Nada más terminar el partido entre Turquía y Georgia, decidido por un golazo del debutante Arda Güler, que le ha convertido en el anotador más joven de la historia en la Eurocopa (19 años y 114 días), sus compañeros se fueron a por él: «Mashallah, mashallah», le dijeron. Se trata de una expresión árabe, muy común entre el pueblo turco, que se utiliza para elogiar a una persona que ha hecho algo bueno y positivo. En el caso de Arda, darle la victoria a Turquía en su primer partido en la Eurocopa, algo que nunca había logrado en las cinco ediciones que había participado hasta esta de Alemania. «Yo sabía que en cuanto ese balón cayó en sus pies y enfiló la portería, haría gol. Mashallah, mashallah», confesaba su compañero Akturkoglu, autor del tercer tanto, ya en el 97, que ponía el broche la victoria otomana, «Practico bastante este lanzamiento cuando terminamos los entrenamientos», confiesa Güler, la pasión turca en Alemania, donde no va solo ni al cuarto de baño.
Como en el Madrid, Arda está sumamente protegido en la selección de su país. No concede entrevistas, tampoco da ruedas de prensa y, si es nombrado MVP del partido, como sucedió en la primera jornada, apenas responde un par de preguntas ante los periodistas, cuando lo habitual es que los mejores jugadores de cada encuentro contesten alrededor de siete u ocho cuestiones. Lo hace en turco, que es como se siente cómodo a pesar del dominio del inglés que tiene. Y lo hace bien escoltado. Por un lado, el jefe de prensa de su selección y por otro un asistente personal, de buena envergadura, que evita que nadie se le acerque a él.
Fenómeno fan
Solo tienen ese privilegio los más afortunados hinchas turcos que asisten a los partidos de su selección. Güler ha conectado con ellos desde el primer momento y a la vez que le pide su apoyo se lleva una avalancha de cariño cuando acaba el partido y una legión de hinchas se acerca al límite de la grada con el campo para estar los más cerca posible de él. Arda les sonríe, les da las gracias y se lleva la mano al corazón. Y al vestuario. No hay tiempo para fotos personalizadas ni autógrafos.
«Es un niño y como tal se actúa. A lo mejor se puede pensar que está demasiado blindado, pero con 19 años lo vemos normal», explican los periodistas turcos que siguen el día a día de su selección. Turquía está concentrado en Barsinghausen, cerca de Hannover y 190 kilómetros de Dortmund, epicentro de la cuenca minera, donde viven un millón de turcos, el 33% de la población otomana de toda Alemania. «Sabemos que es como si jugáramos en casa. Tenemos que aprovechar este ambiente», explica Calhanoglu, el capitán turco.
Ante Georgia, el Signal Iduna Park acogió a casi 50.000 aficionados otomanos, muchos de ellos llegados en tren desde Colonia o Essen, dos ciudades cercanas a Dortmund y en la que viven un buen número de turcos. Esta tarde (18.00, La1) volverá a suceder lo mismo. De hecho, desde ayer ya se dejaban ver bastante por aquí, muchos de ellos familias al completo con abuelos, padres, madres e hijos: «Ellos son nuestro jugador número doce».
Lo necesitarán ante una Portugal que, a pesar del decepcionante estreno en la Eurocopa, solucionado a última hora con un gol agónico que le dio la victoria ante Chequia (2-1), es una de las grandes favoritas para llevarse el título. No brilló ante la selección centroeuropea, pero tiene uno de los mejores mediocentros del torneo y, arriba, a pesar de sus 39 años y de su ‘retiro dorado’ en Arabia, cuenta con la amenaza de Cristiano.
Ronaldo marcó su primer gol en una Eurocopa en 2004, ante Grecia, con solo 19 años y 128 días, catorce días más que lo que ha logrado Güler, que le acaba de quitar el récord de precocidad. Entonces, el turco ni siquiera había nacido. Esta tarde en Dortmund, ambos liderarán a sus países en un partido que dará el primer puesto del grupo a quién salga ganador del mismo. Ambos juegan como visitantes, pero no es real. Arda y el resto de sus compañeros están como en casa. Es la pasión turca de Alemania.