La procesión de la Pastora de Capuchinos es una de las más esperadas del calendario de las glorias, es la imagen que suele cerrar mayo, el de María, con las salidas de carácter letífico, aunque en esta ocasión lo haga la Virgen de la Hiniesta al caer la fiesta del Corpus el 30 de mayo.
Procesión multitudinaria, en especial en la calle Antonio Machín, la más esperada de todas, pero antes la Virgen coronada recorrió la feligresía de San Julián y la zona de la Cruz Roja.
Su calle, Antonio Machín, es muy popular, pocos quieren perderse el momento, muy larga, toda adornada de principio a fin, zona convertida en un pueblo en plena Sevilla, casi al lado del casco antiguo.
Mucho tiempo antes del paso de la Virgen está repleto de personas, a lo que le sigue la amplia bulla de toda la calle. El instante cumbre comienza cuando suenan las clásicas sevillanas de Enrique Casellas, este año acompañado por el grupo ‘Sal y Son’. De ahí suena el llamador, vienen vivas delante del paso, desde los balcones y del cualquier rincón. Durante unos minutos hay una lluvia grande de pétalos y fuegos artificiales. Es la gran fiesta de la Pastora en Capuchinos.
Por otra parte, es una calle, toda pastoreña, en la que la Virgen visita a los mayores, les detienen el paso en la puerta de cada hogar que así lo requiere, algo muy emotivo de vivir, como así reflejaba el rostro de lágrimas de el capataz, que se apartó un momento por lo que simboliza su Pastora.
Una vez finalizada la calle llega la calma, hay más intimidad, hasta la llegada de la Pastora al convento de Capuchinos. Casi a la 1 de la madrugada concluyó una procesión de la que acaba de empezar porque ha arrancado una nueva cuenta atrás.