El papa Francisco ya ha entrado en la historia de la Iglesia Católica, tras la emotiva despedida religiosa celebrada este sábado en la Ciudad del Vaticano. Cientos de miles de personas abarrotaron la plaza de San Pedro, muchas de ellas esperaron desde la madrugada a que se pudiera acceder al recinto, que a las diez y diez de la mañana, hora de inicio de la ceremonia, ya estaba completa. Hasta 130 delegaciones de varios países del mundo acompañaron a Bergoglio en su adiós, entre los que se encontraban Sus Majestades los Reyes de España; el presidente de Estados Unidos, Donald Trump y su mujer Melania; así como el presidente de Argentina, Javier Milei; y la primera ministra italiana, Georgia Meloni.
Seis días después de que el Domingo de Resurrección el Papa quisiera despedirse personalmente de sus fieles, apareciendo por sorpresa en la Plaza de San Pedro, este mismo lugar acogió este sábado el funeral del Pontífice. Posteriormente, sus restos fueron trasladados a la basílica de Santa María la Mayor, donde descansará en la sepultura que se ha levantado, cumpliendo su deseo.
El sol ha iluminado esta jornada triste para los católicos, después del homenaje de cuatro días que ha recibido en la basílica de San Pedro, al ser visitado su cuerpo por unas 250.000 personas. Los accesos de entrada a la plaza se abrieron en torno a las ocho de la mañana y el público empezó a entrar desde las calles adyacentes hasta completar el recinto. En estas calles de acceso, los que no pudieron entrar siguieron la ceremonia desde unas pantallas instaladas por la organización.
Mientras la gente accedía a la plaza, autoridades de hasta 130 países y organismos internacionales iban ocupando los asientos asignados en los laterales del altar principal. En primer lugar, se situó el presidente de Argentina, Javier Milei, la primera en importancia en la ceremonia religiosa, al ser el país natal del papa. Seguidamente, se situó la delegación italiana, de la que formaban parte el presidente de la República Italiana, Sergio Mattarella; y la primera ministra, Georgia Meloni. Uno de los últimos en llegar ha sido el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, acompañado de su mujer, Melania.
La delegación española la presidieron Sus Majestades los Reyes de España, que visitaron el féretro en el interior de la Basílica de San Pedro. Junto a Don Felipe y Doña Letizia completaban la delegación las vicepresidentas del Gobierno, María Jesús Montero y Yolanda Díaz; así como el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños; y el jefe de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, presidente del Partido Popular.
El cardenal Re: «Ha sido el Papa en medio de la gente, con el corazón abierto a todos»
En la homilía pronunciada por el decano del colegio cardenalicio, Giovanni Battista Re, ha asegurado que el papa Francisco ha sido «un Papa en medio de la gente, con el corazón abierto a todos»; destacando que alzó la voz contra las guerras y a favor de los migrantes y de las personas marginadas. Igualmente, incidió en que promovió una Iglesia con «las puertas siempre abiertas» y le solicitó que «bendiga al mundo entero».
«Conservó su temperamento y su forma de liderazgo pastoral y enseguida dio la impronta de su fuerte personalidad en el gobierno de la Iglesia, estableciendo un contacto directo con las personas y las poblaciones, deseoso de estar cerca de todos, con una marcada atención a las personas en dificultad, gastándose sin medida, especialmente por los últimos de la tierra, los marginados. Ha sido un Papa en medio de la gente, con el corazón abierto a todos», insistió.
Además, ha destacado ante los presidentes de Ucrania y EE.UU, Volodimir Zelenski y Donald Trump, que, «frente al estallido de tantas guerras, con horrores inhumanos e innumerables muertes y destrucciones», el Papa Francisco «ha alzado incesantemente su voz implorando la paz» y «llamando a la sensatez, a la negociación honesta para encontrar posibles soluciones». En este momento, los fieles asistentes al funeral han interrumpido la homilía unos segundos con aplausos. Tampoco han faltado alusiones a la preocupación de Francisco por los migrantes y su primer viaje a Lampedusa, así como la petición de que se derriben muros.
La ceremonia se prolongó durante más de dos horas y uno de los momentos más emotivos fue la intervención de los representantes de otras confesiones religiosas y líderes espirituales, que despidieron al papa con cantos religiosos. Un reflejo de la labor ecuménica de Francisco, que se esforzó por reforzar el diálogo con otros credos.
Al finalizar la ceremonia religiosa, y una vez el féretro abandonaba la Plaza de San Pedro, los asistentes lo despidieron con un gran aplauso. Desde uno de los balcones de las dependencias vaticanas se desplegó una pancarta que decía: «Demasiado humano».
Posteriormente, el féretro del Pontífice fue trasladado en un papamóvil por las calles de Roma, seis kilómetros de recorrido por la ciudad, hasta la Basílica de Santa María la Mayor donde fue enterrado en una ceremonia íntima. A su llegada fue recibido por un grupo de personas vulnerables.