En su séptima comparecencia en el equipo europeo, Carlota Ciganda está consolidada como la auténtica líder de su bando. La Copa Solheim, que enfrenta bienalmente a Estados Unidos y Europa por la supremacía del golf femenino mundial, no había tenido hasta el momento una referencia ganadora como la de la navarra.
Es cierto que por esta competición han pasado grandes jugadoras como Julie Inkster, Laura Davies o Annika Sorenstam, pero ninguna de ellas ha tenido el carisma y el ascendente sobre sus compañeras de la de Ulzama.
Aunque su carácter un tanto tímido y retraído podría indicar lo contrario, el fuego que desprende Ciganda calienta a las suyas al más puro estilo de Seve Ballesteros, todo un maestro a la hora de motivar ante los del otro lado del Atlántico. Esto lo sabe perfectamente la capitana continental Suzann Pettersen, que es experta en descargar la responsabilidad en su primera espada (cuando la sueca estaba en activo formaron una gran pareja en esta competición) y en las rivales.
«Como juegan en casa, estoy feliz de dejarles a ellas la presión de ser las favoritas», explicó en la rueda de prensa de presentación. Y no le falta razón , ya que las estadounidenses forman una constelación de estrellas que, comandada por la número uno mundial Nelly Korda, deberían ganar de calle sobre el papel.
Pero lo que se verá a partir de esta tarde en el Robert Trent Jones de Virginia (13 h, Movistar Golf) poco tendrá que ver con los pronósticos. El campo, construido a orillas del lago Manassa, es uno de los mejores del planeta y está acostumbrado a recibir grandes eventos (cuatro Presidents Cup avalan su diseño).
Tiene buena longitud y favorece a las pegadoras, lo que es un aliciente para Carlota, que tiene en el ‘driver’ a un gran aliado. Y, si le funcione el juego corto, puede dar alas a las suyas como en la última edición de Finca Cortesín donde ganó los cuatro puntos que disputó y salió a hombros del campo malagueño. Europa está en sus manos.
