“Viven del enfrentamiento, es su gasolina”. Esa reflexión de un alto cargo del Estado explica la media sonrisa con la que Félix Bolaños, ministro de Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, responde a que no lo hayan invitado tampoco este año a la ceremonia del Dos de Mayo, que organiza este jueves el Gobierno de Isabel Díaz Ayuso para celebrar el día de la Comunidad de Madrid.
—Ese día tengo en Sevilla un congreso para perseguir la delincuencia. No tengo mucho más que añadir—, responde hace una semana, durante la rueda de prensa que sigue a la reunión del Consejo de Ministros.
Que Bolaños regatee un nuevo conflicto con Ayuso demuestra que acaba de recibir una de esas preguntas aparentemente inocentes que, en realidad, van cargadas de veneno: en su sencillez recuerda el choque institucional que provocó hace un año que el ministro acudiera a la ceremonia y el Ejecutivo regional lo excluyera de la tribuna de autoridades para el desfile anual, cortándole el paso a pie de escalera mientras le cedía un lugar de honor al líder del PP, Alberto Núñez Feijóo.
Sin embargo, la ausencia del ministro no evita que la cita que organiza Ayuso llegue también en 2024 cargada de tensión. La presidenta ha rectificado su decisión de no invitar a miembros del Ejecutivo a los actos de Madrid, anunciada en noviembre de 2023, por lo que espera contar con la presencia del ministro de Política Territorial y Memoria Democrática, Ángel Víctor Torres, y del delegado del Gobierno, Francisco Martín. Eso garantiza momentos de incomodidad. Primero, porque el ministro Torres subirá a la tribuna en la que no pudo estar Bolaños el año pasado, según confirma el ejecutivo regional, momento en el que será imposible no recordar el precedente. Y segundo, porque son conocidos los múltiples desencuentros entre Ayuso y Martín.
El delegado llegó al cargo con la mano tendida, aunque temiendo, dijo, que los madrileños, “paguen la obcecación de Ayuso con el Gobierno de España”. En enero, cuando la presidenta vinculó la investigación de agresiones sexuales en Alcalá de Henares con los migrantes acogidos en un cuartel de la localidad, no dudó en decir que eso era racismo.
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Y en este abril, tras conocerse la denuncia de la Fiscalía contra la pareja de Ayuso, el comisionista Alberto González Amador, por la presunta comisión de dos delitos de fraude fiscal y uno de falsedad en documento mercantil, reclamó su dimisión. Y no solo eso: también pidió la destitución de Miguel Ángel Rodríguez, el poderoso jefe de gabinete de Ayuso, por amenazar a periodistas e impulsar un bulo contra dos informadores de EL PAÍS.
Ay los metadatos…
El escándalo crece y crece a diario. Es absolutamente inaceptable.
El cese de MAR y la dimisión de Ayuso ya llegan tarde, pero son imprescindibles para empezar a sanear Madrid tras este nuevo episodio de una saga que ha laminado la salud democrática de la…
— Fran Martín Aguirre (@franmartagui) April 5, 2024
Por su parte, Ayuso se apuntó muy claro el nombre de Martín en la libreta de los agravios tras un desayuno informativo en el que el delegado defendió el papel de Bildu en apoyo a las políticas sociales del Gobierno de Sánchez. “Han hecho más por España que todos los patrioteros de pulsera”, dijo.
En consecuencia, a nadie del PP le extrañó que Ayuso se refiriera a Martín de esta manera el sábado, durante un mitin celebrado en Las Rozas: “Han convertido a los delegados del Gobierno en activistas políticos, en comisarios de su partido, cuando deberían ser una figura esencial para la seguridad ciudadana”.
“[La presidenta] Sigue sin entender que la misión del delegado del Gobierno es representar al Gobierno de España en la Comunidad”, responde a esa frase una fuente de la confianza del representante del Estado en la región. “El delegado irá [a la ceremonia] a continuar reclamando la colaboración leal y efectiva entre administraciones”, añade. Y remata: “Su negativa [de Ayuso] es dañina para Madrid”.
Pero claro, el choque entre Ayuso y Martín no es nada en comparación con el que vienen protagonizando desde hace un lustro Ayuso y Pedro Sánchez, el presidente del Gobierno. Los cinco días de reflexión que pidió la semana pasada el jefe del Ejecutivo para decidir su futuro descubrieron a la líder autonómica protagonizando una intensa agenda pública centrada en criticar su labor de gobierno.
El jueves, durante un desayuno informativo en Valladolid, tildó de “infame” la carta con la que el presidente anunciaba su retiro momentáneo de la vida pública, y denunció que a su juicio lo que busca Sánchez es “la impunidad”. El sábado, pidió “menos manifestaciones y más explicaciones” en referencia a las diligencias judiciales abiertas tras una denuncia por tráfico de influencias de Manos Limpias contra la esposa de Sánchez.
El lunes, la presidenta de Madrid subió aún más el tono: “Lo único que pretende [Sánchez] es el poder sin control, sin contrapesos”, afirmó. Y el martes, aventuró: “Hay que ir preparándose porque el escenario es inédito y por eso lo que tenemos que hacer nosotros es no ceder un pelo y no tener ni un poco de miedo”.
Todos esos choques, en los que se entremezclan los intereses partidistas y los desencuentros personalísimos, marcan una cita de la que en principio se ausentará Núñez Feijóo, con la mirada puesta en las elecciones catalanas, otro de los temas que copará las conversaciones de los tradicionales corrillos formados por los 650 invitados. Sí estará en principio la máxima figura institucional que tiene en estos momentos el PP, el presidente del Senado, Pedro Rollán.
Así, la jefa del Ejecutivo madrileño entregará las Grandes Cruces de la Orden del Dos de Mayo en un acto que arrancará a las 11.00. Entre los premiados de este año se encuentran la Policía Nacional, Telefónica, los profesionales sanitarios en formación, los ciudadanos rumanos residentes en la región, Nieves Álvarez, Rudy Fernández, el grupo musical Camela, el club Rayo Vallecano, el Grupo Crónica y el periodista Constantino Mediavilla.
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