Ancelotti, viejo zorro donde los haya, ha decidido que ya tiene una edad como para soportar un posible debate entre Vinícius y Mbappé. Y lo ha hecho de la manera más práctica posible: no dando lugar al mismo. Imposibilitando que surja cualquier chispa. Si no agarra, no prende. Como a los niños que les quitan un juguete para que no te lo vuelvan a reclamar, Mbappé parece que no va a jugar por la izquierda estando Vinícius en el campo ni así aspen al técnico italiano. Contra el Villarreal, Rodrygo salió por el francés y empezó por la izquierda, desplazando a Vini al centro, donde el año pasado ya jugó varios partidos importantes (contra el City en el Bernabéu, sin ir más lejos). Pero nada de eso con Mbappé. Vinícius marcó enseguida un golazo desde fuera del área. Porque el brasileño ya ha demostrado que puede cumplir con nota en ese puesto. Tiene los recursos necesarios para ello. El problema es si puede hacerlo Mbappé. Porque de momento, como nueve, ha mostrado una versión bastante descafeinada. Sin deslumbrar. Cumplidor, voluntarioso, funcionarial. Pero sin enseñar apenas esas arrancadas felinas tan características desde la izquierda. Con esa extraña sensación de estar dejándonos lo mejor del plato. Ancelotti parece dispuesto a mover a todo el equipo de sitio, menos a Vinícius. Lo cual tiene todo el sentido del mundo porque es ahí donde más ha brillado su extremo. Pero puede que el coste de oportunidad con Mbappé sea muy alto. Buena encrucijada para Carletto.Luis Enrique contaba en su documental para Movistar+, medio broma, medio en serio, que le gustaría el día de mañana poder ver los partidos desde una posición elevada en el estadio y tener una dispositivo para avisar mediante una pequeña descarga eléctrica a sus jugadores cada vez que uno se despistara y perdiera la posición. Ancelotti apretaría ahora ese botón sin lugar a dudas para evitar que Mbappé cayera, aunque fuera por un segundo, a la banda izquierda. Necesita que cohabiten los dos y no que el uno colonice el espacio al otro. La papeleta por delante no es nada fácil. En este fútbol actual en el que parece tabú que los atacantes puedan jugar en su banda natural, la realidad es que Real Madrid tiene ahora mismo dos trenes (tres si me apuran con Rodrygo) por la banda izquierda. Y si una lección valiosa para la vida me enseñó mi padre es que nunca se pueden coger dos trenes por la misma vía. Por muy bonitos, rápidos y espectaculares que estos puedan parecer desde el andén. Elegir es renunciar.
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Dos trenes por la misma vía
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