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Con más de medio siglo de trayectoria, Cecilia García es sinónimo de versatilidad, talento y compromiso con el arte en República Dominicana.
Actriz, cantante, humorista, productora y figura clave del teatro musical, su legado ha marcado generaciones tanto en el escenario como en la pantalla.
En esta conversación íntima con Diario Libre, Cecilia repasa su carrera desde los días en que imitaba a Sara Montiel siendo una niña, hasta su más reciente éxito sobre las tablas con el musical Hello, Dolly!.
Sin filtros y con la franqueza que la caracteriza, habla de sus inicios, del valor del arte, de los desafíos actuales de la televisión y de su inquebrantable pasión por la escena.
García, hija del matrimonio de la señora Dulce Esperanza Castillo Báez y de Luis Arístides García-Mella, ha sido una figura protagónica de la industria del entretenimiento de la República Dominicana.
Una labor que ha desempeñado con grandes aciertos a través de la actuación y el canto y que hoy, con más de cincuenta años de vigencia, sigue reafirmando su calidad y conexión con el público.
Sus inicios
Su viaje en el arte comenzó cuando apenas tenía 16 años, con la oposición de su padre.
«Mira, yo comencé a trabajar cuando tenía 16 años en el programa de televisión La taberna de Babín. Mi papá nunca me quiso dejar. Yo quería desde antes, naturalmente, pero en mi casa no me dejaban. Ya cuando estaba en tercer año de bachillerato, me dijo: ´Está bien, te voy a dejar, pero eso es un hobby´».
Fue el fenecido músico y maestro Manuel Sánchez Acosta, una persona cercana a su padre, con quien comenzó a trabajar y a darse a conocer en el medio artístico.
«Mi padre quería que yo estudiara una carrera. Cualquiera que yo eligiera, pero una carrera. Sabía, sin embargo, que no iba a dedicarme a otra cosa que no fuera el arte, porque él también era muy artístico. Tocaba piano, hacía dúos, contaba chistes… Tenía un gran talento. Mi mamá también cantaba muy lindo. Mi casa siempre fue muy musical».
Su madre y su padre, fueron una gran influencia para ella, ya que eran artistas, por lo que desde pequeña sabía que quería ser como ambos.
«Desde chiquita recuerdo que los domingos se llenaba la casa de gente, cantaban, tomaban sus tragos, y a mí me disfrazaban. Imitaba a Sara Montiel. Recuerdo que cuando tenía cinco años vi El último cuplé y me enamoré de esa película. No era para niños, pero la vi 26 veces. Me sabía los diálogos… Siempre fui artista».
No terminó en la universidad
Para complacer a su padre, con quien libró una batalla porque mantenía su oposición a que abrazara la carrera del arte, se inscribió en la universidad para estudiar psicología, pero esa fue una breve experiencia. «Duré dos semanas. No pude más», dijo.
Y recuerda que el maestro Manuel Sánchez, en ese tiempo, era quien traía los artistas internacionales al país, al Hotel Embajador y al Embassy Club.
«Gracias a eso, conocí a muchísimos artistas internacionales justo cuando comenzaba mi carrera. Una vez trajeron a Pedro Vargas, y necesitaban una contraparte, que en esa época era obligatoria. Ahí fue que comencé realmente y entramos por la puerta grande».
Cecilia García desempeñó un rol estelar como actriz cómica en la televisión.
En el legendario programa El Show del Mediodía, de Televisa, la empresa de José Augusto Thomén, donde conoció a figuras como Freddy Beras-Goico y Milton Peláez, humoristas con los que años más tarde estableció una amistad que dejó una profunda huella en su vida profesional.
De Altagracia a «Cecilia en facetas«: la huella de García
Aunque el humor marcó su carrera, la artista desarrolló «Cecilia en facetas«, el programa que produjo durante años en la televisión en el que dejó la impronta de la calidad y apostó a un contenido trascendental.
- «Yo creo que fue uno de los primeros programas que marcó esa diferencia y que mostró que se podía hacer una televisión bonita, te decían que no tenía audiencia, sin embargo, todavía, al día de hoy, yo puedo llegar por ese aeropuerto de las Américas y encontrarme gente que me habla de la calidad del programa, maleteros, parqueadores, choferes, gente de a pie, que me dicen, mírala ahí, Cecilia en facetas«.

Altagracia, el personaje
Altagracia fue el personaje popular que la proyectó ante el gran público en Puerto Rico en el programa El Show del mediodía, donde lo estrenó y posteriormente en su homónimo en la República Dominicana que se transmite por Color Visión.
