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¿de verdad para esto es mi 52% de impuestos?»

by Marko Florentino
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España, mal que nos pese por el cliché, se vende en el mundo como sol, playa, fiesta, jamón. Y decir jamón en nuestro país, jamón del bueno y del ‘güeno’, que dirían en mi pueblo, es decir Enrique Tomás (Badalona, 1966). Este badalonés de 58 años es un currante, un soñador, un tipo que supo elegir el producto con el que trabajar. Ha sufrido penalidades, ha tenido la suerte necesaria y va camino de seguir creciendo como uno de los empresarios de la alimentación más importantes de esa nación donde otra cosa no, pero de comida sabemos un rato.

El menor de 11 hermanos, tendero de barrio nada más salir del colegio, publica libro: ¡Vamos! De 100 a 1.000 millones en 10 años. Se agradece su claridad al hablar, costumbre poco dada en tantos hombres de empresa: «Ser empresario es lo mismo en todos lados. Si te va bien, eres un cabronazo con mucha suerte, si te va mal es que eres más tonto que un cipote»

PREGUNTA. – ¿Qué tiene el jamón que no tenga ningún otro producto?

RESPUESTA. – Es una respuesta muy amplia. El jamón tiene mucha cultura. De hecho, no es la primera vez que una empresa americana compra una empresa española, y cuando luego ve que se les dan cinco años para hacer un buen jamón, dice «estáis locos». Ellos no comprenden que lógicamente alguien compre, en este caso haga un animal, le dé un tiempo, de acuerdo, y luego espere tantísimo antes de venderlo y comercializarlo. Es que eso es el jamón. El jamón es cultura, es paciencia, es una mezcla entre tradición y búsqueda de la excelencia. Y te estoy hablando de cinco años, que hay curaciones más largas todavía. Esa paciencia que es lo que los americanos no entienden de este negocio.

P.- Enrique Tomás llega a decir que puede ser que sea la persona que más sabe de jamón de todo el planeta Tierra.

R.- Eso lo dije porque estaba en un día tranquilo, soy el tío que más sabe de jamón del mundo, lo afirmo. Pero solo por una sencilla razón, porque hay mucha gente que sabe más de alguna parte del jamón que yo de marketing, de comercialización, seguramente también de fabricación también, pero del conjunto, del todo, soy el que más sabe, pero no porque sea muy listo créeme, sino por pesado. Es que llevo 49 años, tengo 57 ahora y con ocho ya empecé. Llevo 49 años, pero 49 años ininterrumpidamente, es decir, vendiendo y comercializando jamón.

P.- Siempre preguntamos por la relación con la fe, ya que estamos en El purgatorio. ¿Es Enrique Tomás un hombre creyente?

R.- Soy creyente. Justo este año conocí al Papa Francisco, estuve una hora y diez minutos con él. Tengo una relación con Dios maravillosa, empecemos porque soy el número 11 de una familia, fíjate si tuvieron oportunidades de no tenerme en una época donde tener un hijo era un compromiso. Sin embargo, ellos tenían la fe suficiente para no creer en el aborto y por tanto, tantas veces como se quedó embarazada mi madre, tantos hijos tuvieron y yo fui el 11. Por lo tanto, sería ya renegar de mi propia existencia, pero luego ya soy una persona bastante espiritual, estoy en esa etapa de pensar que todo lo que sucede, conviene.

P.- Enrique Tomás es un tendero entendido al que se le ha ido expandiendo el negocio a unos niveles brutales y su marca ya está, ¿en cuántos países?

