Esta es la conclusión del informe 2023 elaborado por la corporación Latinobarómetro, que cada año compara el avance de la democracia en 18 países de la región.
A una muestra de 1,000 personas de la República Dominicana se les formuló la pregunta: ¿Apoyaría a un gobierno militar si las cosas se ponen muy difíciles?
Las respuestas mostraron un sorpresivo aumento de ocho puntos porcentuales en el avance del autoritarismo entre 2020 y 2023 (del 13% al 21%), una reducción de dos puntos porcentuales en el apoyo a la democracia, que baja del 50% al 48%, y un repunte de dos puntos porcentuales en la indiferencia al tipo de régimen (del 25% al 27%), en el mismo periodo.
La evidencia confirma que el país transita en el sentido contrario a la consolidación democrática, con una caída de los tres indicadores aludidos. Es preocupante la inclinación hacia el autoritarismo, así como la indiferencia a la consolidación de la democracia, evidenciando el debilitamiento del apoyo a este sistema de gobierno. El estudio acredita que estamos en presencia de una democracia débil, que ha encontrado un espacio fértil para el populismo y la autocracia.
Entre otras razones, este preocupante hallazgo guarda relación con la crisis económica, política y social actual. El análisis de los datos revela, por ejemplo, que una abrumadora mayoría está convencida de que la mala distribución del ingreso es un problema estructural del modelo de desarrollo. Para el 42.3% la actual distribución del ingreso es injusta, en tanto que para el 26.1% es muy injusta.
Asimismo, casi un tercio cree que las oportunidades están condicionadas al origen social de las personas (31.0%), en tanto que el 16.1% señaló que no existen oportunidades de mejorar para la gente más humilde.
Convalidando esta percepción, los datos indican que el 64.1% tiene la convicción de que el país está gobernado por un pequeño grupo de poderosos -los popis-, que utilizan el Gobierno para su propio beneficio. El 59.6% de los entrevistados manifestaron poca (29.3%) o ninguna (50.3%) confianza en el actual gobierno, al tiempo que 1 de cada 4 entrevistados (24.4%) respondió que tiene muy poca confianza en el presidente Abinader, y el 27.6% de la población desconfía absolutamente del inquilino del palacio.
Ante la pregunta si votarían por el gobierno o por la oposición, los datos del Latinobarómetro 2023 ofrecen una realidad muy distinta a la que los medios de comunicación difunden todos los días.
El 51.6% señaló que votaría por el gobierno, mientras que el 48,4% lo haría por la oposición. Para algunos seguramente este resultado no debiera llamar la atención, de no ser porque la misma casa encuestadora que llevó a cabo las entrevistas para el Latinobarómetro 2023 fue la que difundió el 10 de mayo que el actual gobernante se reelegiría con el 60% de los votos.
Otro hallazgo preocupante para nuestra democracia, se asocia a la desafección que la mayoría de la población muestra por la política. 70.2% señaló que casi nunca (31.6%) o nunca (38.6%) habla de política, en tanto que el 73.1% respondió que nunca trabajaría para un político o un partido político.
Por el bien de la democracia, se requiere profundizar en el estudio de las razones que explican el retroceso democrático que se vive en país, expresada en el bajo apoyo a este modelo de gobierno, así como al aumento de la indiferencia a la política y una preferencia ascendente por el autoritarismo.
No debemos desconocer que la crisis económica que afrontamos influye en el ánimo de la población y debilita su apego a la democracia. Asimismo, debemos señalar que el “talón de Aquiles” de nuestro modelo de desarrollo es la desigualdad, y que este no ha generado la movilidad social esperada. Asimismo, reconocer que la actual crisis económica profundiza las desigualdades, incrementa la pobreza y ha generado tensiones entre las demandas de la población y la incapacidad del gobierno para atenderlas.
Debemos considerar que la apatía por la democracia se vincula con el acceso a los bienes públicos, y su insatisfacción con la actuación del Gobierno. Por ejemplo, en las garantías de igualdad ante la ley, en el apego a la justicia, en el respeto por la dignidad de las personas, en la igualdad de oportunidades y en la justa distribución de la riqueza. También atentan contra la democracia los personalismos y el mal manejo de los fondos públicos, así como el uso del poder para beneficio personal, y un largo etcétera que minan la voluntad de pueblo y debilitan su apego por la democracia.
Debemos apostar por gobiernos con vocación de servicio, y con compromiso para responder a las demandas de una sociedad cansada del abuso, del derroche y del despilfarro con el dinero de todos. Esa oportunidad de escoger la tendremos el próximo domingo 19: o votamos por el modelo actual o lo hacemos por el progreso, el bienestar y la justicia social.
Tú decides.