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Miguel Uribe Turbay (Bogotá, 28 de enero de 1986) es el senador más votado en Colombia. Lleva la política en la sangre: su abuelo materno, Julio César Turbay, fue presidente de Colombia entre 1972-1982, y su abuelo paterno, Rodrigo Uribe Echavarria, director del Partido Liberal cuando logró la presidencia del país con Virgilio Barco. No le tiembla la voz al hablar del actual Gobierno de Gustavo Petro en Colombia: «Hoy la democracia colombiana está bajo amenaza», asegura, «Petro no respeta el Estado de derecho y las instituciones».
Miguel militó en el Partido Liberal durante ocho años, pero desde 2021 forma parte de Centro Democrático, el partido fundado por el expresidente Álvaro Uribe Vélez. Aunque todavía no lo tiene decidido, no descarta seguir los pasos de su abuelo materno y presentarse como candidato presidencial, en 2026. «Espero que hagamos un cambio y saquemos a Gustavo Petro con votos», señala. «Colombia no solo tiene un mal presidente, tiene un mal gabinete, personas inexpertas y corruptas. Colombia necesita una política clara de transparencia en la lucha contra la corrupción».
Lo de sacar a Petro con votos cobra especial importancia en un momento en el que el presidente colombiano está bajo la mirada de la Justicia después de que la Comisión Nacional Electoral (CNE) haya abierto una investigación por supuestas irregularidades en la financiación de su campaña en 2022. Se trata de la primera vez que se inicia un proceso contra una campaña presidencial por estos motivos. Petro, quien afirma que se trata de cargos infundados en su contra, se habría excedido en 1,14 millones de euros y recibió donaciones de personas jurídicas, extremo prohibido explícitamente por la ley electoral, de acuerdo con el CNE.
«Gustavo Petro se ha victimizado anunciando un supuesto golpe de Estado en contra de él, es bien conocido porque ante los escándalos, errores o fracasos se victimiza, se lava las manos y utiliza eso para desprestigiar las instituciones y perseguir a la oposición o atacar a la prensa», asegura Uribe. «A Petro ya se le perdonaron los crímenes en una oportunidad. Él fue guerrillero del M-19 y se le indultó. Ahora tiene que ajustarse a la norma y someterse a la ley, como cualquier colombiano».
El senador destaca que Colombia no va bien en dos dimensiones, la de seguridad, y la económica, muy relacionadas entre sí. «Con este Gobierno se ha disparado la inseguridad como resultado de la impunidad que Gustavo Petro le está ofreciendo a los grupos criminales, a los mismos grupos que lo eligieron y lo ayudaron a llegar al poder». Se refiere, entre otros, a las concesiones que el ejecutivo está haciendo a miembros de las FARC y del ELN, entre otros, al diálogo mantenido con ellos e, incluso, a la amnistía de algunos. Es más, hoy hay varios guerrilleros de las FARC en el Congreso.
«Lo que ha pasado es que hoy más del 30% del país está bajo control territorial, parcial o total de los grupos Clan del Golfo, el ELN o las FARC. Ahora resulta que a los peores criminales los nombra gestores de paz, los premia, pero no hace nada para combatirlos», afirma. «El problema en Colombia es que en nombre de la paz ha habido una serie de perdones e indultos a una serie de criminales que no deberían haber sido perdonados. Ha habido impunidad y eso lleva a que se reinviertan los valores de una sociedad, se reescriba la historia y que ahora a los verdugos de Colombia se les trate como víctimas».
Restablecer la seguridad: «Cero impunidad»
En 2016, a sus 30 años, antes de ser senador, Miguel Uribe fue elegido como Secretario de Gobierno del alcalde Enrique Peñalosa, convirtiéndose en el Secretario de Gobierno más joven de la historia de Bogotá. Durante su cargo, que duró hasta 2018, logró reducir los índices de criminalidad en la capital a los más bajos desde 1970.
Tiene clara la fórmula: la seguridad no se negocia. «La seguridad es el punto fundamental para el bienestar y la viabilidad de una sociedad y eso implica el trabajo mancomunado con la fuerza pública», dice, pero aclara que «cada espacio que se le gane a la criminalidad hay que llenarlo con institucionalidad, porque de lo contrario de nada sirve la captura o la desarticulación de una banda si no se llena el espacio, porque rápidamente vuelven y surgen estas bandas».
«A Petro no le importa la vida de los colombianos. Hace política con la muerte», defiende Uribe. «Hoy Colombia está en guerra otra vez y en una guerra mucho peor a la de hace 30 años, porque esta se pudo haber evitado, pero este Gobierno negoció lo innegociable, la seguridad. El Gobierno de Petro se dedicó a promover una política de paz total, que no es otra cosa que la impunidad a los grupos criminales».
