El presidente electo de El Salvador, Nayib Bukele, ha cargado contra España en su primer discurso tras su aplastante victoria en las elecciones presidenciales, en las que ha superado por una gran diferencia a sus rivales, tal y como pronosticaban los sondeos, consiguiendo su segundo mandato tras sortear la Constitución.
Bukele ha explicado que un periodista español le preguntaba por qué «quieren desmantelar la democracia»: «Le dije, ¿pero de qué democracia estás hablando? Democracia significa el poder del pueblo. ‘Demos’ y ‘Kratos’. De ahí viene la palabra democracia«, ha declarado en referencia a su victoria en los comicios, donde ha conseguido alrededor del 80% de los votos.
«Esto significa el poder del pueblo. Si el pueblo salvadoreño quiere esto, ¿por qué va a venir un periodista español a decirnos lo que los salvadoreños tenemos que hacer? ¿De qué democracia habla? Él habla de la democracia que le dicen sus jefes allá en España. Pero eso no es democracia. Eso sería colonialismo, imperialismo, elitismo, plutocracia, pueden llamarlo como quieran», ha manifestado.
En este sentido, ha declarado que la democracia «es que los salvadoreños» escojan su gobierno. Así, ha apelado a periodistas, ONG y organismos internacionales, que han criticado durante su último mandato la violación de Derechos Humanos en su guerra contra las pandillas.
«No les pedimos nada, no les pedimos dinero, no les pedimos donaciones, no les pedimos ayuda internacional. Lo único que pedimos es respeto», ha afirmado durante el discurso desde el Palacio Nacional, tras aseverar que «El Salvador abre las puertas de par en par para los ciudadanos de todos los países del mundo».
«Queremos que vengan, que nos visiten, que nos conozcan. Queremos ser sus amigos, sus aliados, sus socios. Lo que no vamos a hacer es ser sus lacayos. Y no es simplemente porque tenemos ese derecho, que lo tenemos, sino también porque nosotros ya probamos sus recetas durante 50 años y nunca funcionaron», ha remarcado al rechazar las críticas internacionales.
Bukele impuso en marzo de 2022 un estado de excepción que continúa desde entonces, sin que haya visos de que termine. El éxito de su estrategia de seguridad conlleva unos 74.000 detenidos, el desmantelamiento de las pandillas e índices de homicidios de los más bajos de América Latina a través de la suspensión de derechos fundamentales, como el de expresión y organización.