La campaña de Euskadi, que hasta ahora transcurría de forma anodina con los grandes partidos reservando sus energías para los comicios catalanes, ha llevado al PSOE a que se enfrente a una de sus grandes contradicciones: la relación con EH Bildu. La negativa del candidato de la coalición abertzale, Pello Otxandiano, a reconocer en una entrevista en la SER que ETA fue una banda terrorista ha reavivado la indignación e incomodidad en el principal partido del Gobierno con unos de sus principales aliados en el Congreso, contra los que los socialistas dirigen sus dardos en esta recta final de campaña en la que EH Bildu se consolida en las encuestas como primera fuerza política en Euskadi.
“EH Bildu es de largo el socio más estable y fiable que tenemos, y además comparte la sensibilidad con nuestras políticas sociales. Otra cosa es que no sea un plato de buen gusto, pero no podemos escoger el menú”, resume un dirigente socialista, que reconoce así que al PSOE no le sobra un voto en el Parlamento. Dicho de otra forma: los votos de la formación de Arnaldo Otegi son indispensables para Pedro Sánchez. Como los del PNV, ERC o Junts.
“Tenemos una contradicción con EH Bildu que es complicada de gestionar. Pero no es la única paradoja: otra es que en Euskadi tenemos un discurso mucho más duro con ellos que a nivel nacional”, asiente otro líder territorial en conversación con EL PAÍS. El candidato socialista a la Lehendakaritza, Eneko Andueza, siempre ha mantenido el mismo discurso crítico con la izquierda abertzale por el pasado de su matriz, Sortu, con Batasuna y no condenar el terrorismo de ETA, pero la campaña vasca ha resaltado la contundencia de sus mensajes con los que emplea el PSOE en las Cortes. “Otxandiano demuestra una vez más que es un absoluto cobarde. Sus declaraciones me parecen de una bajeza moral tremenda. Moralmente no puedo permitir que esa gente gobierne y que muchísimo menos gobierne gracias a nosotros”, le reprochó Andueza, que se ha marcado como objetivo revalidar la coalición con el PNV. En ningún caso, ha reiterado, permitiría gobernar a EH Bildu, en lo que ha convertido en uno de sus mayores elementos de distinción en una campaña atípica en la que el PP ha renunciado al discurso duro contra la izquierda abertzale que defiende en el resto de España.
La estrategia del PSE es la contraria y le ha permitido consolidarse como la tercera fuerza en intención de voto, sin fugas hacia la candidatura de Otxandiano. “Eneko es un candidato extraordinario y muy sensato. Le creo por completo y estoy seguro de que va a ser así [y no pactará con EH Bildu]”, le ha reconocido en público Emiliano García-Page a Andueza. El barón más crítico con la ley de amnistía acudió a la precampaña en Euskadi y valora la “coherencia” del cabeza de lista del PSE-EE, que llevó nueve años escolta y quedó marcado por el asesinato de ETA a su amigo Isaías Carrasco. “En cambio en Madrid adolecemos de un discurso que es más tibio”, piensa el secretario general de otra federación.
La reacción del Gobierno a las palabras de Otxandiano no fue suave precisamente. Su portavoz, Pilar Alegría, le acusó de ser un “cobarde” y de mostrar “un absoluto desprecio por las víctimas y la sociedad española y la vasca”. “Demuestra un negacionismo absolutamente incompatible con la propia historia de nuestro país y con la democracia”, apostilló. “Al salir en campaña con un mensaje tan duro, debilitamos lo que veníamos diciendo desde que hemos normalizado la relación con EH Bildu”, discrepa un diputado.
En La Moncloa insisten que la posición del PSOE no ha cambiado y que la relación con la coalición abertzale, que no se revisará, se limita a sus apoyos parlamentarios. Esto es, que no forma parte del Gobierno de coalición que integran los socialistas con Sumar. “Tenemos que romper el marco mental que ha establecido la derecha, que es que EH Bildu forma parte de la coalición”, percibe en cambio un senador. A su vez, los ministros consultados recalcan que la relación con EH Bildu no se va a romper ni mucho menos, aunque alegan que tenían que dejar muy claro el rechazo con las posiciones de Otxandiano.
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“El PSOE tiene más de 140 años de historia y en todo ese tiempo ha tenido que gestionar contradicciones como la de la entrada en la OTAN después de rechazarla. Dicho esto, con el caso de EH Bildu es muy difícil, por no decir imposible, acomodar ciertos discursos”, observan en la federación de Aragón, que lidera Javier Lambán y es una de las críticas con la política de pactos de Ferraz y La Moncloa con los partidos independentistas. “Sin duda es incómodo y perjudica porque hace que se desvíe la atención de los buenos datos de la economía”, añade un alto mando en el PSOE andaluz, la principal federación del partido.
“Otxandiano fue impresentable y no ayuda nada a que los españoles puedan ver que EH Bildu es un partido legalizado y que ha entrado en el juego democrático, aunque le queden por dar pasos. Pero una cosa es la actitud de EH Bildu en el Congreso, coherente y productiva para lo derechos sociales de un país avanzado, y otra cosa es lo que dice su candidato, que hace mucho daño”, tercia un miembro de la dirección federal sobre una crisis que le ha surgido al PSOE con toda su intensidad a cinco días de las elecciones vascas. Las expectativas son muy diferentes a las de las gallegas del pasado febrero. “Andueza y el PSE no han dado ningún bandazo, su discurso no ha variado, y esto es más importante de lo que cabría pensar si recordamos lo que nos sucedió en Galicia”, advierte un conocedor de primera mano de aquella campaña, en la que caló la idea de que daba lo mismo votar al BNG que a los socialistas. La consecuencia fue el peor resultado del PSdeG. Andueza, desde que fue nombrado secretario general de los socialistas vascos en octubre de 2021, no podría haberse diferenciado más de EH Bildu.
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