La presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha afirmado este lunes que “no es lo mismo un tipo de inmigración que otra” y, en referencia a los migrantes de Latinoamérica, ha opinado que “es evidente que hay unas culturas con las que tenemos una integración muchísimo mayor” porque “rezamos la misma religión, tenemos la misma raíz, hemos crecido juntos [y tenemos] la misma cultura”. La baronesa conservadora se ha pronunciado así durante una entrevista en Antena 3, y en un doble contexto de alta sensibilidad política.
De un lado, la gira por Mauritania, Gambia y Senegal del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, al que el Ejecutivo madrileño acusa de generar “un efecto llamada” por su intención de fomentar la emigración legal y “circular” con la firma de acuerdos que incluyen programas de formación y capacitación en origen de sus nacionales para que puedan trabajar en España como temporeros. Y del otro, las dificultades que está encontrando el PP de Alberto Núñez Feijóo para encontrar un discurso propio en materia migratoria bajo la presión de Vox.
“No es lo mismo un tipo de inmigración que otra”, ha subrayado Ayuso, que siempre ha presentado a Madrid como tierra de acogida y mestizaje. “Yo defiendo la inmigración en general, pero por encima de todo defiendo la integración”, ha añadido. “Lo único que van a conseguir al final [con políticas como la de Sánchez] es que se desequilibren los servicios públicos y haya verdaderos problemas de convivencia en todos los pueblos”, ha seguido.
“Evidentemente que hay personas excepcionales que vienen de Marruecos, que vienen de Palestina”, ha puntualizado, sosteniendo al tiempo que ella es una gran defensora de Israel. “Yo, si tengo una hija, quiero que salga con su falda corta, si le da la gana, y que viva como siempre lo han hecho en su pueblo, y no que haya un choque cultural porque no lo hemos sabido integrar, o porque no lo hemos hecho con equilibrio, y resulta que hay pueblos que culturalmente han cambiado en España. (…)”, ha argumentado, en una referencia que ha parecido vincular a los migrantes musulmanes. Y se ha preguntado: “¿Por qué vamos a perder libertad, nuestras costumbres?”.
La líder conservadora, que ha hecho carrera alrededor del eslogan “comunismo o libertad”, pasó el verano pendiente de las elecciones de Venezuela. Así, los migrantes latinoamericanos está en el corazón de la estrategia electoral del PP regional, que les dedica mítines específicos (con conciertos y sermones) cuando hay elecciones. También se ha acercado a las iglesias evangelistas para captar votos, tiene una secretaría de nuevos madrileños; y un diputado autonómico, Gustavo Eustache, encargado de movilizar al colectivo.
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En paralelo, Ayuso ha ensayado desde que llegó al poder la articulación de un discurso político alrededor del idioma común (con la polémica Oficina del Español) y de la herencia resultante del Imperio español (con la Semana de la Hispanidad). Además, el Gobierno regional se mostró especialmente activo en el acogimiento de los refugiados ucranianos que huían de la invasión rusa, ejemplificando la tesis enunciada por su presidenta de que “es más fácil” integrar a quienes vienen “de Europa del Este y de otros países huyendo del comunismo” porque comparten con España “una aspiración, la libertad”, y por eso, “son tan emprendedores, porque quieren vivir de su trabajo y no de la subvención y ser mantenidos”.
Así lo defendió Ayuso en una entrevista publicada el domingo en La Razón, donde sostuvo que la clave para abordar el fenómeno migratorio es “la integración”, y apostó por “los hispanos”, porque “no son inmigrantes” y en España “están en su casa”, así como por personas que “huyen de comunismo”, pero no por los que eligen vivir “mantenidos”. De esta manera, la baronesa conservadora opinó que la “inacción” del Gobierno y “su falta de criterio” con la inmigración son “una amenaza” para el mantenimiento de la convivencia, el sistema y los servicios públicos, que ya “empiezan a resentirse” mientras el presidente del Gobierno se encuentra “provocando un efecto llamada con sus giras de autopromoción” en África.
Ayuso defendió el “mestizaje” y “la vida entorno” a la cultura española, “pero nunca pidiendo perdón por lo que somos ni echando por tierra todo lo conseguido mientras nos ahogamos en subvenciones”. Lo cual es “más fácil” para aquellos que comparten “una cultura, un idioma y una religión”. “Los hispanos no son inmigrantes, están en su casa como nosotros lo estamos en América”, subrayó. También “es más fácil” para quienes vienen “de Europa del Este y de otros países huyendo del comunismo” porque comparten con España “una aspiración, la libertad”.
Al tiempo, la presidenta madrileña rechazó las deportaciones masivas porque, además de ser de “dudosa legalidad”, dijo, no van al origen de un problema que va a “multiplicarse” por “la sequía, las guerras y la demografía africana”. Por ello, abogó por contribuir a que los países de origen puedan ofrecer oportunidades a sus ciudadanos y perseguir a las mafias, además de “aplicar políticas restrictivas de entrada y permanencia en el país” como se hace en cualquier país “medianamente bien gobernado”.
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