: desde que era pequeño y comprendí que me atraían los hombres, siempre he estado cancelado. De alguna manera, ¡ya nací cancelado! Así que la idea de que me cancelen no me resulta demasiado amenazante, la idea de volver a eso ya no representa ningún castigo.
Ya que lo menciona, y sin ánimo de sonar determinista, me fascina la dureza, la audacia y lo cerebral de la violencia en sus libros, tanto como en los de Clive Barker o Bret Easton Ellis. Y el único nexo que veo en los tres es su homosexualidad. ¿Alucino o puede tener algo que ver?
Sólo puedo hablar por mí. En la mayoría de mis libros, la violencia siempre es consensuada. Un personaje acepta e incluso provoca al otro a la violencia. Eso se demuestra con las reglas de El Club de la Lucha, por ejemplo: es una violencia estructurada, muy ritualizada, donde ambas partes consienten. Mis personajes suelen haber acordado ese tipo de violencia. Pero desde ahí puedo especular que los escritores gays proceden de un lugar donde, si han experimentado ese tipo de violencia, ha sido consentida. En cambio, esa actividad entre heteros no suele serlo. Es mucho más difícil violar a otro hombre, por lo que es mucho más difícil que ese ataque no consensuado se dé. Y creo que podría ser de ahí de donde venimos Barker, Ellis y yo. No hemos sufrido tanto riesgo de recibir abusos o somos menos conscientes de la posibilidad de una agresión no consentida.
Sus libros contienen muchos elementos de terror sin pertenecer ortodoxamente a ese género. Haunted no me recuerda tanto a Stephen King como a lo que firmó como Richard Bachman, un La larga marcha posmoderno.
¡Ah, vaya! Mi modelo para escribir Haunted fue Los cuentos de Canterbury, sobre esos peregrinos que cuentan historias mientras realizan su periplo por espaciosos paisajes.
Siempre disfruta mencionando sus comienzos en los talleres de literatura y a sus profesores.
En primer lugar, mi oficio lo he aprendido de muchísima gente. Y muchos ya están muertos. Creo que mi responsabilidad pasa por compartir esas enseñanzas, ideas y trucos con los demás como un modo de honrar a mis profesores Peter Christopher, Amy Hempel y Tom Spanbauer. Intento que ese legado, siempre acreditado, se prolongue con las generaciones venideras. A otro nivel, divulgar tu conocimiento despeja tus propios vicios como escritor. Si muestras a los demás cuáles son tus trucos, es menos probable que sigas repitiéndolos el resto de tu vida. Los expurgas de tu sistema.

«Cuando tienes 20 años renuncias al sexo, a la bebida y a las drogas por escribir. Ahora que soy viejo, lo único que tengo es mi actividad como escritor»

Como guionista de cómics, me asombran su seriedad y ambición en las secuelas de El Club de la Lucha para el dibujante Cameron Stewart.
Nunca aspiré a guionizar cómics. La gente de Dark Horse me invitó a una cena de guionistas como Brian Michael Bendis sólo para convencerme de que probara el oficio. Me contaron cómo consiste en un trabajo de equipo (el guionista, el coordinador, el rotulista, el colorista) y me hicieron muy atractiva la idea de escribir con ese equipo de gente joven en lugar de estar, como siempre, solo en la creación de una obra. La idea de trabajar con cuatro o cinco personas muy talentosas me decidió.
Otro autor lo hubiera abordado como un producto derivativo de la fuente exitosa, esto es, el libro original. ¿Disfrutó la experiencia?
Mira, empecé a escribir de veinteañero, y a esa edad afuera te espera el mundo entero. Así que lo que estés escribiendo tiene que ser increíblemente mejor que cualquier fiesta, porque estás renunciando al sexo, a la bebida y a las drogas por escribir. Ahora que soy viejo, lo único que tengo es mi actividad como escritor. No quiero ir a fiestas ni tener relaciones sexuales con extraños. ¡Sólo me queda escribir! Así que la escritura tiene que ser todavía lo que fue a mis 20. Y ahora es más fácil, porque ya tengo el oficio.
¿Pero nunca se siente desencantado, cansado, harto, aburrido?
[Se ríe] Claro que sí, las cuatro cosas, ¡siempre! Y enfadado, desilusionado, amargado. Pero siempre encuentro una idea que me obliga a ponerme a escribir otra vez. Una idea siempre me acaba salvando.





Source link

You may also like

Leave a Comment

NEWS CONEXION puts at your disposal the widest variety of global information with the main media and international information networks that publish all universal events: news, scientific, financial, technological, sports, academic, cultural, artistic, radio TV. In addition, civic citizen journalism, connections for social inclusion, international tourism, agriculture; and beyond what your imagination wants to know

RESIENT

FEATURED

                                                                                                                                                                        2024 Copyright All Right Reserved.  @markoflorentino