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Dúo Dinámico: «Mi padre era fresador; la madre de Manolo cuidaba una portería… De clase media nada, éramos currantes»

by Marko Florentino
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Ramón Arcusa (Barcelona, 1936) y Manuel de la Calva (Barcelona, 1937) recibirán esta mañana la medalla de honor de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) en reconocimiento a una carrera de 65 años que ni siquiera es necesario explicar. El acto será una excusa para ver juntos a los dos miembros, separados por el océano Atlántico aunque aún hoy hermanados. Ayer ya se unieron para contestar por escrito 12 preguntas de EL MUNDO.

Solemos verlos como un todo, pero supongo que no es una imagen justa. ¿Es diferente la relación con la música que tienen? ¿Hay uno que sea más músico que el otro?
(R. Arcusa) Somos muy distintos: somos como el agua y el aceite, aunque seamos como hermanos. Manolo es extrovertido, el que tira p’alante en el escenario y yo el que se preocupa más de los músicos, del sonido en los conciertos, de la imagen pública, el que se pelea en la teles para que las luces estén bien… Algo así como que está más en la retaguardia. pero nos compenetramos y quizá eso hace que ayude a entender su visión de homogeneidad. Sin embargo, a nivel artístico, en la composición, cada uno va por su lado y ahí le digo que yo dejo mis conocimientos musicales a un lado y compito con Manolo en crear algo que pueda hacer tilín a todo el mundo. La única canción que hemos compuesto a medias Manolo y yo es Perdóname. Todas las otras son de uno de los dos. Y afortunadamente los dos hemos compuesto éxitos.
¿Y uno que sea el más actor?
(R. Arcusa) Manolo es el que sale al escenario a por todas, y yo le hago la competencia como puedo.

Piensen en Barcelona en 1959. ¿Eran mejores que otros grupos que estuviesen en el paisaje? ¿O es simplemente que iban un poco por delante?
(M. de la Calva) En 1959 había varios grupos que hacían música pop en Madrid y en Barcelona y que fueron la simiente más tarde de grupos importantes. Ramón y yo íbamos a la nuestra, sin preocuparnos para nada de lo que hacían los demás. Escuchábamos solo música americana (y coplas en la radio, que conste, y que también nos marcaron), y fuimos acoplándonos y creando nuestro propio estilo sin casi pretenderlo.
(R. Arcusa) En el primer EP que grabamos, la compañía quería poner en la portada una foto en blanco y negro «porque no hay presupuesto para más», y nosotros contratamos al mejor fotógrafo de Barcelona para que nos sacase una foto en color con aquellos jerséis rojos. Con relación a otros grupos, yo creo que estábamos avanzados, en el sentido de cuidar nuestra imagen. Fuimos losprimeros en tener éxito a nivel nacional, éxito que llegó a Sudamérica. También, como buenos dinámicos, nos gustaban las canciones alegres rítmicamente, movidas, las que levantaban a la gente de sus asientos, las que cuando sonaban en la radio, destacaban por su alegría. Eran cosas que marcaban diferencias con otros grupos. Eso y lo de tener una buena pinta, que siempre ayuda.
Se supone que los primeros grupos de pop en España eran de universitarios de clase media, casi burguesía, porque eran los que tenían acceso a una cultura más cosmopolita. Sé que ustedes eran clase media tirando a currantes.
(R. Arcusa) Nosotros éramos de familias humildes. Mi padre era fresador en una fábrica y el de Manolo trabajaba en el Ayuntamiento. Mi madre hacía faenas por horas y la de Manolo cuidaba una portería. Nos conocimos Manolo y yo en una fábrica de motores de aviación donde fichábamos a las 7:30 de la mañana. Quiero decir, que, de clase media, nada: currantes. Nosotros no pretendíamos nada más que gustar con lo que hacíamos y triunfar si se daba.