R.- Estamos en 11 países abiertos y ahora mismo estamos en obras en tres. Son 149 tiendas abiertas, 1300 personas trabajando en esos 149 locales. Este año hemos facturado 167 millones de euros y este 2024 la idea es facturar 300. Solo con lo que ya tenemos encima de la mesa, que al final, como bien te decía antes, el jamón no se improvisa, o sea, el jamón que yo venderé en el año 2026, lo acabo de comprar. Porque claro, tienes que abrir la montanera, tienes que decidirte a escoger acuerdos. Acabo de aterrizar de Miami de estar en el campo del Inter de Miami, analizando qué es lo que venden, allí venden muchas cosas, pero dije «madre mía, si es que cuando traigamos aquí los bocatas de jamón es que lo demás van a tener que cerrar el chiringuito»

P.- ¿No da vértigo el hecho de ser la cabeza visible, de darle trabajo a tanta gente y tener tanto manejar tanto dinero?

R.- No, qué va, pero porque además los sueños no los mido ni en jamones, ni en tiendas, ni el dinero, ni en personas, los mido en ilusiones. Y al final es muy sencillo, yo lo hago desde la ilusión, no se me ocurre pensar en la pasta, no lo llevo a los euros.

P.- Enrique Tomás acaba de publicar libro, ¡Vamos! De 100 a 1.000 millones en 10 años. Es una historia tremenda, no solo de éxito, sino de fracaso, también de perseverancia, de lucha permanente. Y es un libro que está muy bien para entender una de las figuras empresariales más importantes de la industria de la alimentación en España. Sé que usted es una persona soñadora, pero ¿se imaginaba llegar a dónde está?

R.- Y tengo que decirte la verdad, esto no ha hecho nada más que empezar. O sea, tú piensa que como te he dicho antes, si hemos facturado 167 millones, estamos en el 16% del objetivo. Pero mi objetivo, repito, no está hecho en millones, lo que quiero es hacerlo lo mejor posible, como cualquier profesional. Y por tanto, ya digo, desde ese punto de vista, lo que yo soñé es mucho más de lo que ha pasado hasta ahora.

Porque ya digo, yo soy absolutamente ambicioso en sueños. Vengo a decir en el libro que yo no me conformo con nada, lo quiero todo y a posteriori me conformo con lo que Dios me dé. O sea, al final yo no limito a nadie, tampoco me limito a mí mismo, en mi sueño no me limito. ¿Cuál sería el top mundial de alimentación? El caviar, el foie y la trufa, okey, pues estoy convencido de que el jamón tiene que estar ahí con ellos.

P.- Es interesante la mentalidad de Enrique Tomás.

R.- En mi tarjeta desde hace muchos años pone hacedor de negocios, a mí lo que me gusta es hacer negocio. Al final quien no ha jugado al juego del Monopoly y por tanto no deja de ser un juego. En el mundo normal los billetes cambian, son un poco más complicados, pero al final no deja de ser un juego. Un día me dio por pensar que yo era un tío sin talento, porque claro, no sé cantar, y luego dije joder, tampoco sé jugar al fútbol, entonces tampoco tengo esa habilidad. Entonces pensé que era un tío sin talento, y un día me doy cuenta de que mi talento consiste en algo que no es nada concreto, que es una idea, es un pensamiento, es un aire.

Oye, soy capaz de esa idea, ese pensamiento aterrizarlo, bajarlo, montar una historia y que luego haya gente que trabaje y no solo que trabaje, que en función de ese trabajo pide una hipoteca, se compre un piso, se compre un coche e incluso empiece una relación. Entonces ahí me doy cuenta que realmente eso es la magia. La magia es aterrizar eso, construir. Bueno, pues quizás mi talento es hacer eso bien, imaginar.

Y en el libro hablo mucho de una idea, el ego. A lo mejor cuando te equivocas, que te vas a equivocar, si no te has equivocado, te vas a equivocar, no lo dudes, pues el ego a veces te impide cuando te has dado cuenta, no tirar para atrás. Oye, estás equivocado, cierra y ya está, nadie es Superman. Entonces vuelvo a repetir, lo importante es que la suma de los aciertos sea mayor que la resta de los fracasos, de los desaciertos. Pero todos tenemos aciertos, todos tenemos fracasos. 

P.- ¿Cuántas hostias se ha dado Enrique Tomás?

