Nacido en Madrid en 1998, Diego Conde es hermano de María, internacional absoluta con la selección española de baloncesto. «Hicimos mil deportes de pequeños: hípica, taekwondo, judo, tenis, natación, fútbol, baloncesto… Querían que nuestra educación se basase en el deporte y fuimos probando diferentes cosas, nos quitábamos las que menos nos gustaban porque nos hacían estar un mínimo de dos años en cada actividad. Yo tiré para el fútbol y mi hermana se decidió por el basket», cuenta el portero del Villarreal, asentado ya en Primera División tras una aparición fugaz hace tres años.
- Debutó con el Getafe, pero apenas jugó cinco minutos. ¿Cómo vivió aquello?
- Fue frustrante. El primer año te lo tomas como adaptación. Llego a la élite, vengo a aprender, a hacerme un hueco poco a poco y el segundo año lo único que intentaba era salir a jugar, pero no me dejaron la posibilidad y fue un período de mucho sufrimiento porque la situación del equipo tampoco era la mejor. Eso también me ha curtido. Empiezas a prepararte y concienciarte en mejorar como portero para que cuando llegue la ocasión puedas decir: ‘Os voy a callar la boca a todos los que no me habéis dado la oportunidad’.
- Tras probar muchos deportes acabó en el fútbol, y de portero.
- Comencé en el equipo del colegio y ese primer año tuvimos un torneo en el que no teníamos portero, así que cada partido se ponía uno. Me tocó a mí, nos metieron 7-0 y sólo hice una parada, pero había un ojeador de la escuela de fútbol de Carabanchel, Polo, que en paz descanse, y nos ofreció a mi hermana y a mí si queríamos ir a probar allí, ya de portero. El resto es historia.
- ¿Se fijaba en algún portero cuando empezaba?
- Mi primer referente fue Petr Cech porque me llamaba la atención el casco que llevaba y sobre todo porque tenía un modelo de guantes muy peculiar, que le personalizaba su marca deportiva. Me gustaba ese modelo y era el que me compraba. Cuando eres pequeño esas cosas te hacen fijarte en un portero.
- Creo que ha trabajado personalmente en el diseño de los guantes que utiliza.
- Estoy con la marca SP y superfeliz con ellos, son como una familia. Me han dado la oportunidad de customizar, confeccionar y personalizar a mi gusto los guantes que llevo y también de formar parte del diseño del guante comercial.
- ¿Se nota mucho el salto de Segunda a Primera?
- En Segunda el juego es mucho más directo. La temporada pasada podía tener fácilmente entre siete y 10 salidas aéreas por partido. En Primera las cosas pasan mucho más rápido y los tres de arriba de prácticamente todos los equipos son muy determinantes y eso hace que para la gente que jugamos en la parte defensiva nos complique más la vida.
- Hábleme de Marcelino.
- Nos exige muchísimo, creo que la clave o gran parte de su éxito es el nivel de exigencia que se pone todo el cuerpo técnico y el que nos pone a los jugadores. Se está notando en el campo. El equipo tiene una identidad que es visible, todo el mundo sabe cómo juega el Villarreal.
- Empezó la temporada como titular pero sufrió una lesión que le tuvo un mes y medio fuera del equipo. ¿Tenía dudas sobre si volvería a ser titular?
- Lo primero que hice cuando me lesioné fue maldecirme. En tres temporadas sin jugar no había tenido una maldita lesión y ahora que tengo la oportunidad sufro esta desgracia. A partir de ahí pienso en volver a ser el Diego de antes de la lesión lo antes posible, pero en el fútbol y en cualquier club como el Villarreal hay una competencia feroz en cualquier posición y lo que depende de ti es darle argumentos al míster en el campo. Ese era mi objetivo.
- Llega el Real Madrid después de una dura eliminatoria ante el Atlético. ¿Cree que le pasará factura?
- Los jugadores de cualquier equipo grande tienen capacidad de competir entre semana y el fin de semana y sobreponerse a ese desgaste. Vendrán preparados y con la moral de superar una eliminatoria tan dura, pero nos centramos en jugar con nuestras armas, atacar los puntos donde creemos que les podemos hacer daño y a por los tres puntos.
- ¿Qué opina del VAR?
- Está bien que exista, pero creo que habría que hacerlo de otra manera. Al final lo que hace es quitar responsabilidad al cuerpo arbitral. Creo que se puede hacer de otra manera para que no desvirtúe tanto o le quite tanta emoción al juego.