A menudo, y a pesar de los constantes cambios que estamos viendo en la actualidad, tendemos a pensar en la Semana Santa que conocemos como algo inalterable, que siempre ha sido así. Algo que, evidentemente, no puede ser más distante de la realidad. Hay hermandades que han cambiado de feligresía, barrio y hasta lado del río; otras que han tenido más imágenes titulares diferentes que siglos de historia, y otras que han modificado el carácter de su cofradía bien sea poco a poco o de la noche a la mañana.
Si atendemos, por ejemplo, a los pasos que llevaban acompañamiento musical y lo perdieron en algún momento del siglo XX, el listado es amplio. En algunos casos esto se debió a factores económicos y en otros a modas o gustos. Si bien algunas hermandades han optado últimamente por recuperar la música para sus titulares, como Pasión con la Virgen de la Merced o la Quinta Angustia con su paso de misterio, hay otras en las que no terminan de decidirse, como ocurre con el Museo.
La decana del Lunes Santo es una corporación muy dual cuando se echa a la calle en la noche del segundo de los días santos: mientras el crucificado procesiona en riguroso silencio, la Virgen de las Aguas recorre el centro de Sevilla con el característico y gracioso movimiento de sus bambalinas mientras la Oliva interpreta un repertorio variado. Cola en el Cristo, capa en el palio.
Sin embargo, hubo un tiempo en que lo habitual era ver al Santísimo Cristo de la Expiración con música. De hecho, hasta mediados del siglo pasado, la inconfundible talla de Marcos Cabrera llevó banda de forma regular, tanto cuando conformaba un Stabat Mater junto a la Virgen de las Aguas como a partir de 1922, cuando la corporación comenzó a salir con dos pasos. Estos acompañamientos fueron tanto de bandas de cornetas como de bandas de música.
Tal y como recoge José Manuel Castroviejo en su obra ‘De bandas y repertorios. La música procesional en Sevilla desde el siglo XIX’, ya en 1895 hay registro de que la Banda de Música del Regimiento de Soria 9 pusiera sus sones tras el por entonces único paso de la hermandad del Museo. Cuando ambos titulares empezaron a salir por separado, durante los primeros años se contrató a la banda del Regimiento de Granada 34, en la modalidad de cornetas y tambores para el Cristo y de plantilla completa para la Virgen.
Alternancia entre cornetas y tambores y bandas de música
En los años siguientes acompañaron al expresivo y dramático crucificado otras bandas del mismo corte, como la Cruz Roja y el propio Soria 9 de cornetas. Sin embargo, en 1930 se optó por su división de banda de música, estilo que, a partir de aquel año, fue el dominante tras el Cristo de la Expiración, algo que en aquella época era bastante común. También hubo casos puntuales como el año 1931, cuando fue con música de capilla y coral, o 1938, año en que tocó la banda de cornetas de la Guardia Civil.
En los años cuarenta, el primero de los pasos del Museo llevó el acompañamiento musical del Maestro Tejera y de la banda del Regimiento de Ingenieros, nombre hasta 1947 tuvo la actual Banda de Música de la Cruz Roja de Sevilla. Justamente ese año fue el último que el titular cristífero de la corporación del Lunes Santo llevó banda, aprovechándose, según dicen, una circunstancia excepcional para su supresión.
Fin de la música en el Cristo de la Expiración
La lluvia caída durante la estación de penitencia de aquel 31 de marzo obligó a la hermandad a refugiar el paso en el Palacio Arzobispal. Cuando la cofradía emprendió el recorrido de vuelta hasta la capilla del Museo, lo hizo sin música, experiencia que gustó a un sector de la hermandad y que, unida a motivos económicos, fue utilizada para prescindir de la banda en adelante.
De esta forma, en la Semana Santa de 1948, el crucificado ya salió sin música, llevando trío de capilla solamente en el período comprendido entre 1973 y 1977, para volver a hacerlo en riguroso silencio hasta la actualidad. La Oliva de Salteras, que va detrás del palio, ha interpretado a su salida durante muchos años la marcha real, y en la actualidad para tal momento suena la genial obra ‘Expiración’ (Font Fernández). Son los únicos instantes de la estación de penitencia en que se le interpreta música al Señor.
Hoy día existe una corriente dentro de la hermandad que ve con buenos ojos recuperar el acompañamiento musical del Cristo de la Expiración ―de un estilo u otro―, e incluso se ha organizó una mesa redonda el año pasado sobre la conjunción del Cachorro y la banda de La Puebla. No osbtante, para efectuarse el cambio, este debería pasar por cabildo general extraordinario y aprobarse por una mayoría de dos tercios de los votos. Los acontecimientos extraordinarios se encuentran al margen de esto.