Nuevo incidente violento en los narcovestuarios de la calle de los Tejedores del distrito madrileño de San Blas, denunciado desde hace meses por los vecinos por la inseguridad que causa en el barrio. En la tarde de ayer se produjo una brutal pelea en la puerta de este edificio okupado por camellos que venden hachís y cocaína. Un hombre magrebí de 36 años y que se dedica supuestamente a la venta de droga, resultó herido muy grave tras ser golpeado en la cabeza con un adoquín por otra persona durante una riña.
El atacante es un joven venezolano de 19 años que, presuntamente, había acudido a adquirir una dosis de droga. Por un tema de menudeo se inició una pelea entre ambos que acabó con los dos con lesiones graves. El ciudadano venezolano golpeó en la cabeza varias veces al magrebí con un adoquín tras ser atacado con un cuchillo, según fuentes policiales.
La trifulca acabó con el camello magrebí herido muy grave con un traumatismo craneoencefálico. Fue atendido por el Samur y trasladado al Hospital Gregorio Marañón. Por su parte, el ciudadano venezolano tenía un corte en la parte posterior del cuello y también fue evacuado por el Samur al hospital Ramón y Cajal. Ambos heridos quedaron custodiados por la Policía en calidad de detenidos.
Este episodio de violencia es el día a día que viven los vecinos del barrio desde que hace siete meses los vestuarios de unas canchas deportivas fueron okupados por unos ciudadanos magrebíes que se dedican a la venta de droga. El edificio está situado a escasos metros de la comisaría de San Blas.
La construcción del bloque de los vestuarios se inició hace unos cuatro años para que los usuarios de las pistas pudieran cambiarse y ducharse. Sin embargo, nunca se estrenó y desde el pasado verano está ocupado por un grupo de magrebíes que se dedican al trapicheo de heroína, cocaína base y hachís, según explican los vecinos. Además, tienen luz por enganches ilegales en farolas del Ayuntamiento de Madrid.
Vecinos desesperados
Los residentes están desesperados por la conflictividad y la inseguridad que generan esta narco-okupación. Llevan denunciando constantemente las peleas, los robos y las colas de hasta 100 toxicómanos en la puerta de los narcovestuarios a la espera de comprar sus dosis de droga.
«Nuestras denuncias caen en saco roto, están abriendo coches, están paseándose a sus anchas y estamos hartos de llamar a la Policía», señala un vecino que asegura que los camellos magrebíes tienen su propia seguridad con aguadores y machacas que avisan a los vendedores en el caso de detectar la presencia de la Policía. «Los problemas crecen a pasos agigantados. Esto parece una guerra perdida y hay gente que vive de alquiler que ya se ha cambiado de piso», agrega uno de los residentes de la zona.
Los vecinos denuncian que están hartos de llamar a la Policía cada vez que se produce un incidente. «Los agentes nos dicen que no pueden hacer nada. Que tienen conocimiento de lo que pasa y que sigamos insistiendo», señala otra persona que describe que esta misma semana uno de los camellos le pegó a otro con un serrucho y que varias personas robaron a un hombre ebrio y le dieron una paliza, y todo a escasos metros del narcovestuario y de la comisaría de Policía Nacional. «Esto da miedo, estamos volviendo otra vez a los años 80 y esto se está yendo de las manos», cuenta otro hombre.
La vicealcaldesa de Madrid y delegada de Seguridad y Emergencias, Inma Sanz, dijo a finales de enero que el Ayuntamiento iba a dar una respuesta «integral» ante la realidad cada vez más crítica de estos narcovestuarios okupados. Agregó que la situación «concreta» tenía que ver «con otro tipo de realidades sociales, por lo que la problemática se abordará desde el punto de vista de la seguridad, pero también de las adicciones». Vox ha pedido el desalojo de las instalaciones y que se atienda a las familias que necesiten asistencia social.