La vida consagrada celebra este domingo su jubileo en la Catedral en coincidencia con la festividad de la Presentación del Señor como cada 2 de febrero. La fecha elegida es especial porque en esa fiesta (antigua de la Purificación de la Virgen, conocida … vulgarmente como la Candelaria por las hogueras que alumbraban los templos), la Iglesia entera tiene muy presentes a las personas que han elegido consagrar sus vidas a Dios.
El Papa San Juan Pablo II instituyó en 1997 la jornada mundial de la Vida Consagrada, que se ha venido celebrando de manera ininterrumpida, para que todos los fieles cristianos tomen conciencia y oren por las necesidades de los consagrados, un numeroso grupo que en la archidiócesis de Sevilla alcanza la nada despreciable cifra de unas 4.000 personas aunque el dato fluctúa mucho en función, tristemente, de los fallecimientos de una población envejecida.
El arzobispo Saiz presidirá la eucaristía en el altar mayor de la Catedral a partir de las cinco de la tarde, a la que están invitados cuantos fieles quieran expresarle su cercanía y mostrarle su agradecimiento a quienes han hecho esta opción de vida. El lema de la jornada, en línea con el año jubilar, es ‘Peregrinos y sembradores de esperanza’.
El prelado hispalense les ha dedicado su carta pastoral de la presente semana bajo ese título, en la que, entre otras cosas, anima a la vida consagrada a «responder al desafío de transmitir la mística de vivir juntos, de encontrarse, de compartir, de apoyarse, de participar en proyectos comunes haciendo realidad una verdadera experiencia de fraternidad que se percibe en medio del pueblo como un camino compartidos, una peregrinación solidaria».
Hay muchas formas de vida consagrada, casi todas ellas presentes en la archidiócesis de Sevilla, puesto que faltan los eremitas o ermitaños que viven alejados del mundo dedicados a la oración, el silencio y la ascética penitencial.Vírgenes consagradas -mujeres al servicio de la Iglesia que viven en virginidad o castidad perpetua- hay diez tras la consagración de Pilar Trujillo el año pasado.
En Sevilla y su provincia civil se cuentan 33 monasterios o conventos de clausura donde viven, consagradas a la oración y el trabajo, hasta 418 religiosas (no hay monasterios masculinos) de 14 órdenes o congregaciones diferentes: agustinas, capuchinas, carmelitas (calzadas y descalzas), cistercienses, clarisas, concepcionistas, dominicas, jerónimas, mercedarias (calzadas y descalzas), mínimas, salesas y comendadoras del Espíritu Santo.
Hay muchas formas de vida consagrada, casi todas ellas presentes en la archidiócesis de Sevilla
Son la gran joya de la archidiócesis: «pulmones verdes» para la sociedad, como las definió el Papa Francisco, asemejándolas a las zonas verdes de la ciudad cuya presencia pasa inadvertida de forma cotidiana pero resulta imprescindible para contribuir a la mejora del medio ambiente. De forma análoga, su oración constante purifica a la Iglesia y hace respirable la vida para quienes están en el siglo y no tienen tiempo de orar.
Los institutos religiosos reúnen en Sevilla a unas 2.500 personas de ambos sexos. Sus miembros están sujetos por votos de obediencia, pobreza y castidad, sometidos a las constituciones de las órdenes o congregaciones de vida consagrada. Su trabajo se concreta en dos grandes campos asistenciales, la educación y la sanidad, en los que históricamente la Iglesia ha ejercido la caridad.
En Sevilla tienen presencia los agustinos, camilos, carmelitas (calzados y descalzos), claretianos, dominicos, escolapios, franciscanos (en todas sus formas: frailes menores, capuchinos y conventuales) franciscanos de la Cruz Blanca, jesuitas, legionarios de Cristo, mercedarios (calzados y descalzos), mínimos, paulinos, redentoristas, salesianos, padres blancos (Sagrados Corazones), terciarios capuchinos, hermanos maristas, de San Juan de Dios y de las Escuelas Cristianas (de Lasalle), y misioneros del Verbo Divino.
En cuanto a institutos religiosos femeninos, tienen presencia activa más de medio centenar, destacando, cómo no, las hermanas de la Cruz cuya casa madre está en la calle Santa Ángela de la Cruz, y las salesianas por su número e implantación diocesana.
También hay presencia en Sevilla de seis institutos seculares, cuyos miembros no están sujetos a votos públicos sino a «otros vínculos sagrados» y viven en el mundo pero consagradas a Dios. Son las aliadas (Alianza en Jesús por María), la Cruzada Evangélica, la Filiación Cordimariana de la familia claretiana, las marías auxiliares nazarenas que fundó San Manuel González, las misioneras seculares y las anunciatinas (Virgen de la Anunciación) de la familia paulina fundada por el beato Alberione.
Por último, en la vida consagrada también hay que incluir a las sociedades de vida apostólica, semejantes a los institutos seculares, cuyos miembros, sin votos religiosos, buscan el fin apostólico propio de la sociedad y, llevando vida fraterna en común, según el propio modo de vida, aspiran a la perfección de la caridad por la observancia de las constituciones. Pueden ser de derecho pontificio o de derecho diocesano, clericales o laicales.
Aquí se incluyen instituciones sacerdotales tan antiguas como los filipenses (Confederación del Oratorio), los paúles (Congregación de la Misión) o los operarios del Reino de Cristo, que regentan parroquias de Écija. Entre las sociedades femeninas destacan las Hijas de la Caridad con 144 miembros en activo atendiendo casi una veintena de centros y las consagradas de Regnum Christi (asociadas a los Legionarios de Cristo).
Todavía hay otras formas de vida consagrada como Villa Teresita, las Hijas del Amor Misericordioso (HAM), los misioneros identes, la fraternidad misionera Verbum Dei o la Obra de la Iglesia, a cuyo cargo está la parroquia de San Bartolomé y San Esteban.