R.- Muchas, pero es que pienso dar un montón más, es que sé que me voy a dar un montón más. Oye, alguien lo ha dicho, de un éxito no se aprende nada, de un fracaso una barbaridad.

Enrique Tomás siendo entrevistado en El purgatorio – Víctor Ubiña

P.- Un chaval que es el último de 11 hermanos en una familia modesta de Badalona, cuando después empieza a ganar mucho dinero, además de empezar a ganar dinero prontito, ¿Qué relación tiene Enrique Tomás con el dinero?

R.- Hay que enseñar la relación con el dinero. Sería demagogia decir que el dinero no es importante, pero también es una barbarie pensar que el dinero lo es todo. El dinero es muy importante, es mejor tener un poquito más del que necesitas, pero llega un momento en que en demasía, incluso puede ser un problema.

Yo empecé a ganar mucho dinero con 12 años, trabajando los domingos. Pero claro, me costaba tanto ganarlo que no lo tiraba, y eso es muy importante. Entonces yo he intentado, por ejemplo, con mis hijos, es que siempre salieran con dinero de casa y volvieran con dinero. Es decir, la gente que tiene una relación tóxica con el dinero no sabe tener dinero, si lo tiene, lo gasta. Tenemos que educar a nuestros hijos a que siempre tengan dinero, y si tienen que usarlo, lo usen como cualquier otra herramienta, pero que no por tenerlo en el bolsillo lo gasten.

El dinero es una herramienta. Para mí el dinero es igual que jamón, chorizo, pan, agua, cerveza, es una herramienta. Y luego hay que saber distinguir del dinero de la empresa a tu dinero, son dos dineros diferentes. El tuyo es el que tienes en tu cartera, que básicamente ya te lo has asignado como salario, como bonus o como beneficio. Y el de la empresa es sagrado, esto no es una broma.

P.- Sí, pero me interesa personalmente cómo se vive el hecho de nacer una familia de clase media trabajadora, y llegar a comprarse un avión.

R.- En ese caso, ya te digo, he tenido una muy buena relación con el dinero. Porque, no me expliques por qué, me he sentido rico siempre, creo que eso nace con la persona. Y recuerdo, yo creo que uno de mis primeros pensamientos lo recuerdo ver ahí en el en la parte de atrás de la terraza donde mi madre colgaba la ropa para secarla y ver allí dos o tres pantalones cortos míos y yo pensar que tenía 1 millón de pantalones. Por algún motivo siempre he sido optimista, la sensación que yo tengo desde pequeño es de una cierta opulencia. Y no lo sé, porque cuando lo miro con perspectiva, cojones, si es que yo heredaba la ropa de mis hermanos.

P.- Hay muchos ahora gurús de internet que te venden el dinero rápido, el dinero fácil. El que te vas a hacer rico rápido, que en dos meses nadarás en la opulencia. Y hay muchos chavales jóvenes que lo ven y pueden pensar que hacerse rico en dos meses es sencillo

R.- Vengo de estar con Messi y como él hay uno entre 9 mil millones de personas, lo digo como ejemplo. Seguramente habrá alguien que en dos meses se haya hecho rico, pues no lo sé, seguramente, pero señores, no lo intenten. Yo defiendo la cultura del esfuerzo, no la del sacrificio, la del esfuerzo. El placer que tú obtienes cuando tú vas a la tierra, la rascas un poquito, la riegas, pones una semilla y sale un tomate, aunque el tomate sea un tomatillo, a ti te parece el mejor tomate del mundo, ¿Sabes por qué? Porque lógicamente, sientes que tú has hecho algo por ese tomate, de acuerdo, y por tanto es el fruto de tu esfuerzo, de tu trabajo. A eso me refiero con la cultura del esfuerzo.

