Jesús entró a la barca a predicar a quienes estaban en la orilla, luego instruyó a Pedro de tomar sus redes y bogar mar adentro. Sabes, hay poca gente, lista y dispuesta a alcanzar la sabiduría equivalente a la bendición escogida para su vida, y debemos entender que el precio que se paga siempre será proporcional al valor que le concedes.
Las bendiciones que Dios preparó no son peces de aguas poco profundas, ni están en la orilla. Dios quiere rebosar hasta romper las redes de tu entendimiento, de tu pasión, de tus sueños, pero no seas como los que saben pero no van, creen pero no se lanzan, aman pero no se deciden. Busca la profundidad de las cosas porque allí nunca llegan ni los tercos ni los cobardes.