A pesar de que el Gobierno dominicano tiene una nómina con más de 1,350 personas en las áreas de comunicación de los distintos ministerios, direcciones y en Palacio; sorprendentemente quienes elaboran estas comunicaciones obtendrían baja calificación en una prueba de gramática y de sintaxis.
Diario Libre ha analizado algunos comunicados oficiales, evidenciando que si la prueba PISA se aplicara a la comunicación gubernamental y no a los estudiantes, los resultados tampoco serían muy halagüeños.
El 31 de octubre, el Ministerio de Administración Pública emitió la circular número 018031 con el asunto: “Recopilación de datos sobre pago de servicios públicos de los servidores de RD”, en la comunicación firmada por el ministro Sigmund Freund, se ignora que los cargos se escriben con letra minúscula, se omiten “s” en algunos plurales y se agregan en palabras que no las llevan.
En el controvertido comunicado en el que se exige a los empleados públicos presentar los recibos del pago de electricidad y agua, escasean las tildes, de hecho, se utiliza la forma verbal “está” y el cuestionante “qué” y no marcaron el referido signo.
En contraste, las comunicaciones del Banco Central demuestran esmero en el uso del idioma y especial cuidado para simplificar cuestiones complejas de la economía.
El escritor e intelectual, Rafael Peralta Romero, analiza el fenómeno y nos explica: “Esto se debe al descuido y despreocupación por el buen uso de nuestra lengua qué campea en la sociedad de hoy”.
Como prueba de que el problema no se limita al Poder Ejecutivo, recientemente el Senado envió una carta al embajador de España en el país, Antonio Pérez Hernández, en la que atropellaron el idioma de Cervantes y Góngora con asombrosa rapidez. Además, en una carta dirigida al canciller Roberto Álvarez, los senadores se inventaron un país: la República de España, quizás en sustitución del Reino de España con el que sí tenemos relaciones fraternales.
Otra de las falencias que observamos en publicaciones oficiales es la incongruencia entre lo escrito y lo que se pretende escribir, que en muchas ocasiones ni siquiera permite entender lo publicado. Un tuit de la Cámara de Diputados del 1 de noviembre, establece que: “La Comisión Permanente de Contratos, presidida por Tobías Crespo, continúa con la lectura de las iniciativas pendientes en la comisión de mil un metros hasta veinte mil, de acuerdo a los procedimientos establecidos…”, la publicación es un poco más extensa, pero la falta de congruencia, dificulta entender el texto.
En un post del Senado, se hace evidente que muchos de estos comunicadores ni siquiera conocen la división político- territorial de RD al referirse al “Ayuntamiento Municipal de Cumayasa” ignorando que Cumayasa es un distrito municipal y que lo que existe allí es una junta distrital según la Ley No. 176-07.
Rodolfo Báez, es un escritor y catedrático que ha analizado el problema, considera que la falta de experticia escrita está ligada a la poca lectura de algunos profesionales: “Una cosa que afecta mucho a nuestros comunicadores es que no leen, no se capacitan, hicieron una carrera o un curso técnico de periodismo y creen que ahí termina la vida; no siguen preparándose”, explica.
En una nación famosa por ser el primer territorio donde se establecieron los españoles, que ha tenido figuras de las letras tan conspicuas como Pedro Henríquez Ureña, Salomé Ureña o don Juan Bosch y que tiene un presupuesto de “Comunicación”, que en 2024 supera los RD$ 3,605 millones, uno se pregunta: ¿cómo elaboran comunicados oficiales con tantas faltas?