La cultura del esfuerzo son dos cuestiones. La primera, si tú no siembras, no recoges nunca, nunca puedes no sembrar y recoger. Pero hay otra cuestión, no siempre que siembras, recoges, alguna vez siembras y porque algo no has hecho bien, no hay fruto. Pero cuando tú siembras y recoges, no solo tiene una lógica y si tú te esfuerzas, al final vas a obtener resultados, porque una vez puede no recoger la mayoría de las veces, sino que además lo valoras más. Es que además, ese dinero, si hablamos de dinero, te sabe a gloria porque lo sientes tuyo de verdad.

Mucho más allá que el que lo gana de una forma extraña, fácil, por no decir turbia. Claro, es que hay mucha gente vendiendo por internet cosas que realmente no están legisladas y por tanto no está bien. O sea, yo, de cada 100 € que yo gano pago 52, me quedan 48. Yo soy catalán, con lo cual los impuestos que pagamos en Cataluña es el 52% de lo que ganemos. Si yo gano 1 millón de ese millón, a mí me quedan 460.000 y pago 520.000.

Hoy en Internet hay mucha gente que gana y se lo queda todo. Bueno, por tanto el 52% ya de entrada es ilícito, y alguna cosa más que te diría, como la Seguridad Social, que hay gente que no sabe lo que es. A ver, seamos serios por un momento, si tienes un sueño a por él, lo explico en el libro. Lo que te explico en el libro, oye, que no va a ser sencillo, que te vas a tirar noches sin dormir y aun así te digo que vale la pena. 

Este libro lo deben leer, entre otros, los emprendedores, porque se van a dar cuenta de varias cosas como que ellos no están solos. O sea, que todos los empresarios estamos solos, más solo que la una. Solos hasta el punto de que no te comprenden ni tu pareja, ni tu padre, ni tu madre. Cuando empiezas, tienes que convencer a todo el mundo, primero, a tu propia familia que sin querer te boicotea, pero es que luego los bancos, a los clientes, a los proveedores, o sea, la madre que parió el demonio.

Segundo tema, luego vas a sentir miedo. El miedo te va a acompañar toda tu vida. El miedo que tiene un emprendedor es muy superior al miedo que tiene un asalariado. Y ya no te cuento si ese es el área de trabajo de una empresa estatal, entonces lógicamente el miedo es casi ninguno. El miedo va a vivir contigo.

«Gracias a la amnistía se está creando una animadversión hacia el pueblo catalán»

P.- ¿Ahora mismo Enrique Tomás tiene miedo?

R.- Tengo miedo siempre, Pero vamos a ver, lo que intento es que lejos de conducir mi vida, el miedo si puede ser que vaya detrás y si puede se le mete en el maletero. Pero que te va a acompañar toda tu vida, tenlo claro.

P.- ¿Cómo es ser empresario en España?, ¿se os entiende a los empresarios?

R.- Aquí sí que voy a ser un poco disruptor. Ser empresario es lo mismo en todos lados, es si te va bien eres un cabronazo con mucha suerte, si te va mal es que eres más tonto que un cipote. Es que es igual en todos lados. Y no podemos pretender que la gente nos dé palmas por ser empresarios. Hay siempre alguien que dice «es que en España el deporte nacional es la envidia» y en el mundo entero. Por tanto, al final somos la sociedad, todos formamos parte de la sociedad y si eres empresario te va bien, te van a criticar y si te va mal te van a criticar, punto.

O sea, si lo que estás diciendo es hablar de la ley de segunda de la segunda oportunidad que está ahora en España, que parece ser que está funcionando bastante bien últimamente, porque en España si fracasas te estigmatizan y fuera hasta lo ven como algo positivo. Maticemos porque tampoco podemos hacer daño, ¿A qué le llamamos fracaso? ¿A perder un partido o a bajar los brazos?

Si tú pierdes un partido, eso no es un fracaso, eso es un traspié, eso es que no se ganan todos los partidos. Y eso si lo entiendes bien, se hace un análisis, y eso forma parte de arreglar los problemas que tienes internamente. El problema es bajar los brazos, cuando das por perdida la liga, es bajar los brazos, es un fracaso. Por eso te digo hoy que hay que diferenciar el fracaso puntual, perder un partido, y otra cosa es bajar los brazos. Aquí es donde realmente yo quiero hacer hincapié, bajar los brazos y darse por vencido, eso sí que fracasar de verdad, y eso no es bueno.