¿Les gustaba trabajar de delineantes o les causaba angustia y tedio eso de fichar nosecuántas horas?
(M. de la Calva) Era lo que tocaba. Ni tedio, ni amor, era trabajo. Ramón había entrado de aprendiz a los 14 años, después de pasar por una escuela de formación profesional desde los 12. Yo entré con 16 años. Habíamos ascendido a la sección de delineantes proyectistas porque se nos daba bien el dibujo, estábamos bien considerados. Teníamos como meta marcharnos de la empresa más adelante -como sabíamos habían hecho muchos otros- a dirigir pequeños negocios en el ramo de la mecánica, que es lo que habíamos estudiado y en lo que habámos trabajado.
Acaba de salir una biografía de George Harrison que cuenta que el éxito de The Beatles fue un calvario para él, además de algo paralizante como artista. ¿Les pasó algo parecido?
(R. Arcusa) Lo sentimos por George Harrison… Lo peor en un artista, algo casi repugnante, es quejarse del éxito que tiene. Si tan mal lo pasaba, podía marcharse, ¿no? A nosotros el éxito nos sentó bien, pero contábamos con que lo de la música no iba a durar mucho, porque además de técnicos, o quizá por ello, éramos muy pragmáticos. Íbamos día a día, cantando donde nos llamaban, componiendo y grabando. Llegó la mili, nos tocó hacerla juntos en Zaragoza poco después de tener nuestro primer disco. Y allí, el sargento te ponía en tu sitio. Por cierto, qué bien les hubiera sentado la mili a Rufián, a Iglesias, a Puigdemont y a muchos políticos. ¿Bloquearnos por qué? Estábamos locos por acabar la mili pero, bueno, también hicimos nuestra primera película, Botón de ancla, durante un permiso que nos dieron.
La historia de la música pop está llena de grupos que en algún momento se sintieron esclavizados por las presiones. ¿Cómo les fue a ustedes? ¿Fueron todo lo buenos que podían ser o se quedó algo a medias?
(M. De la Calva) Nosotros éramos los que mandábamos en nuestra carrera desde el principio. Si no existía la profesión de productor, la inventábamos nosotros. Si no existía el merchandising, lo inventábamos nosotros. Cantábamos lo que queríamos y como nos daba la gana. Los músicos de Barcelona eran muy buenos y les debemos mucho. Siempre hubo un gusto por el jazz en Barcelona que no sé si existía en Madrid.
¿Estaban al día del mundo en los años del éxito? ¿Leían los periódicos, tenían opiniones políticas, se frustraban con las cosas que no funcionaban? ¿O la fama funcionaba un poco como una burbuja?
(R. Arcusa) De política, cero. ¿Por qué? Porque ni veníamos de familias politizadas ni el régimen permitía muchas alegrías ni estudiamos en ninguna universidad. Yo había tenido algunas inquietudes pseudo religiosas con algún tinte político, con la JOC [Juventud Obrera Cristiana], pero no, no estaba en nuestro planes. Nosotros íbamos a lo nuestro: hacer felices a la gente disfrutando nosotros. Pusimos color a una España en blanco y negro.
(M. de la Calva) Sí que leíamos y a veces se comentaban cosas pero que eran como lejanas: había maquis en las montañas no sé dónde, había gente en la cárcel… Sabíamos que había habido una guerra y que Franco pregonaba su paz. Para los mortales no politizados, la vida en esos años era plácida, con más seguridad que hoy y solo pensabas en trabajar duro para conseguir un mejor estatus que los padres.
(R. Arcusa) Por cierto, en 1974 hicimos nuestra única canción protesta: Trigo limpio, que nos cantó un grupo folk de Murcia, Vino Tinto. La escuché el otro día y me gustó: retrata la sociedad social y política parecida a la de hoy. Búsquela, se sorprenderá.
