Óscar Sánchez, el inspector jefe de la UDEF detenido por su presunta colaboración con una red de narcotráfico, mantenía una correspondencia regular con el presunto jefe de la organización, Ignacio Torán, a través de Sky ECC, un sistema de mensajería encriptado muy común entre los que se dedican a actividades ilegales. El policía al que se ha apodado El Anodino por su carácter reservado y cortante, no parece tan anodino en estos intercambios. De hecho, en algunos de ellos es él quien anima supuestamente a otros integrantes a seguir adelante con el negocio. Según la documentación del sumario a la que tuvo acceso EL PAÍS, en marzo de 2020, cuando Torán le plantea dudas sobre el envío y la ruta de un cargamento de cocaína, Sánchez le responde: “Hay que hacerlo ahora, si se pudiera subir la cantidad estaría bien. Ahora mismo, los contenedores no se miran salvo orden judicial”. A la vez, el propio Torán presume de su contacto policial con otros miembros de la organización cuando estos dudan de posibles controles: “Lo tengo controlado. Mi gente está muy arriba”.
Los investigadores de la Unidad de Asuntos Internos (UAI) pusieron los ojos en el inspector jefe tras una denuncia anónima en abril de 2023. En sus informes, describen el sistema que usaba para ayudar a sus “protegidos”: introducía nombres, empresas y números de contenedores en las bases de datos policiales para ver si se producían cruces con otras investigaciones activas y así poder alertar a la organización. Sin embargo, su efervescencia no ha pasado desapercibida y se ha convertido en otro indicio más contra él: introdujo 551 números de contenedores en los meses posteriores a su llegada a la Jefatura Superior de Policía de Madrid. Los investigadores de Asuntos Internos califican esta hiperactividad de “cifra inusual”. Antes de que él asumiera ese puesto, algunos de los grupos que él dirigía nunca habían introducido ninguno, pues no se dedicaban a investigar en concreto las llegadas de estupefacientes por vía marítima.
Los agentes han podido reconstruir las relaciones de poder entre los diferentes integrantes de la organización y sus roles a través del intercambio de mensajes. En ellos, apuntan que Torán se sitúa presuntamente a la cabeza de la trama y que el inspector jefe solo tiene contacto con él. Según los informes del sumario, en estas conversaciones, el cabecilla le transmite al inspector jefe dudas y recelos de otros integrantes de la red, y Sánchez se dedica a darles información sobre controles, investigaciones que él ha conseguido paralizar y detalles sobre la situación en los diferentes puertos. Pero no solo eso, en plena pandemia, incentiva a Torán a aumentar el nivel de droga que mueve la trama. En marzo de 2020 el policía escribe: “Ahora mismo es un caos todo y hay que aprovechar”. Esta iniciativa sorprende a los investigadores de la UAI que anotan: “Esta persona no solo insta a hacer envíos en un momento de crisis sanitaria mundial, sino también a introducir mayor cantidad”.
A pesar de que Sánchez dejó un rastro que sus compañeros han escudriñado hasta la saciedad para desentrañar sus relaciones con el narco y su manera de enriquecerse y blanquear los beneficios, el inspector también tomaba medidas de seguridad. Torán dice a uno de sus colaboradores, hablando de su contacto: “Él no habla por teléfono, lo tengo que ver en persona”. Los investigadores que detuvieron a Sánchez certifican que el policía nunca hablaba por teléfono con su contacto en el narco: “Esta medida de seguridad coincide con la dinámica observada. A pesar de tener las líneas intervenidas desde hace meses no se observa ninguna comunicación de voz entre Sánchez y Torán”.
Los agentes de Asuntos Internos lograron verlos juntos cuatro veces entre agosto y noviembre de 2024, tres cerca de la Jefatura Superior de Policía de Madrid, donde el inspector jefe trabajaba en la unidad de blanqueo desde julio de 2020 y donde también se intervino casi un millón de euros en un armario de su despacho —en casa del agente se localizaron otros 18,9 millones (varios de ellos, emparedados)—. Los agentes pudieron verlos juntos una vez más saliendo del despacho de un abogado que también fue detenido por su presunta relación con el blanqueo de los beneficios obtenidos de la trama del narcotráfico.
Torán, como presunto jefe de la organización, sí que mantenía conversaciones con diferentes miembros de la misma. En ellas era habitual que los otros narcotraficantes mostraran temor ante posibles controles, a lo que Torán siempre respondía con una absoluta seguridad en su contacto policial corrupto, al que se refería siempre como “Aduana”. “Mi gente está muy arriba. No quiero hacerme el chulo, pero mi entrada es buena”, calma a Daniel Y., cuando en febrero de 2020 se pone nervioso por la posibilidad de una inspección en un contenedor con droga. “Tengo la entrada garantizada con gente de alto nivel”. Torán insiste en mostrar seguridad: “Por la Udyco [la Unidad de Droga y Crimen Organizado de la Policía] no te preocupes, esa debe ser la menor de tus preocupaciones”. En otro mensaje se fanfarronea: “A mí me abren mis cajas hasta que las enveneno y dejan de abrirse. Tú ocúpate de que eso salga sano de allá. Son gente de arriba”.