Adriana Torrebejano: «Jamás me he sentido acosada por una directora lesbiana; en cambio, por directores, bastantes veces»

De inicio, Adriana Torrebejano (Barcelona, 1991) no se fía. Está promocionando ‘Políticamente incorrectos’, su primer protagonista en cine tras una carrera sólida, pasito a pasito, que le ha conducido a ese cruce de caminos en que se define si ha nacido una estrella. Pinta tiene. Pero según pasan los minutos y los temas, la cautela se derrite: «Haciendo honor a la peli, soy políticamente incorrecta. Durante muchos años las mujeres hemos tenido que escuchar que ‘calladita estás más guapa’ y mis compañeras llevan muchos años haciendo un trabajo muy duro para que yo me pueda permitir dar mi opinión sin medir mis palabras. Así que pienso aprovecharla». Y lo hace.

Te estrenas como cabeza de cartel en cine.

Sí, estoy feliz no, lo siguiente. Es una oportunidad muy grande. Para mí hacer comedia es muy difícil y llevar el peso de una peli, sostener el ritmo de una comedia por primera vez me parece un salto mortal. Estoy pletórica y nerviosa, todo a la vez.

La inseguridad crónica de los actores.

Hombre, claro, ahí está la tasa de paro que tenemos. Es normal la inseguridad en esta profesión porque nunca se sabe qué te va a pasar mañana, no puedes hacer planes a más de un mes porque tu vida es superinestable.

Con ‘Amar es para siempre’ y ‘El secreto de Puente Viejo’, has pasado por la escuela de las series diarias, que dan muchísimo callo y cierta estabilidad, pero a menudo se infravaloran ante esta moda de las series de prestigio.

He hecho muchísimas series de televisión y solamente esas dos eran diarias, pero es otro ritmo y otra forma de trabajar mucho más inmediata. No me considero de esa escuela, pero es trabajo igual y lo respeto infinito. No entiendo por qué se las menosprecia, es un currazo y te lanzas a la piscina cada día. Las respeto y las preparo igual que otros proyectos de más prestigio. Me da igual el formato, lo que me gusta es trabajar y aprender cada día.

Ahora que no paras de trabajar, ¿miras al futuro con más calma?

No [risas]. Cuando arrancas un nuevo año es un papel en blanco y no sabes lo que te va a deparar el futuro inmediato. Ahora mismo, entre esta peli, el rodaje de ‘Muertos S.L.’ en Movistar y el estreno de la nueva temporada de ‘Machos alfa’ estoy sin tiempo para vivir, pero muy feliz porque es un buen muy buen momento. Sin embargo, no me relajo nada. Pero nada. Ni a la más grande, que lleva 40 años trabajando, se le pasa este miedo. Yo llevo ya 20 años, que se dice pronto porque tengo 32, me ha cundido y he currado mucho, pero aún así sigo pensando que todo se puede ir a la mierda en cualquier momento. Soy una afortunada porque ahora mismo no me falta trabajo, pero sé que en algún momento esto va a bajar porque es imposible de sostener. Somos muchísimas actrices y los momentos buenos siempre se acaban.

‘Políticamente incorrectos’ es la primera película que trata el clima de tensión permanente que vive España.

Me encanta que sea la primera vez que se hace una película de política actual en España y me encanta que sea en comedia y no un thriller. Lo que ha hecho Arantxa [Echevarría, la directora] es un trabajo supersutil de reírse de los rollos políticos y de la situación del país sin faltar al respeto a nadie.

¿Es una comedia de centro centrado?

Es una película que lo que hace es juntar a las personas independientemente de sus ideologías. Creo que está bien plantear que la persona está por encima de las ideas y tal vez sea posible que dos personas opuestas, con una distancia brutal en lo ideológico y una educación muy diferente, puedan acercarse y gustarse. Me parece un debate muy interesante, la verdad.

¿Tú crees eso?

Bueno, esa es la magia del cine, que todo puede suceder [risas]. No sé, peores cosas se han visto, pero sinceramente no sé si yo podría enamorarme de alguien con una ideología completamente distinta a la mía. Lo veo lejos, pero igual llega una persona completamente opuesta a mí y me rompe los esquemas. El amor es tan loco que nunca sabes de quién te puedes enamorar.

Creo que lo estás diciendo por quedar bien.

Es posible [risas].

Has comentado que estás especialmente feliz de trabajar con una directora.

Sí, es que de repente ahora da un gusto ver tantas películas dirigidas por mujeres. Eso para mí, como actriz, es un gusto. Ya tocaba ¿no? Porque toda mi vida he ido al cine a ver pelis y pelis y pelis dirigidas por hombres, que también está muy bien, porque tenemos directores brutales, pero ya era hora de que se diera su espacio a directoras igual de brutales para poder plasmar su formas de ver el mundo, sus ideas y sus inquietudes. Y en lo personal me encanta poder colaborar con ellas.

Dijiste en este periódico que estabas harta de recibir papeles de «rubia tonta». ¿Ha dejado de pasarte?

