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La lucha contra los poros dilatados es una batalla que se libra tanto frente al espejo como en el laboratorio, e incluso en la cocina. Un deseo compartido por muchas personas, independientemente de su género, es el de conseguir una piel más lisa, luminosa y con los poros menos visibles. Sin embargo, muchas rutinas de belleza prometen cerrar los poros lo cual es un mito. Y es que los poros no se abren ni se cierran como puertas, pero sí podemos reducir su apariencia mediante una combinación de tratamientos efectivos y buenos hábitos. Para entender cómo conseguirlo, hemos hablado desde THE OBJECTIVE con dos expertas que ofrecen una visión integradora y científica sobre cómo mejorar la apariencia de los poros, tanto desde fuera como desde dentro.
Por qué se dilatan los poros
Los poros visibles no son un simple problema de higiene, sino que están influenciados por varios factores como la genética, el tipo de piel, la edad y el estilo de vida. A medida que envejecemos, nuestra piel pierde firmeza y elasticidad, lo que puede hacer que los poros parezcan más grandes. Además, la producción excesiva de sebo y la acumulación de células muertas contribuyen a este efecto. Como explica Rachel Keys, especialista en dermoestética: «Aunque los poros no se pueden cerrar físicamente, sí podemos minimizar su apariencia visiblemente con tratamientos eficaces y una rutina bien diseñada.»
¿Cuales son los tratamientos recomendados?
Según Rachel Keys, entre los más efectivos se encuentran los peelings químicos, como el ácido glicólico o salicílico, que limpian los poros desde dentro y estimulan la renovación celular. Además, el láser fraccionado y la radiofrecuencia con microagujas ayudan a mejorar la densidad de la piel y afinar su textura. Las limpiezas profundas combinadas con exfoliación enzimática o microdermoabrasión suave también son tratamientos recomendados como parte del mantenimiento. Sin embargo, el verdadero desafío es la rutina diaria. Rachel destaca la importancia de una rutina constante y equilibrada que incluya los siguientes pasos:
- Limpieza suave pero constante: para eliminar las impurezas sin dañar la barrera cutánea.
- Exfoliación: una o dos veces por semana para eliminar células muertas y ayudar a la renovación celular.
- Niacinamida: un activo ideal para equilibrar la producción de sebo y reducir la apariencia de los poros.
- Retinoides: para mejorar la textura de la piel y estimular la producción de colágeno.
- Protección solar diaria: imprescindible para proteger la piel de los daños del sol, que pueden agravar la dilatación de los poros.
Cómo afecta la alimentación
Noemí Bermúdez, CEO de Mímate Cosmetics: «Los poros dilatados no solo son consecuencia de la grasa o la limpieza, sino que también están relacionados con la inflamación, los desequilibrios hormonales y la pérdida de elasticidad». Para abordar estos problemas, la nutricosmética juega un papel esencial. El enfoque desde la nutricosmética incluye la incorporación de ciertos nutrientes y suplementos que ayudan a mejorar la salud de la piel. Algunos de los más recomendados son:
- Zinc y vitamina B6: para regular la producción de sebo y reducir la inflamación.
- Colágeno hidrolizado y ácido hialurónico: para mejorar la firmeza y la hidratación de la piel.
- Extractos vegetales como la bardana, la ortiga y el té verde, conocidos por sus propiedades depurativas y antiinflamatorias.
- Probióticos: que equilibran la microbiota intestinal, lo que puede tener un impacto positivo en la salud de la piel.
Una piel más equilibrada
La clave no es eliminar los poros, sino trabajar para que su aspecto sea más equilibrado y menos visible. Como bien explica Rachel Keys: «Eliminar los poros no es el objetivo. Lo importante es mejorar su apariencia para lograr una piel más equilibrada, con mejor textura y sin exceso de brillos.» Por su parte, Noemí Bermúdez enfatiza que la piel refleja lo que ocurre tanto dentro como fuera del cuerpo. Cuando trabajamos en ambas direcciones —tratando la piel con tratamientos adecuados y apoyándola desde la nutrición—, los resultados son más duraderos, reales y conscientes.