El senador asegura que el país tiene la capacidad para enfrentar la criminalidad, pero que para ello se «necesita otro presidente». En este contexto, no se muestra en contra del diálogo, pero con las condiciones del Estado, no las de los criminales. El problema es que Petro considera que la paz es impunidad y la impunidad, la ausencia de castigo, y eso lo único que hace es aumentar la violencia. Necesitamos que los criminales cumplan con las penas y que la justicia sea efectiva. Cero impunidad es el resultado».
Narcotráfico: «Hay que recuperar el monopolio de la fuerza»
En Colombia, el narcotráfico es un tema que lleva presente durante muchos años, y aunque ahora no tiene la misma magnitud que los cárteles de los 80 y 90, sigue siendo un problema presente en la sociedad.
«El narcotráfico sigue siendo la economía ilegal que financia el crimen en Colombia. Hay una guerra de control territorial por las rutas de narcotráfico y esto se ha agravado porque el Gobierno no hace nada», señala el senador, al que el narco es un tema que le toca de cerca. Su madre, Diana Turbay, fue asesinada en 1991 por el grupo de Los Extraditables, comandado por Pablo Escobar.
Asegura que en 2020, el presidente Álvaro Uribe había reducido el cultivo de coca en el país a unas 43.000 hectáreas y que, desde entonces y hasta la llegada de Petro en 2022, crecieron hasta las 200.000, y que ahora, con Petro, ya son unas 300.000. A su parecer, este crecimiento se debe a que «el Gobierno, al negociar con las FARC en 2016, renunció a combatir el narcotráfico y eso llevó a un crecimiento gigantesco».
Es más, Nicolás Petro, hijo del presidente de Colombia, Gustavo Petro, admitió en agosto de 2023 que el dinero de un antiguo capo del narcotráfico entró a la campaña presidencial de su padre.
No obstante, Uribe Turbay tiene claro que es posible ganar la guerra al narcotráfico en Colombia, y recuerda que ya se hizo una vez y se puede volver a hacer. «Se necesita determinación y se necesitan alternativas, porque una cosa es quien la comercializa y otra quien la produce. El campesino que la produce necesita alternativas, tenemos que tener un producto, un proyecto de sustitución de cultivos alternativos para las familias campesinas, para que sean guardabosques, para que tengan un modo de vida digno».
Pero deja claro que «hay que recuperar el monopolio de la fuerza», y «combatir» a los narcos, para que de esta manera, «si el criminal y el delincuente entienden que delinquir tiene un coste, pues entonces se dedicarán a temas legales».
Economía: «Somos el país menos competitivo en materia tributaria»
Por otro lado, señala el estancamiento económico que vive el país, «producto de un presidente con un gobierno que persigue a la empresa privada, que genera incertidumbre, que promueve una serie de reformas absolutamente en contra de la economía y que lleva a que Colombia esté bajando su nivel de inversión. Somos el país menos competitivo en materia tributaria».
«Si hay seguridad, hay confianza, y si hay confianza hay inversión, que es el único camino viable para acabar con la pobreza», argumenta. «Es fundamental para muchos países del mundo que Colombia tenga un modelo democrático sostenible para mantener las inversiones que hoy tienen en el país y aumentarlas».
«Colombia va a salir adelante de esta pesadilla. Petro va a pasar de ser una amenaza de dictadura, a una anécdota de un mal Gobierno. Petro acabará en el 2026», sentencia.
«En Colombia nunca va a haber paz si en Venezuela no hay libertad»
Por último, el senador también se refiere a un tema muy presente en Colombia, el éxodo de venezolanos a su país desde la llagada al poder de Nicolás Maduro. «Tenemos más de tres millones de venezolanos en Colombia que han entrado en los últimos diez años producto de una crisis económica, política y social. Y lo que es cierto es que en Colombia nunca va a haber paz. Si en Venezuela no hay libertad».
«El régimen de la narco dictadura venezolana ha financiado, apoyado y patrocinado a las Farc y al ELN y además es cómplice en buena parte del narcotráfico colombiano», asegura, antes de dejar claro que el pasado 28 de julio hubo un «fraude electoral», y que ganó la oposición de Edmundo González y Corina Machado.
«Es absolutamente vergonzoso que Petro sea cómplice de Maduro en la persecución a la oposición, en la violación sistemática de derechos humanos, en la amenaza a la libertad. Colombia no puede ser indiferente con lo que pasa en Venezuela, porque ese modelo se ha replicado por América Latina y si nosotros no lo enfrentamos con contundencia, vamos a terminar siendo víctimas de lo mismo».
El senador no duda en mandar un último mensaje: «La unidad es el camino para superar la adversidad, no basta conseguir votos, hay que cuidarlos, porque estos regímenes son absolutamente fraudulentos y tramposos. La democracia y la libertad no se negocian».