Más que de rubia tonta lo que quise expresar es de chica guapa, lo que pasa es que estaba rubia en ese momento aunque soy morena [risas]. Llega un momento en que si eres actriz y tienes un cuerpo determinado te cansas de hacer siempre lo mismo y de que esté determinado por cómo la gente te ve físicamente. Te ofrecen sólo chicas guapas y el mundo va más allá, los personajes no pueden quedarse en eso. No te imaginas la de castings que he hecho en los que la definición del personaje era «chica guapa, 30 años». Últimamente lo siento menos, no sé si es porque ya voy cumpliendo años, pero me llegan personajes más interesantes y más dispares de mujeres reales y complejas. Parece que van entendiendo que, aunque sean guapas, no es lo mismo una cocinera que una profesora que una abogada, que las mujeres somos muy distintas. Mola ver eso en un personaje y me ha costado sentirme menos cosificada. El hecho de que haya mujeres dirigiendo y escribiendo ha sido fundamental. Ya no pertenecemos a nadie, ya tenemos entidad propia y nuestras historias que contar.

Este cambio en la industria se ha vuelto a poner en entredicho con las acusaciones de acoso y abuso a un director, Carlos Vermut.

Es que pensar que los problemas se han acabado es una ingenuidad y una mentira. Es tremendamente triste, pero estas cosas siguen sucediendo y no solamente en nuestra industria. Hay abusos en todas las profesiones. Me da rabia que salgan abusos en esta profesión, porque es verdad que mancha todo lo bonito que hace el cine, pero lo que hay que hacer es atajarlos y no taparlos. Este señor será director, pero las mujeres sabemos de sobra que podría ser un médico, un profesor o un periodista. Se utiliza el mundo del cine porque es muy visible y un rostro conocido vende mucho. Me parece bien, pero ojalá en los medios se hablara igual de todos los abusos que hay diariamente en otras profesiones. No quiero que dejen de salir los del cine, quiero que salgan todos porque esto se tiene que atajar de una vez por todas.

¿Has sufrido ese tipo de abuso, el de ofrecerte ayuda profesional o un papel para intentar lograr algo más?

Nunca me han acosado de un modo bestia, pero en este mundo, como en todas las profesiones, quien manda todavía son los hombres y es imposible que no hayas sufrido abuso de poder porque está a la orden del día. Es imposible que vayas a un casting y no te sientas amenazada antes o después, es imposible que vayas a una reunión con productores o directores y no se te insinúe algo raro alguna vez. Se está centrando la atención en los rodajes y creo que hay muchos pasos anteriores que mirar también con lupa. Hay muchos momentos en el proceso de hacer una película o una serie en que estamos muy desprotegidas, por ejemplo el casting es una situación muy violenta. Esto se cambia siendo feministas, no hay otra salida. Eso o que haya muchas más mujeres y se haga igualitario, que tengamos la misma facilidad que tiene el hombre para estar en el puesto de poder. ¿Qué te voy a contestar a esa pregunta? Claro que he vivido situaciones así porqué la mayoría de directores en mi carrera han sido hombres. Fíjate qué casualidad que he trabajado con varias directoras que son lesbianas y no he sentido esa cosificación ni ese acoso.

¿Ellas nunca te han violentado?

Para nada y me parece una cosa básica que resume muy bien esto. No es una cosa de atracción sexual, es una cosa de poder. Se le ha dado mucho poder en esta sociedad al hombre y se siente con esa autoridad y esa libertad para usarlo con las mujeres. Ese es el problema, porque le das el mismo poder a una mujer lesbiana y esto no sucede. Jamás me he sentido acosada por ellas y, sin embargo, por directores hombres, bastantes veces. Es la educación que se le ha dado a la sociedad y el poder que se le ha dado al hombre durante tantos años y es muy difícil destruir eso. Es una torre muy alta que derribar. Muchas veces me pregunto qué puedo hacer ante estas situaciones, yo que no soy una actriz consagrada al nivel de Penélope Cruz o Maribel Verdú, y la única forma que tengo de ayudar es decir que no a proyectos de esos directores con los que sé que no voy a trabajar cómoda. Es lo único porque en España no hay un #MeToo ni esa fuerza de la mujer en la industria como para hablar.

Pero eso no puede hacerlo siempre una actriz a la que no le vaya muy bien.

Claro, por eso digo que soy una afortunada. Tengo compañeras que tienen que decir que sí a trabajos que en realidad no quieren hacer porque hay que pagar el alquiler. Las actrices tenemos que lograr movilizarnos y tener más fuerza porque deberíamos poder acceder a todos los trabajos sin tener miedo, igual que al salir a la calle con una minifalda o al volver de noche a casa. Es cultural: no hay que educar a las mujeres a que actúen con miedo, hay que educar a los hombres a no violar. Punto. No hay más debate.

Ya ha habido algunas reuniones de actrices estudiando una denuncia general. ¿Crees que llegará?

Veremos. Hay un miedo a poder comer y pagar tu casa a final de mes. Yo no estaba en esa reunión, pero entiendo que haya movimiento. Eso es bueno, porque implica que se empieza a mover la cosa y que ya hay más mujeres que se atreven a hablar. Eso es maravilloso, pero es imposible que eso salga adelante si no hay producciones que sean realmente feministas y ofrezcan un entorno laboral seguro a las actrices como para poder trabajar aunque denuncien. Es un trabajo de fondo y todavía queda mucho para que las mujeres del cine puedan salir a hablar con seguridad.

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