Definitivamente me han convencido Sánchez y los suyos. No puede ser verdad todo lo que de él se cuenta. Necesariamente han de tener razón el propio presidente del Gobierno, sus ministros Bolaños, Puente, López, Alegría…, El País, la cadena Ser y la casi totalidad de los tertulianos de La Sexta. Seguro que «todo es mentira», que se trata tan solo de un conjunto de bulos puesto en marcha por la derecha, la ultraderecha y las fachosferas mediática y judicial.
Sí, no puede ser verdad que existan indicios ciertos de la posible comisión de varios delitos por parte de la mujer de Sánchez. No puedo creerme que se haya prevalecido de la posición de su marido para favorecer a varias empresas, ni para impulsar su actividad empresarial, ni para registrar a su nombre en el Registro de Marcas y Patentes un activo que no es suyo. Resulta difícilmente creíble. Tampoco puede ser verdad que existan indicios ciertos de que a su hermano David le haya contratado la Diputación de Badajoz por ser hermano de quien es, ni que se le haya consentido la habitual ausencia de su puesto de trabajo, ni que la Agencia Tributaria le haya exculpado del ilícito tributario que supone una ficticia expatriación fiscal por la que persigue a muchos otros contribuyentes. Me han convencido, todo lo que se dice de la mujer y del hermano de Sánchez es pura invención de la derecha mediática.
Tampoco puede ser verdad eso de que el fiscal general nombrado por Sánchez haya ocultado o eliminado las pruebas que le incriminarían o exculparían del grave delito de revelación de secretos por el que el ultramontano Poder Judicial le puede sentar en el banquillo. Es tan increíble que el jefe de todos los fiscales haya podido filtrar lo que legalmente no podía y que después destruya u oculte las pruebas que no me lo puedo creer. Seguro que es otro bulo de la derechona española.
¿Y qué decir del fango que se está echando sobre José Luis Ábalos? Otra víctima de las fake noticias que hacen circular los fake diarios conservadores, tanto como lo son la exministra Reyes Maroto como el ministro Ángel Víctor Torres, de los que se dice ahora que tuvieron también relación con Aldama, aunque ambos lo hubieran negado. No puede ser cierto, no puedo creerme que mintieran de ese modo en comisiones parlamentarias de investigación. Peor aún es lo del pobre Koldo al que la «extrema derecha y la derecha extrema» no le perdonan que guardara con uñas y dientes los avales que posibilitaron que Sánchez se hiciera con el poder en el PSOE. Eso no se lo perdonan y ahora se lo quieren hacer pagar desparramando bulos y mentiras sobre su conducta ejemplar.
Peor aún es la pretensión de hacernos creer que Sánchez gobierna con la extrema izquierda sentada en su Consejo de Ministros. Afirmar que en su Gobierno está presente la ultraizquierda es puro trumpismo y no puede ser cierto. Como tampoco puede serlo que, cuando ellos le dejan, se apoye parlamentariamente en los nacionalismos independentistas y en los herederos políticos de ETA. Otro bulo más de esta derecha cavernícola que está dispuesta a enfangarlo todo.
«¿Cómo va a ser cierto que Sánchez dijera que la amnistía no cabe en la Constitución?»
Pese a la gravedad de todas las mentiras anteriores que expanden los políticos y los periodistas derechistas, lo más grave de todo es cuando dicen a la sociedad española que Sánchez miente, que lo que dice y a lo que se compromete en campaña electoral se evapora al abrirse las urnas y entonces él hace lo contrario de lo que dijo y de aquello a lo que se comprometió. ¿Cómo va a ser cierto que Sánchez manifestara miedo a gobernar con Pablo Iglesias? ¿Cómo va a serlo que dijera que la amnistía no cabe en la Constitución? Miente, la derecha política y mediática miente.
Y así, tras repasar todas las burradas que se dicen de Sánchez y valorando que solo la hipótesis de que fueran ciertas resulta tan increíble como alarmante, he llegado al convencimiento de que «todo es mentira», todo aquello de lo que se le acusa no puede ser más que fruto de la fabulación de aquellos que no creen en la democracia. Sin sombra alguna de duda, he llegado firmemente la convicción de que Sánchez ha de ser necesariamente inocente de todo lo que se imputa, no puede ser de otro modo.
En consecuencia, propongo que los que creemos en él nos organicemos para iniciar el proceso tendente a solicitar su canonización. Verle incluido en el santoral sería el justo premio a la infinita paciencia con la que ha soportado los bulos y el fango que le han arrojado los derechistas españoles. Es verdad que San Pedro ya existe, pero podríamos proponer al Vaticano que una vez superado el examen del abogado del diablo, pudiera convertirse en San Sánchez.