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Rosety, el general que deja a Abascal por Ucrania: «Me siento utilizado… en la cúpula de Vox, más allá de cantar ‘El novio de la Muerte’ y del himno de la Legión, nadie sabía nada de esto»

by Marko Florentino
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La marcha de Vox del general de Brigada del Cuerpo de Infantería jubilado Agustín Rosety, ex diputado y ex Patrono de Honor de la Fundación Disenso, se sustanció la semana pasada pero se consumó en dos actos. El primero tuvo lugar cuando Santiago Abascal decidió abandonar a Meloni e integrarse en los Patriots de Orban, favorables a Putin, en quien el militar reconoce comportamientos parecidos a los de Hitler.

«No compartí aquello por varias razones. Yo no soy nacionalista, yo soy católico conservador y esta versión de la nueva derecha no me convence. Además, los intereses estratégicos de Hungría no son los nuestros». Escribió a Abascal y renunció a su cargo de Patrono. En esta legislatura ya había renunciado a ser diputado por motivos de edad. Abascal le respondió que le consideraba «muy importante para el partido», pero añadió que estaba equivocado porque internacionalmente «Vox va como un tiro». También dejó caer: «Y tenemos que buscar caras nuevas». Rosety se sintió excluido pero se quedó por lealtad.

La segunda vez fue la semana pasada tras criticar en un artículo de periódico la posición de Trump en la guerra de Ucrania y el seguidismo de Abascal en este ámbito. Ha llegado a advertirle en X que no hace falta ser el «limpiabotas» del presidente estadounidense. En esta ocasión no hubo ni carta ni llamada. Ni de Abascal ni de nadie. Una horda de internautas se ha dedicado a descalificarlo en lo que él considera un acto de «villanía» que le ha impedido darse de baja de Vox discretamente.

Lo cierto es que el general está acostumbrado a meterse en charcos y a protagonizar posiciones muy controvertidas. Como cuando se unió a un grupo de militares que defendía que la Guerra Civil no tuvo origen en «una rebelión militar sino en una confrontación entre dos medias españas»; o cuando acusó al Gobierno del «genocidio de su pueblo». «Traen inmigrantes mientras promueven el aborto», declaró. Pero no está dispuesto a soportar los ataques furibundos desde el que ha sido su propio partido.

Aparte de los insultos, curiosamente, el descalificativo más recurrente que se le ha aplicado es el de liberal, cuando, según defiende, el liberalismo está en el origen de la democracia y es lo contrario a lo antisistema.

TRUMP Y SU MENTIRA DE GRUESO CALIBRE

«A mí, lo que me parece inaceptable es que Trump diga con desfachatez que los ucranianos han empezado la guerra. Eso es una mentira de grueso calibre, ¡eso no se puede hacer!», se escandaliza el general que se siente utilizado en su condición de militar y en su concepto de patria por un partido cuyos dirigentes, según afirma, «ignoran la Historia y los principios de la geopolítica».

«Toman posiciones de forma ideológica y de conveniencia partidaria y así no se pueden hacer las cosas. Se han encontrado en una posición endemoniada», dice.

«En la dirección de Vox, más allá de cantar el Novio de la Muerte y el himno de la Legión, nadie sabía nada». Ni de eso, ni probablemente de otros asuntos a tenor del funcionamiento interno que describe el general Rosety.

«Me siento utilizado porque primero fueron ellos los que me llamaron, después nos dijeron que en realidad quienes habíamos conseguido los votos no éramos los candidatos sino la marca del partido. Y acabaron no haciéndonos caso como expertos. Cuando llegamos, en Defensa y en Exteriores se hacía lo que mi equipo y yo decíamos. Y así marcamos la posición cuando estalló la guerra de Ucrania (que no nos cogió por sorpresa porque habíamos estudiado y trabajado mucho la situación previamente), de colocarnos a favor de nuestros socios y aliados, a favor del orden internacional vigente, del Derecho Internacional y del país agredido. No esperábamos nada del partido. Yo no creo que Abascal sea ningún experto en esto. No me parece que tenga ni por formación ni por dedicación una formación específica. Yo no identifico entre las personas del partido a nadie que supiera nada de aquello», constata.

Según explica, después hubo un cambio de posición del partido desoyendo los consejos de sus propios expertos. Y no sólo en Exteriores y Defensa. «En otras áreas había gente con experiencia profesional que ha sido postergada por equipos de gente muy joven sin ninguna experiencia que han sido incapaces de desarrollar un programa. Un partido que no tiene un programa es un partido que no quiere gobernar, y un partido que no quiere gobernar es una cosa muy rara».

El militar no quiere especular con los motivos por los que esto ocurre o sobre si pudiera haber intereses económicos o personales de por medio según ha denunciado la corriente crítica de Vox.

Se limita a señalar la opacidad del partido y el peligro de que desaparezca cuando, desde su punto de vista, llena el hueco donde no llega el PP, por descapitalización, por desechar otros liderazgos. El hecho es que Vox, con su nuevo posicionamiento, se coloca no sólo al lado de Trump incondicionalmente «cambiando», en palabras de Rosety, «su postura inicial a favor de un sistema internacional basado en normas», sino que se alinea con los intereses del presidente ruso.

Cabe preguntar: Putin ha ido en contra de los intereses de España siempre, incluyendo sus campañas a favor del independentismo, ¿la postura de Vox no puede considerarse una traición grave manejando los mismos parámetros que usa el partido?

LOS PELOS DE PUNTA

«Yo no quiero definirlo. Yo lo que digo es que yo aposté por la Carta de Naciones Unidas. Después hay quien argumenta que Ucrania provocó atacando a la población rusófona de su territorio. ¿Eso le da a Rusia derecho a intervenir en los asuntos internos de otro Estado? Eso me recuerda a 1938, a la crisis de los Sudetes y el señor de entonces no se llamaba Putin, se llamaba Hitler. Yo eso lo rechazo absolutamente. Hitler fue la mayor aberración política de la Historia, incluido el socialismo real. Era inhumano. Era un totalitarismo basado en el mito del superhombre. Había una voluntad de acomodar al mundo a esa visión. Eso lo estamos viendo en Rusia, se me ponen los pelos de punta», explica.

Rosety recuerda que el sistema internacional que tenemos en este momento es el que recoge la experiencia de dos guerras mundiales con matanzas enormes cuyo precedente era una paz armada multipolar basada en alianzas que funcionaron como un reloj hasta la Primera Guerra Mundial y que saltaron cuando apareció un perturbador como Adolfo Hitler. Advierte de que «un modelo multipolar se puede consolidar ahora y si no se respeta el derecho internacional va a ser un mundo muy peligroso».

Y en ese mundo está intentando buscar protagonismo Vox. Rosety, si nos atenemos a la conversación, sospecha que puede ser por inexperiencia, ignorancia, ambición personal, voluntarismo ideológico o conveniencia partidaria. Todo, menos coherencia.





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