Al final, una de las canciones más escuchadas de su obra es Soy un truhan soy un señor que es el canto de un cínico bueno, de un hombre al menos en parte desencantado. Incluso Resistiré es en pate oscura… ¿Les da rabia pensar que al Dúo Dinámico no pudiera presentarse ante el mundo en los años 70 con canciones así?
(R. Arcusa) ¿Pero rabia por qué? Hicimos las canciones que pudimos para nosotros o para otros. Soy un truhan, por ejemplo, la compusimos en 1977 cuando estábamos separados y sin pensar en Julio Iglesias precisamente. Al terminarla, vimos que era el artista idóneo. Si te miras al espejo puede que usted se vea también reflejado en esa canción. ¿Quién no tiene algo truhan y algo de señor? La separación como Dúo Dinámico entre 1972 y 1978 se debió al desencanto por no haber tenido el éxito que merecía un disco que grabamos en Londres, con canciones como Lágrimas, sonrisas, que es ahora icono de cierto grupo de fans.
¿Qué les gusta del mundo de 2024 y qué les enfada?
(M. de la Calva) Nos gusta lo que a todo el mundo: hoy es inconcebible la vida sin internet, sin teléfonos inteligentes, sin San Google, sin WhatsApp y ya, sin IA. El avance es imparable. Lo que menos, las redes sociales donde hay mucha mentira y basura. ¿En la música? No nos gusta ni el reguetón, ni el rap ni el trap. Pero allá cada cual. Cada generación tiene derecho a tener y a sufrir la música que quiera.
(R. Arcusa) A mí no me gusta la Agenda 2030 y sus premisas. Es el relato de un comité de expertos de la ONU (me recuerda al de la pandemia en España que jamás existió y cuyo ministro entonces pretende ser presidente de la Generalitat) que decide cómo hemos de vivir, pensar, soñar, comer o tener relaciones sexuales. El relato está tan extendido -como lo está el llamado cambio climático por culpa de los humanos, sin duda el timo más universal jamás perpetrado en favor de negocios eólicos y solares para hundir los del petróleo-, que es difícil contestarlo sin que te manden a la horca. Lo que está claro es que la primera víctima actualmente es la verdad con el bulo como arma, y eso lo vemos especialmente en la política, la que practica este Gobierno, por ejemplo.
(M. de la Calva) Otra cosa que me enfada es que haya triunfado el relato feminista radical y haya conseguido que muchas mujeres nos vean a todos los hombres como asesinos, violadores y maltratadores. No exagero, no hay más que ver algunas manifestaciones de jóvenes feministas. La consecuencia tremenda es lo que eso supone para la continuación de la especie, porque crea una desconfianza mutua antes de que nada empiece. Hay mucho que hablar ahí, pero es un tema tabú también. Gracias, Irene, Pam, Podemos… A las mujeres no les hace falta el empoderamiento. Desde tiempos inmemoriales tienen el mando a distancia para controlar a los hombres y todos sabemos cuál es. Dicho esto, no podríamos vivir sin ellas.
Diganme, por favor, una canción que no sea famosa pero que sea importante para entender a De la Calva y Arcusa.
(M. de la Calva) Hay bastantes de las que pensamos que debieron haber tenido más éxito pero que, por razones que nadie sabe, no lo tuvieron. A Ramón sé que le pasa con Creadora de sueños, una oda a la mujer. Yo tengo una espinita clavada con Lágrimas, sonrisas.
¿Qué músico les hubiera gustrado ser?
(M. de la Calva) No cambiaríamos nuestra vida por ninguna otra. Pero si le da una pista, escucho a menudo a Debussy y su Claro de luna. Y, si es por estilo, pienso los Everly Brothers, maestros de muchos. Pero lo que nos gusta son las obras, canciones concretas bien hechas, que tienen chispa y que tuvieron éxito.
(R. Arcusa) Yo tengo una lista en Spotify de 300 canciones que escucho en los viajes, y que van desde Frank Sinatra hasta Rosalía. O sea.





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