Solo por haber sido el primer edificio de Barcelona donde se instalaron escaleras mecánicas, ya merece un respeto. Este sábado cerrará para siempre El Corte Inglés de Portal de l’Àngel, antes Galerías Preciados, y antes Can Jorba, como desde los boomers para arriba todavía se recuerda el imponente inmueble. Es uno de los símbolos de la calle, con permiso del termómetro de la antigua óptica Cottet. Can Jorba fue el proyecto más ambicioso de Joan Jorba Rius, industrial y comerciante textil que levantó un pequeño imperio que a finales del siglo XIX fundó la Colonia Textil Jorba en Calders (Moianès).
El edificio, de estilo clasicista, ganó en 1926 el concurso anual de construcciones “artísticas”. Fue concebido como un gran almacén moderno, como décadas atrás habían representado las aperturas de las galerías Lafayette de París, Harrods de Londres, o El Siglo, en la Rambla. Can Jorba tenía una espectacular escalinata, cuatro ascensores, lucernarios y la terraza, con fastuosas fuentes, estaba abierta al público, que entonces solía llevar sombrero, atestiguan las imágenes de la época. Joan Jorba proclamaba que su negocio era el lugar “donde uno puede entrar desnudo y salir vestido hasta el detalle más mínimo”, recuerdan Gumersindo Fernández y Enrique Ibáñez en el libro Comerços històrics de Barcelona (Samaruc, 2018). Emprendedor, Jorba sumó a la oferta comercial actividad cultural (tenía una galería de arte), cursos de cocina, concursos, una estafeta de correos, agencia de viajes, guardería y hasta un pequeño zoo. En los años treinta se instalaron las escaleras mecánicas y durante la Guerra Civil fueron colectivizados.
Todo lo moderno deja de serlo algún día y Galerías Preciados compró el edificio en 1963 y tomó el relevo como Jorba Preciados. El presidente de la asociación de Comercios Emblemáticos de Barcelona, Josep Maria Roig, de la pastelería La Colmena de la plaza de l’Àngel, evoca recuerdos personales de los años 50 y 60: “La mona que había en la terraza, los payasos que actuaban los fines de semana” o la vez que vio a Carmen Polo de Franco (de quien se decía que tenía participación en Galerías Preciados) en las escaleras mecánicas de la tienda. También se acuerda de las huelgas que hubo durante la crisis que desembocó en el cierre en 1992.
Con el cierre de Galerías Preciados se planteó que albergara la gran biblioteca de Barcelona, pero no prosperó, apunta el libro citado. El Corte Inglés lo recuperó en 1995 e instaló su oferta de artículos deportivos reabriendo en 1998. Vendido en 2022, la firma trasladará la oferta a la tienda de plaza de Catalunya, explican fuentes de la empresa, en línea con la estrategia de concentrar la oferta en sus locales más grandes, para que el cliente pueda tenerlo todo en un solo local. El cliente de El Corte Inglés espera entrar en las tiendas de la marca y encontrar desde el supermercado hasta una nevera, ropa de fiesta o la de la vuelta al cole. El personal de Portal de l’Àngel “se incorporará” otras tiendas, aseguran las mismas fuentes. Y en el buque insignia de plaza de Catalunya ya están en marcha las obras para dar espacio a la oferta de artículos deportivos.
El experto en distribución y tendencias de consumo y presidente de la Asociación Española de Retail, Laureano Turienzo, entiende que el movimiento de El Corte Inglés “de replegarse tiene todo el sentido técnicamente”. Apunta que cada modelo comercial ha tenido su época y señala que los grandes almacenes o “tiendas departamentales que llevan con nosotros más de un siglo se basaban en una puerta única donde pudieras encontrar todo en el mundo físico en grandes edificios en los centros de las ciudades, con excelente atención al cliente”.
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Evocando almacenes como Can Jorba o todavía más pioneros El Siglo, Sears, Lafayette o Harrods, explica que Turienzo que entre finales del siglo XIX y comienzos del XX, “en España con Alfonso XIII, su irrupción supuso el mayor colapso de la historia del retail, porque fininquitaron seis siglos de comercio gremial [cuando cada oficio tenía una calle, bien visible en la Ciutat Vella de Barcelona] y dieron lugar a la revolución de la conveniencia”. Desde comienzos de este siglo, la compraventa por internet ofrece “otra puerta con un pasillo de productos infinitamente grande”, al tiempo que han surgido comercios físicos “ultraespecialistas”, que ejemplifica en marcas como Ikea, Decathlon o MediaMarkt.
Probablemente ajenos a toda la historia de Can Jorba, tras el anuncio del cierre de este sábado, y con algunas plantas ya cerradas, la tienda de portal de l’Àngel ha tenido en los últimos días algo más de público de lo habitual. Turistas ajenos a la noticia se mezclaban con clientela local en busca de ofertas, con descuentos de hasta el 50%.
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