P.- El que haya, no sé si una mayoría, pero sí un porcentaje alto de jóvenes que prefiere opositar a un empleo público. O sea, que prefiere tener una plaza de funcionario antes que ser emprendedor, ser empresario, ser autónomo, ¿eso es un mal síntoma como país?

R.- No lo veo así. Si un no emprendedor se convierte en emprendedor por ganar más dinero o por contentar a quien sea, va a ser un desgraciado en su vida. Nosotros somos un país, que somos lo que somos y a partir de aquí, oye, cada uno tiene su vocación y si su vocación es trabajar u opositar, pues me parece muy bien. Está buscando un nivel de tranquilidad que yo creo que se terminará, también te lo digo. Sobre los trabajadores de los estamentos oficiales, creo que está a punto de venir un cambio por diferentes motivos, porque realmente quizás el país no puede aguantar así.

P.- ¿Cree que puede haber mucho acomodamiento entre los funcionarios?

R.- Claro, lo que estoy intentando decir es que probablemente ser funcionario, si eres un buen funcionario, eres un tío muy altruista porque trabajas mucho por poco dinero. Si eres un mal funcionario eres un problema para la sociedad. Por tanto eso hay que regularlo, hay que pagarle más a quien se lo merezca y menos, o prescindir de quien no se lo merezca. 

«A España viene gente sin papeles, que no echamos, pero tampoco los dejamos trabajar, es un sinsentido»

P.- Enrique Tomás, como empresario en España, además conocedor de lo que pasa en otros muchos países, ¿en España se pagan muchos impuestos, pocos impuestos, los necesarios?

R.- En España no es una cuestión de que se pague mucho o se pague poco. El problema que hay en España es que se tiene una percepción de que los impuestos no son para lo que deberían ser, y eso es un problema grave. En este momento en España hay una indefensión, estamos en pleno caso Koldo, con lo que la gente a todos nos desespera. ¿De verdad que para esto es mi 52% de impuestos?

Pero oye, que venimos de los ERE, que yo no quiero entrar en temas políticos, que bastantes problemas tengo. Lo que sí que es verdad, Carlos, es que no puede ser, y no sé hasta qué punto es verdad, el otro día escuchaba a José Elías que decía que hay 600 asesores de presidencia. Si es verdad, eso es una aberración. O sea, no puede ser porque me suena a amiguismo. Y yo tengo amigos que trabajan en la política y que de verdad te digo, que cobran poco para lo que hacen, cobran poco. Luego hay otros que lógicamente hacen esas barbaridades que hacen, no puede ser. Y eso te da una intranquilidad y te da la sensación de que estamos pagando más de la cuenta.

P.- O al menos de que estamos pagando no para lo que deberíamos pagar.

R.-Ahí está. Mira, vengo como te he dicho de Miami y me han explicado las bondades, pero bueno, de vez en cuando te dicen que en España hay cosas mucho mejores, entre otras cosas la sanidad. Pero yo hace poco estuve reunido con el presidente de Paraguay y me enteré de que vino a España a ver qué hacemos mejor que él, lo que tenemos que hacer también nosotros, aprendamos unos de los otros.

Ya digo, he hecho las últimas 48 horas en Miami, me explicaban un caso que además me llamó la atención. Me decía «no, aquí sin papeles no puedes trabajar, pero puedes trabajar». ¿Cómo te lo explicas? Me lo explicaron, y tiene sentido. En España viene gente sin papeles, lo sabe todo el mundo, no los echamos y no los dejamos trabajar. ¿Me lo cuentas? Que sinsentido, no lo echamos, pero no le dejamos trabajar, entonces, ¿qué les obligamos?, ¿a delinquir o a vivir de la beneficencia? No, es que no tiene sentido. O los echamos o les damos un provisional para trabajar, una cosa o la otra, pero dejarlos aquí dentro sin papeles, esto es absurdo. Para mí es tan lógico, es que me parece irracional. Bueno, entonces te das cuenta que en Estados Unidos, una vez que han entrado dentro pueden trabajar.

