Las dos últimas películas de una competición que rebosa eran las de dos serios aspirantes, la estadounidense Kelly Reichardt y los belgas Jean Pierre y Luc Dardenne, hermanos que tienen ya en sus vitrinas todos los premios de Cannes y alguno, como la Palma … de Oro, por duplicado. La película de este año de los Dardenne se titula ‘Jeunes mères’, o jóvenes madres, y trata sobre la maternidad imprevista y juvenil de unas cuantas chicas que viven en un centro social. Estos cineastas suelen estar a la última del problema social ‘que se lleva’ y rápidamente le aplican su mejor mirada para hacer con él una película; la infancia, la pobreza, el maltrato, la inmigración… A este problema de la maternidad en edad temprana y el día a día en el centro asistencial llegan a tiempo, pero ya después que Pilar Palomero, que lo trató en su magnífica ‘La maternal’.
Como suele ocurrir en el cine de los Dardenne, todo está en su sitio y bien narrado a su temperatura ambiente, sin grandes imprevistos argumentales ni grandes sofocos emocionales. Redondean lo mejor que pueden la historia que cuentan, se sacan algunas ideas y la impresión de que es una ‘película honesta’, concepto que se usa mucho a pesar de que los baremos de la honestidad y en general del ‘mercado de valores’ se fijan por la mañana y se cambian por la tarde.
El argumento de ‘Jóvenes madres’ es el conflicto de cada una de ellas, con la pareja, con la familia, con la tentación de desprenderse del recién nacido…, y tiene la virtud de ‘tocar’ con equilibrio los problemas de sus protagonistas, la actitud de los jóvenes padres, el asunto de la adopción y los choques o reencuentros con la propia madre. En todo caso, los Dardènne nunca decepcionan precisamente porque saben cómo redondear sus películas con poquito.
La directora Kelly Reichardt es muy admirada entre la crítica sobre todo por dos películas, ‘Meek’s Cutoff’ y ‘First Cow’, dos wéstern sacados del congelador y metidos en el microondas que, según parece, han supuesto una ‘revisión del género’, otro concepto que se usa mucho y antes de tener una simple ‘visión del género’. En la presentada en este Festival, que se titula ‘The Mastermind’, el género que ‘revisiona’ Kelly Reichardt es el las películas de atracos, pero no hay que frotarse mucho las manos porque su ‘revisión’ es completa y cuenta la historia del cerebro de un robo de cuadros con menos gracia y menos ritmo que Tarantino cuando inauguró el otro día el Festival.
El plan es una chapuza, el robo es otra chapuza aún más grande (aunque esto, se supone que está en el guion) y el desarrollo posterior de la trama es un cable con la misma tensión que si fuera un tendedero. El personaje clave, el cerebro, que interpreta Josh O’Connor, lamentablemente la directora no consigue adornarlo con ningún atractivo, aunque la que sale peor parada es Alana Haim (maravillosa en ‘Licorice Pizza’), que está en la película como puesta a secar en el cable del tendedero. Pero lo cierto es que, tal vez, Kelly Reichardt tampoco decepcionará a nadie, y los que ya la adoraban la seguirán adorando y los que no entendían sus ‘revisiones’, pues tampoco les decepcionará su falta de pegada en una película de atracos. La música de jazz, que es muy buena y climática, se acaba haciendo tan pesada como la película.
Y con todos los títulos ya en el bombo y a pocas horas de que el jurado que preside Juliette Binoche decida cómo organiza su Palmarés, se puede decir que no se ha asistido a la mejor edición de Cannes, que ha habido un exceso de películas y un déficit de calidad. Es muy probable que la Palma de Oro la gane el iraní Jafar Panahi con ‘Un simple accidente’, porque ha podido salir de su país y porque realmente la película tiene algunos elementos dignos del premio. Pero, puede ser que el Jurado se haya dejado fascinar por la gran película de esta edición, la del chino Bi Gan, ‘Resurrección’, que tiene dentro el mejor cine que se ha visto, aunque en su contra opera que es muy, muy compleja y disuasoria. Si el Jurado es todo lo importante y competente que parece, no dejarán que haya ningún título delante de ‘Resurrección‘. En todo caso, un buen dilema: el gran cine (‘Resurrección’) o la buena película (‘Un simple accidente‘)
Otra de las muy favoritas es la brasileña ‘Agente secreto’, de Kleber Mendonça Filho, que también ha conseguido un gran consenso a su favor entre la crítica. Otros títulos que no tienen muchas opciones, pero que han traído grandes momentos a la pantalla son ‘Valor sentimental’, de Joachim Trier, con todos sus actores en primera línea para los premios de interpretación; ‘Nouvelle Vague’, de Richard Linklater, que no ha encontrado el cariño de los franceses, pero que resulta una película digna y simpática. ‘Sirat’, de Oliver Laxe, en cambio sí ha encontrado mucho apoyo en la crítica francesa, al menos, y con suerte podría apuntarse a la pedrea. ‘Romería’, de Carla Simón, que tuvo una gran acogida, da la impresión de que no anda metida en este ajo de los premios, aunque sí cuenta con la admiración personal de Binoche, la presidenta.