Caixabank ha elevado por primera vez el número de clientes en España desde marzo de 2021, cuando cerró la integración de Bankia. En el último trimestre del ejercicio pasado, la entidad ha logrado revertir por completo la situación por la que venía atravesando y ha incrementado en nuestro país su cartera de usuarios, después de que llevara algún tiempo conteniendo la fuga.
El grupo de origen catalán, según los datos recabados por THE OBJECTIVE, ha sumado en torno a 3.000 particulares y empresas entre septiembre y diciembre de 2023. Y, aunque no son muchos, supone un punto de inflexión en la evolución. Tras ello, suma un total de 18,2 millones.
Este hito lo ha conseguido después de que fuera la primera gran entidad que lanzara un depósitos en su cartelera para toda la clientela y bajo las mismas condiciones. En el resto de grandes entidades las promociones están siendo individualizadas y se aplican para evitar una marcha del usuario o traslado de su dinero a la competencia o para los nuevos. Y se produce en un momento en que el Santander, uno de sus principales rivales, haya reducido a la mitad su captación.
Caixabank, en el conjunto de 2023, ha seguido reduciendo el número de clientes por el descenso registrado en la primera parte del año, continuando así la tendencia a la baja. En concreto, unos 100.0000. Una disminución que suele ser habitual cuando dos bancos se fusionan.
De manera recurrente, las operaciones corporativas conllevan una cierto revuelo en las entidades, que terminan por afectar a los clientes y a los trabajadores, diferentes cambios en los precios de la entidad absorbida y complejidades en los sistemas informáticos. Esto provoca una salida de usuarios. Desde la fusión, en Caixabank se han ido un millón, siendo más fuerte la fuga en los primeros trimestres hasta el frenazo experimentado en la recta final de 2022.
Pese a toda esta pérdida, Caixabank se mantiene como la entidad con el mayor volumen de usuarios en cartera en España, muy por encima de sus grandes competidores. El Santander, que es el segundo en el ránking, tiene 15 millones, aunque en su caso no se incluyen algunos negocios como el de Openbank, la filial online, o los de préstamos al consumo de su financiera. Se estima que BBVA, por su parte, tiene en torno a los 10 millones.
Además de revertir la evolución por completo, Caixabank ha continuado mejorando el porcentaje de aquellos que tienen vinculación y que, por tanto, son más rentables al tener contratados diversos productos, entre ellos la nómina, uno de sus platos fuertes. Según el presidente el consejero delegado, el banco logró que un millón de clientes domiciliaran su salario, incluyendo aquellos que habían sido captados en el pasado. Así, el 71,5% de los particulares del grupo de origen catalán tiene una relación comercial.
En todo el mundo, incluyendo sobre todo la actividad de su franquicia portuguesa BPI, Caixabank tiene registrados 20,1 millones de clientes, lo que hace que sea la mayor entidad de la Península Ibérica, un hecho del que sus responsables siempre hacen gala.
Aunque la situación económica no es muy halagüeña y el crédito sigue sin despuntar por la baja demanda, Caixabank confía en que a lo largo del ejercicio vaya de menos a más en 2024, y que algunos segmentos consigan recuperarse, como la financiación al consumo y los préstamos a empresas. En hipotecas, el banco espera más movimiento, pero no una plena reactivación.
La bajada de los tipos de interés, debido a los esperados recortes del precio oficial del dinero por parte del BCE, permitirán que haya una mayor alegría en el flujo de los créditos. Los bancos, no solo Caixabank, están deseosos de conceder, con el fin de aumentar la actividad y clientes, compensar el descenso previsto de los ingresos por el efecto de las tasas y contrarrestar el ligero aumento de la morosidad que se estima.
En 2023 el crédito de Caixabank se redujo un 2,4%, hasta los 324.135 millones de euros, debido principalmente al retroceso en las hipotecas. Los préstamos para la adquisición del banco, que controla el 25% del mercado, bajaron un 5% debido a las menores peticiones y a la ola de amortizaciones anticipadas debido a la subida abrupta de los tipos de interés.