«Altagracia nace en Puerto Rico, que todavía la están haciendo, y no cobro royalties porque nunca la registré. Allí viví cinco años y trabajé en el Show de Mediodía de Paquito Rivera en el canal 2 de Telemundo en el espacio de humor que se llamaba Mi Hippie me encanta. Entonces yo era la que servía y en esa casa, ¿verdad?, en ese momento comenzaba el éxodo de dominicanas para hacer el trabajo doméstico. Estaban comenzando a llegar. Entonces yo hice el papel de esa dominicana con mi pañuelito, mi uniforme y así comenzó Altagracia«.
Cecilia García reveló que, si tuviera residencia en el país, tendría una participación en un programa de televisión.
«Aunque digo que no voy a hacer televisión, no como productora, quizás sí me interesaría como parte de un proyecto. La televisión en este momento está en el momento más delicado, igual que los medios tradicionales, porque es un medio tradicional».
«Nunca hubo toxicidad«
Cecilia García está agradecida de su desarrollo artístico junto a destacados artistas con los que hizo gran amistad.
«Tuve la suerte de nacer en una época de un compañerismo increíble. Nunca hubo toxicidad, jamás envidia. Todo lo contrario: había colaboración y respeto. Esa camaradería se conectaba también con otros grandes nombres, como Rafael Solano, Niní Cáffaro, Fernando Casado, Luchy Vicioso, Julio César Defilló…»
Cecilia García prestó su voz e imagen para la grabación de comerciales y promociones radiales y televisivas.
«Recuerdo que me llamaron para grabar un jingle. Yo no sabía ni qué era eso. Me llevaron a un estudio en la calle Polvorín, justo frente a donde vivían Luchy Vicioso y Atala Blandino. Estaba Rafael Solano en el piano. Me pusieron a cantar una canción publicitaria. Era una prueba, y el cliente aprobó. Ese día conocí a Solano. A partir de ahí seguimos trabajando juntos».
La dimensión de Cecilia García se consolidó gracias a su versatilidad en la escena, logrando convertirse en la mujer más completa que existe en el país, gracias a sus múltiples facetas.
Actuaba en lugares de moda de la época como el Hotel Napolitano y el Hotel El Embajador, y con frecuencia participaba en las giras artísticas que auspiciaban la Compañía Anónima Tabacalera y la firma licorera J. Armando Bermúdez.
En su viaje por el arte, el canto ha sido una faceta que le ha merecido el aplauso del público. Aunque no tiene registro de cuándo comenzó a cantar, comentó que sus primeros trabajos la gente no los conoció.
«Yo quizás comencé a grabar algo, que no fue para ninguna parte, porque yo cantaba cosas que la gente no entendía, que a veces me gustaban. Por eso yo nunca fui un artista que ninguna disquera quisiera. Tengo varias producciones ya a otro nivel, que son para uno sentarse, escucharlas, conversarlas con los amigos. Pero si tú dices: ´yo tengo 50 y tantos años de carrera, y no tengo más de, qué sé yo, cuatro o cinco producciones, por ahí más o menos´, eso no es nada. Yo nunca fui una cantante popular como Sonia Silvestre, por ejemplo. Ella prefirió echar a un lado la popularidad y abrazar una causa social; yo lo que hice fue todo lo contrario, mi popularidad vino con el humor.
Yo no fui lo que Sonia Silvestre, por ejemplo, sí fue, porque Sonia hizo de su estilo y de su preferencia musical, ella prefirió la popularidad y apostó a eso. Yo lo que hice fue todo lo contrario. Mi popularidad vino con el humor. Entonces, si yo cantaba una cosa, estaba bien, pero nunca me la grabaron y nunca pensé yo que era la gran cantante. Yo cantaba lo que yo quería y sigue siendo así, yo canto lo que me gusta».
Un pie allá y el otro aquí
Cecilia García se mudó a Orlando, Florida, Estados Unidos, en 1994 con su esposo, el doctor Antonio Segundo Imbert, pero mantenía contacto con el público a través de Cecilia en facetas, que mantuvo hasta 1995, y posteriormente a través de Donde quiera que estés, una producción especial que destacaba el rol de dominicanos en el extranjero.
«Donde quiera que estés era un programa mensual que yo hacía, pero tenía que venir aquí, viajar por diferentes partes del mundo y traerlo aquí. Luego que se terminó ese programa destacando, perdóname la diáspora, a los dominicanos residentes en el extranjero.»
Posteriormente se reunió de nuevo con Freddy Beras-Goico en el programa Punto final que producía en Color Visión.
La música, el arte, la televisión
Cecilia García reveló que, si tuviera residencia en el país, tendría una participación en un programa de televisión.
«Aunque digo que no voy a hacer televisión, pero quizás no como productora, pero sí como parte de un proyecto, sí quizás me interesaría. La televisión en este momento está en el momento más delicado, igual que los medios tradicionales, porque es un medio tradicional».
Comentó que: «Entonces, ahora tú ves, por ejemplo, que la comunicación, la palabra comunicación abarca muchas cosas, que no es la que uno considera como la comunicación necesariamente. Y lo que yo creo que, si avanzar es hacer plataformas, si avanzar es hacer los podcasts, si avanzar es hacer ese tipo de cosas que están, que esa es la mercadología, la realidad del mundo, vamos a hacer más cosas».
