Barcelona dice basta y pone coto a la proliferación de tiendas cannábicas (growshops, dedicados a los productos para cultivo y consumo de cannabis), tiendas de accesorios de móviles y salones de manicura y pedicura en Ciutat Vella, el distrito más céntrico y presionado por el turismo. Pese a los sucesivos planes de usos que se han aplicado en el distrito, que buscan precisamente equilibrar la oferta comercial y de ocio, estas tres tipologías de comercio habían encontrado un paraguas por el que colarse. En anteriores planes se intentó poner fin al frenesí de tiendas de souvenirs, supermercados 24 horas, discotecas o locales de degustación que eran bares encubiertos. Formalmente, lo que hace el Ayuntamiento también esta vez es acordar la suspensión de licencias de nuevas aperturas en todo el distrito y una suspensión específica para nuevas aperturas en la Rambla, la calle más conocida de la ciudad, que está en pleno proceso de transformación, con una gran obra. El anuncio, este viernes, llega un día antes de la manifestación convocada en el centro de la ciudad contra la actividad turística.
El alcalde Jaume Collboni ha defendido durante una entrevista en Hoy por Hoy, de la Cadena SER, que “el empeño” de su Gobierno “res recuperar el corazón de la ciudad” donde ahora hay un claro moncultivo de oferta comercial y de ocio para los turistas. El armazón jurídico que permite vetar determinadas actividades comerciales es un plan de usos, un instrumento urbanístico que necesita apoyo político y que fija las condiciones de implantación de determinados epígrafes empresariales. Se han hecho en los últimos años para barrios donde se han producido mejoras que atraen negocios de restauración o para el turismo, como el entorno el Mercado de Sant Antoni, Sant Andreu o la superilla de Consell de Cent.
En el caso de Ciutat Vella, pese a tener un plan reciente, de 2018, los growshops, tiendas de carcasas de móviles y salones de pedicura y manicura se abrían hasta la fecha con el paraguas de epígrafes genéricos como floristería, herboristería, parafarmacia, cigarrillos electrónicos, perfumería, tiendas de móviles, peluquerías u otros tratamientos de belleza. La idea es ahora crear epígrafes diferenciados que permita vetar nuevas aperturas y “mejorar el control de estas actividades en la ciudad”, ha anunciado el Gobierno municipal.
De acuerdo al anuncio de este viernes, la restricción de estas licencias tendrá una vigencia de un año, durante el que se “abordará una regulación más profunda de la normativa de habilitaciones comerciales y económicas en el distrito”. El objetivo final es redactar un nuevo Plan de Usos para el distrito y la Rambla “para proteger el comercio local de proximidad, diversificar la oferta comercial y evitar el monocultivo de actividad económica enfocada al turismo”. Con todo, y pese a los sucesivos planes de usos que ha habido para intentar protegerlas, las tiendas de proximidad han prácticamente desaparecido de las zonas más tensionadas por el turismo.
En el caso específico de la Rambla, la suspensión busca estabilizar y renovar la oferta comercial, cultural y de actividades de ocio. Esta conocida vía fue la primera calle de la ciudad en tener un plan de usos específico, que ya regula la implantación de actividades “para fomentar las tiendas vinculadas a las industrias culturales, restringe las actividades hoteleras, de restauración y ocio nocturno, al tiempo que fomenta la calidad de las actividades de restauración y limitan la implantación de nuevo comercio alimentario y viviendas de uso turístico”, señala el consistorio, aunque la oferta se sigue caracterizando por tiendas pensadas para turistas, sean grandes marcas, de restauración, alimentación (turrones o jamón) o de souvernirs.
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Desde la oposición política al Gobierno municipal, los grupos de Junts y ERC han aplaudido la decisión del PSC. El concejal de Junts adscrito en Ciutat Vella, Damià Calvet, ha manifestado que están a favor porque “hay un determinado tipo de establecimientos que dificultan la convivencia en las calles y en los barrios de Ciutat Vella”. Calvet ha defendido llevar “más vida”, “más cohesión social y más buena convivencia” a los barrios. Por su parte, la presidenta del grupo de Esquerra, Elisenda Alamany, ha destacado que la suspensión de nuevas licencias de estos establecimientos llega después que los republicanos la exigieran, por lo que están ”satisfechos” de “volver a marcar el camino del futuro”. Alamany ha urgido a redactar el nuevo Plan de Usos para Ciutat Vella para que este distrito “deje de ser un parque temático” y “recuperar el equilibrio” que sus barrios han perdido.
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