Los finales y principios de años suelen tener las mismas características: en el comienzo hacemos metas y nos proyectamos para los próximos 12 meses. Llegado este plazo toca sacar balanza de qué hicimos con lo que anotamos.
También está un segundo grupo, que prefiere no programar nada para evitarse la frustración de no tener logros, o, porque simplemente no esperan nada, solo deciden fluir. Cada cabeza es un mundo, como lo son las decisiones de cada quien.
En este artículo te invitamos a que, sea cual sea tu elección que no falte el optimismo ni la esperanza que siempre nos hacen bien y son poderosos aliados para la salud mental, según la Fundación Salud y Persona.
«El optimismo actúa como un amortiguador frente al estrés», afirma una investigación de la American Psychological Association, para luego agregar que éste le abre las puertas a la esperanza, que nos motiva y hace nacer la esperanza.
¿Cómo lograrlo?
Hay que ser conscientes de que ser optimistas no es cosa que se logre de la noche a la mañana, es necesario tomar la decisión y actuar en base a ella:
El gran paso es practicar la gratitud. Inicia reflexionando sobre las cosas buenas que han sucedido en su vida, sin importar que tan grande o qué tan pequeñas sean. Recuerda que si lo puedes hacer es porque estas disfrutando del mayor don que existe: la vida.
Puedes iniciar por cosas cotidianas, como por poder tomarte una taza de té, chocolate o café y disfrutar de su sabor… hay quienes no pueden hacerlo. Por una llamada, una visita o un gesto de cualquier amigo o ser querido, porque significa que no estás solo.
«Puede intentarlo a primera hora de la mañana o justo antes de dormir, lo que sea mejor para ti», aconseja la Dra. Judith T. Moskowitz, psicóloga de la Northwestern University.
Además de esto, anímate a escribir cosas por las que estas agradecido, celebra y tómate un tiempo para disfrutar los momentos positivos a medida que vayan ocurriendo. Revívelo compartiendo con otros.
Beneficios para la salud del optimismo
Según los expertos de la Clínica Mayo, las investigaciones todavía se mantienen explorando sobre los efectos del pensamiento positivo y del optimismo en la salud:
- Aumento de la expectativa de vida.
- Tasas más bajas de depresión.
- Niveles más bajos de sufrimiento emocional y dolor.
- Mayor resistencia a las enfermedades.
- Mayor bienestar psicológico y físico.
- Mejor salud cardiovascular y menor riesgo de muerte por enfermedades cardiovasculares y accidentes cerebrovasculares.
- Menor riesgo de muerte por cáncer.
- Menor riesgo de muerte por afecciones respiratorias.
- Menor riesgo de muerte por infecciones.
- Mejor capacidad de afrontar una situación difícil durante las dificultades y los momentos de estrés.