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«Es una pastilla que me tomo todos los días. ¡La Nini 1500 plus! Claro, en honor a mi amigo el cantante Niní Cáffaro, quien luce muy joven. Esa es la que me mantiene»Artista
Apoyo al arte
Cecilia García destacó el rol de Chino Almonte quien, a través de la Compañía Anónima Tabacalera, hizo posible que mucho talento se diera a conocer.
Chino Almonte era un hombre conocedor y prefería las cosas buenas y de calidad y cuando algo le gustaba lo paseaba por el país, no solamente que por Santiago, sino el país entero. Y era la Tabacalera, que era una empresa estatal.
«Aquí hace muchísima falta de que haya una intención de pensar que el arte no se ayuda. A mí ni siquiera me gusta la palabra ayuda».
También reconoció el rol que desempeñó la empresa Orange Dominicana, hoy Altice, quienes crearon una división para el entretenimiento y respaldaron a los artistas sin que estos fueran necesariamente populares.
«Hasta el momento, la única empresa que sabiendo que no llegaba a la gran masa y que te daba unos patrocinios extraordinarios para poder hacer musicales y teatro musical y todo ese tipo de cosas fue Orange. En la época de Orange sabíamos y ellos sabían que lo que nosotros planteamos y hacíamos era de mucha calidad y se quedaba en un grupo de gente. De hecho, crearon una división de entretenimiento y de música y de cine. Eso no ha vuelto a pasar».
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Del humor al teatro
Además del humor, el teatro ha sido esencial en su carrera. De las manos del productor artístico Guillermo Cordero hizo un aclamado debut en la obra El último instante.
«No tenía idea de lo que era el teatro en ese momento, pero me buscaron. Aparentemente lo hice bien, porque la gente todavía recuerda esa obra. Después de eso me llamaron de muchos sitios, pero me dio miedo escénico«.
Agregó: «Sin embargo, por insistencia de Guillermo Cordero, finalmente hicimos Victor/Victoria con Freddy. Fue una gran producción. Una súper producción, además con factura internacional.»
Posterior a esos trabajos, subieron a escena El Beso de la Mujer Araña, La jaula de las locas, Master Class —sobre los últimos años de María Callas—, Glorious, o Los Miserables.
También en las producciones Cenicienta, Blancanieves y otros musicales. Y recientemente, hizo el monólogo La novia del viento, basado en la vida de Alma Mahler, y la semana pasada asumió el rol protagónico en Hello, Dolly!.
El cine
Ha hecho pocos filmes, pero sueña con nuevos proyectos
No ha hecho muchos trabajos en el cine; sin embargo, desea participar en otros proyectos.
«Es un medio completamente distinto, otro tipo de reto. La primera fue Biodegradable, de Juan Basanta, y la segunda, La hembrita, donde tuve un papel protagónico. Fue una experiencia maravillosa y me encantaría. Quiero hacer cine. Estoy disponible, que me llamen. (ríe)»Al referirse a su más reciente rol en el musical Hello, Dolly!, lo definió como una gran sorpresa.
«Había otra propuesta con otra figura. Pero como no se concretó, Carlos Espinal y Marco Malagón decidieron apostar por esta producción. Yo conocía la película, pero no la obra teatral. Me puse a investigar, a estudiar el libreto, las referencias. Y aunque teníamos entusiasmo, no imaginé que la respuesta del público sería tan extraordinaria. Es una obra exigente, tanto actoral como musicalmente. Te diré que de todos los proyectos que he hecho, este ha sido uno de los más difíciles y esperamos volver a presentarlo».
Escenarios
- Una de las dificultades que atraviesan los productores es la falta de escenarios para ofertar musicales y obras de teatro.
- «Y no solo grandes teatros, también espacios pequeños. El verdadero problema es que no se ha desarrollado la visión empresarial que entienda el valor del arte. Aquí ningún empresario piensa en construir un teatro. Aquí hace falta que las empresas entiendan que el arte no se ´ayuda´, se apoya como una inversión. Participar en una obra de arte es una forma de hacer país. En los años de Orange, por ejemplo, había una visión clara: sabían que lo que hacíamos era de calidad, aunque llegara a un público selecto. Tenían incluso una división de entretenimiento. Pero eso no ha vuelto a pasar.»
La artista aseguró que se siente reconocida por el país y expresó que se siente muy querida por el público.
Con frecuencia le preguntan qué hace para mantener su figura, que si tiene algún truco, a lo que contestó: «Es una pastilla que me tomo todos los días. ¡La Nini 1500 plus! Claro, en honor a mi amigo el cantante Niní Cáffaro, quien luce muy joven. Esa es la que me mantiene», concluyó.