¿Será cierto que Broncano juega para Sánchez y Pablo Motos para Feijóo? Análisis de mercadillo, pero que permite hacer un paralelismo entre esta temporada televisiva disruptiva y esta legislatura interruptus. Antes de explicar por qué se le está poniendo fea la cosa al Gobierno , y por qué las dolencias se están cronificando, una explicación del duelo televisivo, porque las cosas no son lo que parecen: es verdad que el programa de Broncano ha conseguido unos datos espectaculares, pero eso no significa que Pablo Motos haya perdido. Es más, no ha bajado ni una décima. Los que están sufriendo en el access, ese espacio que va delante del prime time, son Wyoming y Carlos Sobera. Merece un reconocimiento José Pablo López, el ex director de contenidos de TVE que ideó este fichaje con la idea de rejuvenecer el público de la televisión pública y una cosa técnica más importante: incrementar el flujo entre los espectadores off line (los de toda la vida) y los consumidores de contenidos a través de las plataformas de las cadenas (en el caso de la 1, RTVE Play). Los expertos en audiencias destacan que hay un millón más de personas viendo la tele convencional y eso es una revolución en el sector. Hace falta algo de tiempo para ver si en Broncano hay efecto champán o no, pero lo cierto es que a la vez Motos ha hecho la mejor semana de su historia. Imprevisible: dos trenes a toda velocidad compitiendo y ensanchando el electorado televisivo en el access, la antesala del prime time, el momento de mayor audiencia.Noticia Relacionada estandar Si La agenda reformista de Yolanda Díaz se estrella contra el Gobierno y los empresarios Susana Alcelay La subida de impuestos a la educación y sanidad privada que defiende la vicepresidenta segunda choca con Hacienda y EconomíaSin elecciones generales a la vista, lo que se está disputando esta temporada política es quién lidera el access, y aquí también hay dos trenes a toda velocidad, por mucho que el uno diga del otro que está débil. Ni Sánchez ni Feijóo están débiles. Venezuela es un asunto que el PP está sabiendo aprovechar para mostrar las vergüenzas y debilidades del Gobierno. El tema incomoda seriamente en La Moncloa, porque los pone ante el espejo, dado que cada vez es menos comprensible que no se reconozca la victoria de Edmundo González y porque la derrota del miércoles en el Congreso es una sonora humillación internacional para Sánchez: el Parlamento de España reconoce la victoria de González con el voto en contra del presidente. Y, además, Maduro también se lo está poniendo difícil. Desconozco si cuando el presidente dijo hace una semana que gobernaría sin el concurso del Legislativo, -tiene bemoles la cosa- intuía que el PNV le iba a pegar semejante cuchillada al sumarse a la mayoría conservadora para reconocer a Edmundo. Nadie se olvide de que la alianza parlamentaria que sostiene al Gobierno no es un pacto pro Sánchez, sino anti Vox, y hay pocas cosas más de derechas que un nacionalista vasco y un nacionalista catalán. Olvídese todo el mundo de mociones de censura exitosas contra el presidente. Dos humillaciones másLa semana que entra se producirán dos nuevas humillaciones para Sánchez y Albares, además de las que lleguen desde el otro lado del Atlántico. La primera en el Parlamento Europeo, donde según ha podido saber ABC el primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, va a marcar una posición firme frente a Maduro, infinitamente más dura que la que trata de liderar José Manuel Albares como canciller español. A ver cómo se capea ese temporal, porque Orbán es presidente de turno de la Unión Europea y, además, tiene un ministro de exteriores correoso al que no le gustan los planteamientos de su homólogo español. El miércoles el problema lo tendrá Sánchez en el Senado, donde se producirá una réplica del debate de esta semana en el Congreso, pero con la seguridad de que el PP sacará adelante una moción para instar al Gobierno a reconocer a Edmundo González Urrutia como nuevo presidente de Venezuela. «Después del sapo gordo que se tuvo que tragar Montero compareciendo obligada para hablar del pacto con ERC, ahora le toca éste con Edmundo», explican a ABC desde fuentes populares, que también destacan que Sánchez tendrá que comparecer obligado en el Congreso para hablar de inmigración. ¿Sabe hace cuánto que Sánchez no acude a la sesión de control al Gobierno en el Senado? Seis meses. En esta legislatura solo ha ido una vez, el 12 de marzo, porque a Sánchez no le gusta nada perder, y el PP le está empezando a doblar el pulso demasiado a menudo. Y eso va a ir a más. Gobierno en la sombraAlguien cercano a Sánchez desvela que en tiempos de Pablo Casado, el presidente reconocía que el bueno del PP era Núñez Feijóo, y por eso le hacía guiños: era una forma estupenda de desestabilizar a Casado. «A Sánchez le preocupa Feijóo, le tiene respeto», admiten. Es por eso que en La Moncloa están obsesionados con atacarle hasta cuando acierta: el mejor ejemplo fue cuando el presidente del PP se fotografió hace quince días junto a sus barones territoriales ante el palacio de los duques de Pastrana y desde Ferraz se decía que esa imagen era un meme. Más bien al contrario: es la imagen de un Gobierno en la sombra, exactamente lo que tiene que hacer el aspirante. Entre Sánchez y Feijóo no sé quién es Broncano y quien es Motos, pero al igual que la temporada televisiva, en la política tenemos dos miuras compitiendo y tratando de desestabilizar al otro. Feijóo solo tiene que llevárselo a su terreno, seduciendo votación a votación al PNV y a Junts, manteniendo la unidad de sus barones (que serán tentados con muchos billetes) y, sobre todo, obligando al Gobierno a hablar de lo que no quiere hablar: Venezuela, inmigración, derrotas parlamentarias. Se llama marcar la agenda, algo en lo que Sánchez es un maestro. Robársela. No es fácil, pero cuando haya transcurrido esta temporada sabremos quién está liderando el access a la espera de la gran batalla del prime time: las elecciones generales. Si Motos o Broncano, si Sánchez o Feijóo.
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Broncano, Motos, el canciller de Orbán y el miedo de Sánchez a la derrota
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