Sentí una enorme alegría cuando tuve noticia de que Álvaro Pombo había obtenido el Premio Cervantes 2024, el galardón literario más importante en lengua española. El jurado ya ha descrito los valores como escritor que le hacen acreedor de este merecidísimo reconocimiento, por lo que a ese respecto no tengo nada que añadir, salvo felicitarme de que, por fin, hayan caído en la cuenta de que Álvaro Pombo es uno de los más grandes escritores en la lengua común de los españoles, un idioma en el que habla un 7,5% de la población mundial, la lengua que une a seiscientos millones de ciudadanos de todo el mundo.
Pero sí quiero aprovechar este espacio para señalar algunos rasgos de la extraordinaria personalidad humana -no solo creadora, cualidad que destaca el jurado entre los méritos para otorgarle el premio Cervantes – de ese maravilloso ser humano que es Álvaro Pombo y a cuyo lado tuve el privilegio de caminar durante algunos años de mi vida.
Conocí personalmente a Álvaro en setiembre de 2007, cuando acabábamos de presentar públicamente el nuevo partido UPyD. Un día me llamó Fernando Savater para decirme que Álvaro Pombo estaba intentando afiliarse y ya había rellenado varias veces los datos que le solicitaban y no conseguía respuesta…, que a ver si podíamos hacer algo. Contacté con Álvaro para darle la bienvenida al partido; y tras explicarle que ya figuraba entre los afiliados, pero que no teníamos capacidad para responder a todos los que se estaban apuntando, le pedí que no siguiera rellenando fichas, no fuera a ser que creyéramos que teníamos no sé cuantos afiliados en Madrid y todos fueran él… Se echó una enorme carcajada, de esas suyas que tanto nos han alegrado la vida. Y ahí, en ese momento, comenzó nuestra complicidad.
Fue un honor para toda la familia UPyD caminar a su lado. Junto a Álvaro viví los mítines más humanos, los más divertidos, los más enriquecedores. Recuerdo la primera campaña, la de las elecciones generales de 2008, en las que él era candidato al Senado y yo al Congreso. Ambos nos subíamos a una pequeña plataforma instalada en plena calle (recuerdo el frío que pasábamos…) e interveníamos y dábamos después la palabra a los ciudadanos, mientras se iba haciendo de noche y no veíamos siquiera las caras a quienes nos dirigían la palabra, pues no teníamos presupuesto para iluminar el evento…
Recuerdo sus jacarandosas respuestas, provocadoras, inteligentes, lúcidas, motivadoras… Y recuerdo un momento en que un chico del público preguntó sobre nuestra opinión sobre si los matrimonios entre homosexuales debían tener los mismos derechos a adoptar que los matrimonios heteros. Álvaro tomó presto la palabra para responder; el chico que lanzó la pregunta, micro en mano, le paró en seco. «No, no, su opinión la supongo… Quiero saber lo que piensa ella…». Y Álvaro me pasó el micrófono, no sin dejar en el aire una frase que era una declaración y un guiño en sí misma: «Lo siento, lo siento, creí que era para mí… lástima, Rosa, le gustas más que yo…».
«En 2011 pronunció el que yo considero uno de los mejores discursos de la democracia»
Durante sus años de militancia política, además de alegrarnos la vida con su camaradería, su bonhomía, su optimismo, su irónica picardía, su heterodoxia en todo, su permanente disponibilidad, sus anécdotas… «Yo fui señora de la limpieza en Londres… sí, sí, señora de la limpieza… limpiaba en una casa para mantenerme mientras aprendía inglés…», pronunció, el que yo considero uno de los mejores discursos de la democracia. Fue en un mitin que celebramos en 2011 en la Plaza de Toros de Vista Alegre. He aquí un resumen de sus palabras:
«Es admirable… Hemos ocupado este espacio por la puerta de atrás, injustamente por la puerta de atrás, porque tenemos derecho a entrar por la puerta grande, pero la ley electoral nos lo impide… Tendríamos que tener grupo parlamentario propio, con los votos que sacamos ya. Pero por culpa de la Ley Electoral injusta tenemos solo una diputada…. Y es admirable que en estas circunstancias hayamos llenado la mitad de la plaza, la mitad es la totalidad en este caso… Es resplandeciente, magenta, animoso y resplandeciente ver esto desde aquí…
No quiero dar consignas, pero en este domingo del tres de abril sí quiero hacer una reflexión gramatical, voy a hacer una reflexión gramatical.
En España estamos viviendo una política de la disyunción: O, O… O PSOE o PP; o PP o PSOE… Esta política de la disyunción es la política del aburrimiento. Un poco ‘lo mismo nos da que nos da lo mismo’. Nosotros somos gramaticalmente los políticos de la conjunción copulativa, de la Y. La Y es la conjunción copulativa, la ilativa, la hilazón… Nosotros somos los políticos de la hilazón, los que estamos tramando la trama de la alternativa…
«Hay que librarse del tedio, hay que despertar, hay que terminar con el aburrimiento, hay que provocar la alternativa»
En España tiene que haber un tercer partido. Y tenemos que ser nosotros ese tercer partido. Un tercer partido transversal, joven. Tan joven que no tenemos juventudes. …. Y esto está muy bien… Los nazis, los fascistas italianos, los comunistas, los comunistas cubanos hoy en día…, todos tienen sectores juveniles muy importantes. Pero nosotros no, nosotros no tenemos que hacer un sector juvenil con una corbatita… Yo soy lo más juvenil que existe, y tengo ya setenta y dos años…
Somos el partido de la trabazón, el partido que construye una red, nosotros estamos en la red…. Y una prueba de que estamos en la red es este fenómeno, que estamos tantos aquí porque nos comunicamos virtualmente… nosotros somos el futuro virtual y genial y único de la política española, una política que se vuelve por días más y más aburrida… Hay que librarse del tedio, hay que despertar, hay que terminar con el aburrimiento, hay que provocar la alternativa, la alternativa de la conjunción copulativa».
He hablado con él esta mañana. Está feliz. Me dice: «Estoy descacharrado, Rosa…». Yo diría que está más feliz que descacharrado; y tan lúcido y querible como siempre. Hemos hablado con un punto de nostalgia y emoción sobre aquellos tiempos en los que juntos llegamos a creer que podíamos cambiar el rumbo de nuestro país… Le he recordado su mitin, de Vista Alegre, su alegato a favor de un partido que conjugara la conjunción copulativa para unir a los españoles, para acabar con el aburrimiento, con «la ira del español sentado», que también decía él… Y hemos vuelto a reír. «Estuvo bien…», me dice… La lástima, le digo, es que han pasado más de 13 años y, a día de hoy, todo lo que tú reclamabas en aquel recordado discurso sigue siendo una asignatura pendiente de nuestra democracia. «Fuimos unos pioneros, Rosa…, pero estuvo muy bien».
Sí, estuvo bien. Gracias, querido Álvaro. Gracias por tu generosidad, por tu altruismo, por tu alegría, por tu amistad, por tu atrevimiento, por ser un hombre tan libre. Muchas gracias, amigo. Y muchísimas felicidades por ese Premio Cervantes que toda la familia magenta celebra contigo.