El empresario Enrique Tomás posa en la sede de THE OBJECTIVE – Víctor Ubiña

P.- ¿Y de política Enrique Tomás opina o prefiere no opinar?

R.- Opino de todo. 

P.- Si pregunto por la amnistía, ¿tiene su opinión? 

R.- No sé bien cómo se está haciendo, pero se está vendiendo fatal, porque si eso es para acercar, además lo veo en mis propias carnes como catalán, si es para acercar está haciendo lo contrario. Vuelvo a estar viviendo casi otro momento de separación, y estoy cansado de que me presenten como este es un catalán de los buenos, yo soy catalán. Mis padres de Orihuela se fueron a Barcelona, tuvieron 11 hijos. Vivo donde nací, en Badalona y quiero morirme en Badalona, me encanta Badalona, mis hijos nacieron en ella. Y pase lo que pase, si algún día se independizara, yo me quedaría en Badalona. Ahora, ojalá eso no ocurra porque me parece que sería un paso atrás enorme como país, como sociedad.

Una cosa es que yo no soy independentista, que no lo soy, otra cosa es que me fastidia que me presenten como catalán de los buenos, aquí no hay buenos ni malos, aquí hay gente que pensamos de una forma y pensamos de otra. Por tanto, es evidente que Enrique Tomás no es independentista, tan evidente como que hace poquito estuvo en mis instalaciones el presidente Aragonès, con el que tengo una fantástica relación. Y lo que sí que es verdad es que los que más estamos perdiendo somos los catalanes, porque se está creando una animadversión hacia el pueblo catalán, no hacia los políticos, que eso ya sería otra cuestión. 

«Amancio Ortega es un motivo de orgullo de todos los españoles»

P.- ¿Vuelve a haber tensión?

R.- Otra vez, porque parece que la sociedad civil catalana estamos presionando para que pase. El otro día escuchaba a alguien con mucho criterio, francamente, con mucho criterio, que decía que le parecía una barbaridad, que por tres años más de gobierno se esté vendiendo lo que está vendiendo de la manera que se está vendiendo. Espero que esta amnistía no venga para simplemente alargar tres años de mandato de Sánchez.

Yo tengo relación con varios miembros del Gobierno, con varios ministros y me parecen personas súper potentes, súper cabales y súper positivas. A veces tengo ese sueño de niño, sueño con que un día cambie el gobierno y diga «sí, pero este ministro y este ministro siguen». O sea que realmente trascienda de los partidos. Al igual que yo como empresario intento siempre tener a los mejores. 

P.- ¿El paradigma de empresario es Amancio Ortega?

R.- Sin duda.

P.- ¿España tendría que hacer más bandera de Amancio Ortega?, ¿cree que se debería estudiar más la figura de Ortega?

R.- Amancio Ortega es un motivo de orgullo de todos los españoles, por no decir de todos los empresarios del mundo. Tú no sabes el orgullo que a mí como español me da ver locales de Inditex por el mundo, es una es una referencia para todos. 

P.- ¿Qué le queda por hacer a Enrique Tomás? 

R.- Todo, Carlos. El jamón está todavía en pañales, ya lo verás, lo vas a vivir. De hecho, tú sabes que el final del libro es un poco un bonus track de a nivel de reto. Donde yo pongo allí cosas donde se aceptan apuestas, porque al final soy de los que digo que la quiniela hay que hacerla el viernes, no el lunes y por lo tanto aquí explico cositas que van a pasar. Y están a punto de pasar tres o cuatro cosas maravillosas a nivel mundial con respecto al jamón.

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