El líder que fue Talant Dujshebaev en los noventa son ahora sus hijos, Daniel y Álex. Sobre todo este último, que cogió las riendas del conjunto español cuando empezaron a sucederse las jubilaciones, y la ha dirigido de zurdazo en zurdazo hacia lo más alto, donde ya estaba España, pero ahí está el éxito, porque consigue mantenerla en la élite el balonmano con responsabilidad, orgullo, calidad y pasión.
Ante Eslovenia, fue quien animó al equipo, lo dirigió, lo impulsó y le dio el aliento necesario, de aplauso y de algunos goles de los que decantan la balanza aunque fueran menos que otras veces, para alcanzar este bronce. Suyos fueron los pases que permitieron que el grupo estuviera activo, los lanzamientos que minaron la confianza del rival y las más feroces peleas contra la defensa eslovena.
Pero ya había empezado a ganar el bronce horas antes, con mensajes para realimentar la ilusión de la tropa después del chasco ante Alemania: «Si algo ha hecho grande a este grupo es el creer cuando más difícil parecía. Vamos a levantarnos. Y vamos a despedirnos de París como merecemos. Este domingo tenemos una nueva oportunidad de conseguir una medalla más para España. ¡VAMOS!», animaba aquella noche de duelo. «Todos soñábamos con poder jugar la final, pero hubiera sido muy duro irnos de aquí sin una medalla y por eso hemos peleado hasta el final en un partido durísimo. Estamos muy felices porque creo que este equipo se merecía volver a casa con una medalla», analizaba después del encuentro en el volvió a dejarse la piel, como Aleix Gómez se dejó la rodilla en un choque con un rival. Creer, confiar, levantarse, trabajar, ayudar, valores de su liderazgo.
Con 31 años, ha sido la pieza fundamental en esta transición tranquila y exitosa porque se destapó en el Europeo de Dinamarca y Suecia de 2020, ayudó a atrapar ese bronce en Tokio 2020, mostró hechuras de líder en el Mundial de 2023 y en estos Juegos ha desarrollado todo su potencial como guía anímico, físico y espiritual. «Tengo esa responsabilidad de que tengo que tirar del carro en momentos decisivos. Intento ayudar con goles, asistencias, juego y continuidad y nos dejamos la piel en lo nuestro», decía a este periódico en enero, capaz de llevar sobre los hombros la decepción de todos en días malos, la alegría de todos en días como el de ayer. Y como las que llegarán. «Es un éxito para nuestro deporte y para nuestro balonmano. Ojalá podamos conseguir muchas medallas más», anunciaba.
Talant ganó un oro con el equipo unificado en Barcelona 92, y, con España, los bronces en Atlanta 96 y Sídney 2000. Es Álex el que asumió la responsabilidad de que no se perdiera aquella memoria, bronce en Tokio y líder en este París 2024. Y primero con su hermano Dani en el vestuario. Los Dujshebaev, todo por el balonmano español
