La Guardia Civil investiga el hallazgo de tres cadáveres tras el incendio de una vivienda en Chiloeches (3.500 habitantes, Guadalajara), después de que un fuego se originara en la planta baja del edificio esta madrugada. Las víctimas, según detallan fuentes de la investigación, son un matrimonio, ambos de 52 años, y su hija, de 22, y sus cuerpos presentan signos de violencia. En concreto, se trataba de heridas de arma blanca. Fuentes próximas a la investigación aseguran que fue el otro hijo de la familia, de 21 años, y que no se encontraba en la vivienda, quien denunció los hechos llamando a los servicios de Emergencia del 112 de Castilla la Mancha hacia las tres de la madrugada.
La autoridad judicial ha decretado el secreto de sumario en la investigación, según recoge la agencia Europa Press. El incendio se produjo en la urbanización Medina Azahara, en la calle Fuente Valdoma de la localidad y se extinguió dos horas después de provocarse, en torno a las 5.30. Se trata de una zona residencial situada a unos 15 kilómetros del centro del pueblo, en un paraje campestre. El fuego habría comenzado en la planta baja de la casa y se habría propagado hacia la parte de arriba de la vivienda de manera virulenta, por lo que los bomberos emplearon casi dos horas para apagarlo y permitir el acceso a la casa de manera segura.
PEPE ZAMORA (EFE)
Miembros de la policía judicial del instituto armado investigan ahora los hechos dirigidos por el juzgado de Guadalajara. Hasta el lugar se desplazaron agentes de la Guardia Civil, vehículos de transporte sanitario y un médico de urgencias, que solo pudo certificar las tres muertes. Los cadáveres han sido levantados a las 13.30. El Ayuntamiento de Chiloeches ha decretado dos días de luto oficial. “Estamos consternados por los hechos que se han producido”, ha señalado el alcalde, Marcos Cascajero.
No es la primera vez que se produce el asesinato de una familia en Guadalajara. El 17 de agosto de 2016, el joven brasileño Patrick Nogueira asesinó a puñaladas a sus tíos y a sus dos hijos pequeños y posteriormente los descuartizó a todos dejándolos metidos en bolsas de plástico dentro de su casa, en una urbanización de Pioz. Fue el olor de los cuerpos el que llevó a los vecinos de las casas colindantes, también en una urbanización retirada del centro del pueblo, quienes denunciaron a la Guardia Civil.
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