Arturo Coello es el techo del pádel mundial. Por su estatura, 190 centímetros que asustan a sus rivales, y por su posición en el ránking de la Federación Internacional de pádel. Este vallisoletano de 22 años comparte número uno del mundo con su pareja en la pista, el argentino Agustín Tapia. Ganaron 14 títulos la temporada pasada y parten en este inicio de curso como grandes favoritos al trono anual. La campaña arranca el próximo 8 de febrero en Arabia Saudí, pero antes, las grandes estrellas del pádel mundial se citan esta semana en el Madrid Arena para la Hexagon Cup, un torneo en el que compiten equipos presididos por famosos del mundo del deporte, que van eligiendo para sus plantillas a los mejores jugadores de pádel en busca de un premio que este año supera el millón de euros.
«Va a ser una semana bonita. Tendré a Agus enfrente y tenemos claro que es una competición por equipos, pero siempre nos lo pasamos bien», cuenta Coello en los pasillos del Madrid Arena.
El español representa al Team Bella, mientras que Tapia, su pareja en el circuito, forma parte del ‘RL9’, con Lewandowski como presidente. Junto a ellos estarán el equipo de la Rafa Nadal Academy, el equipo ‘Advantage’, propiedad del extenista Andy Murray y el boxeador Anthony Joshua; ‘Krü Pádel‘, del Kun Agüero; ‘Eleven Eleven’, de Eva Longoria; y ‘X10’, del piloto de Fórmula 1 Pierre Gasly.
El torneo, que cuenta con el patrocinio de la escudería Alpine, entra en su segunda edición y ha ampliado los equipos mientras estudia dar entrada a más presidentes, dado el alto interés que despierta el pádel y el torneo. Coello tiene claro quién sería un gran fichaje: «Me gustaría ver aquí a Cristiano Ronaldo, además ya he jugado con él. Le estoy intentando convencer para que se meta en el mundo del pádel y el año que viene entre en el torneo con un equipo», admite el deportista.
«Hasta los 15 años esto era un hobby»
En una charla con EL MUNDO, Coello reflexiona sobre lo que le ha cambiado la vida en los últimos años, coincidiendo la explosión mediática del mundo del pádel con su llegada al circuito profesional. «El pádel ha evolucionado muchísimo, pero yo sigo siendo la misma persona y sigo haciendo la misma vida. Es verdad que me conocen más personas y la repercusión que tengo es distinta. Tengo que tener más cuidado con las cosas que hago porque obviamente soy más visible para los niños y es una responsabilidad bonita. Te hace tener más respeto por las cosas que te van pasando», explica el joven jugador.
Coello forma parte de esta nueva generación de estrellas del pádel que se instalaron en la elite en una época de bonanza económica, lejos de las penurias que pasaron otras leyendas como Fernando Belasteguín o Paquito Navarro. Eso le hace tener un discurso todavía más profesional. Creció entre palas hasta que con 15 años decidió que el pádel iba a ser su vida.
Mudanza a Miami
«Hasta los 15 años para mí era como un hobby, nada más. Pero a partir de esa edad decidí que no. Ahí la vida separa a las personas en dos caminos, los que empiezan a salir de fiesta y empiezan a estudiar y los que nos dedicamos al deporte. En mi caso tuve muy claro que lo mío iba a ser el deporte, dejé muchas cosas de lado que son duras de pasar, pero también estoy viviendo otras que el resto de personas no pueden vivir. Me despierto, hago deporte y tengo suerte de poder dedicarme a lo que me gusta», desarrolla.
A pesar de su juventud, ha notado de primera mano la evolución del pádel y ha terminado mudándose a Miami para tener ahí su centro de operaciones: «La exigencia por el número uno es altísima y cada detalle cuenta. Estamos muy centrados diariamente en esa exigencia. Vamos a Miami por tener unas instalaciones mejores que las que tenía en Madrid, pero mi equipo no cambia, tendré los mismos entrenadores y preparadores y veré a Agus en las semanas de torneo, como siempre».