Hay un punto común de que se hace necesario que haya paz y democracia en Venezuela. Eso es un clamor mundial, pero esa democracia es demandada con posiciones encontradas entre los opositores y los de Maduro. Otro pecado capital es que a nivel mundial esa democracia que se implora pasa por Estados Unidos, Unión Europea y otras naciones, con la contrapartida de que también hay otros países a favor de una democracia al estilo chavista. En el medio está el pueblo venezolano, al que siempre pretenden imponer una salida extranjera. Sea con un recuento acta por acta, o lo que sea, la solución al actual impasse debe partir, primero, de los propios venezolanos, con una apuesta por el diálogo y, al margen de rencores y manipulaciones, procurar una salida necesariamente negociada.
