Kamala Harris todavía no es de manera oficial la nominada demócrata a la presidencia de EE.UU., pero ya es indudable que lo será: ha recabado el apoyo de la mayoría de los delegados que acudirán a la convención que ungirá al candidato del Partido Demócrata. Sin esperar un minuto, se ha lanzado a la campaña contra Donald Trump.
Desde que Joe Biden anunció el domingo la retirada de su candidatura, los demócratas han ejecutado una operación vertiginosa para unirse en torno a la figura de la vicepresidencia y montar una candidatura rápida, fiable y sin fisurasque pueda competir frente al multimillonario neoyorquino.
El lunes por la noche, un día y medio después de la decisión de Biden, Harris ya contaba con el compromiso de un número mayoritario de delegados para tener su voto como nominada del partido, según un recuento de la agencia AP. Esos delegados fueron elegidos en las primarias de este año, donde Biden ganó con suficiencia, sin ninguna oposición de entidad. El presidente ha liberado a los delegados para que elijan a quien quieran y no hay duda de que será Harris. La candidatura ganadora necesita sobrepasar el umbral de 1.976 delegados para conseguir la victoria, y son ya más de 2.600 los delegados que ya han asegurado que votarán por ella.
«Estoy orgullosa de haber conseguido el apoyo amplio necesario para ser la nominada del partido», dijo Harris después a través de un comunicado de su campaña en el que ya se calificaba como «nominada de facto del partido». «Durante los próximos meses, viajaré por todo el país para hablar a los estadounidenses sobre todo lo que nos jugamos. Mi intención es unir al partido, unir al país y derrotar a Donald Trump en noviembre», agregó.
La adhesión de la mayoría de los delegados ha culminado una cascada de muestras de apoyo desde todos los sectores del partido demócrata y de sus aledaños: senadores, diputados, gobernadores, figuras influyentes, jefes estatales del partido, sindicatos, activistas, redes de donantes y opinadores mediáticos que simpatizan con los demócratas. La inició el propio Biden, que señaló a su vicepresidenta como la persona que debía recoger el testigo nada más anunciar su abandono.
Al mismo tiempo, nadie se ha atrevido a montar una candidatura rival a Harris. Todos los ‘presidenciables’ demócratas -como Gavin Newsom, Josh Shapiro, J.B. Pritzker o Gretchen Whitmer, gobernadores de California, Pensilvania, Illinois y Michigan, respectivamente- se han plegado ante Harris.
El nominado a la presidencia se elige de forma oficial en la convención del partido, que se celebra en Chicago en la semana del 19 de agosto. Pero las autoridades del Partido Demócrata ya han adelantado que se celebrará una votación virtual a comienzos de agosto para que ya haya un ganador antes del día 7 de ese mes. Por lo tanto, se llegará a la convención con todo decidido y el cónclave solo será un ‘show’ de fuerza y de unidad alrededor de Harris, como lo fue la convención republicana con Trump la semana pasada.
Ante esta situación, Harris ya se ha montado en la caravana electoral. Este martes celebrará su primer mitin como candidata a la presidencia en Milwaukee, la ciudad de Wisconsin que acaba de acoger esa convención republicana. Wisconsin es uno de los estados decisivos para ganar las presidenciales, de esos donde las fuerzas entre republicanos y demócratas están igualadas e inclinan la elección.
Su primer acto como candidata, sin embargo, fue el lunes, cuando viajó a Wilmington, la principal ciudad de Delaware y patria chica de Biden, donde el presidente ha tenido la sede de su campaña. Harris ha heredado esa máquina electoral -sus líderes, su plantilla, su infraestructura por todo el país, sus redes de apoyo y, sobre todo, sus 96 millones de dólares en las arcas– y aprovechó el acto para escenificar la transición hacia su candidatura.
«Nuestra campaña siempre ha sido sobre dos visiones diferentes del futuro de nuestro país»; dijo Harris a los empleados y voluntarios de la campaña, en un ambiente enfervorizado. «Una mira al futuro, la otra mira al pasado. Donald Trump quiere devolver al país al tiempo en el que muchos estadounidenses no tenían libertades y derechos completos». «Conozco a la gente que es como Donald Trump», dijo la candidata, que fue fiscal de distrito en San Francisco y fiscal general de California, antes de recordar que ella persiguió a «depredadores que abusaban de mujeres, defraudadores que timaban a los clientes, tramposos que rompían la ley en su propio interés».
«En esta elección tendremos que elegir en qué país queremos vivir», añadió. «Un país de libertad, compasión e imperio de la ley, o un país de caos, miedo y odio». El propio Biden intervino en el acto a través de una llamada. «El nombre en la candidatura ha cambiado, pero la misión sigue siendo la misma», dijo el presidente, que aseguró que hará campaña por Harris, para quien tuvo un mensaje cariñoso. «Te sigo de cerca, chica. Te quiero».