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La relación entre Rubén Villalba, el comandante de la Guardia Civil detenido por supuestamente haber facilitado información sobre la investigación de la trama de las mascarillas a Koldo García meses antes de su detención, y el hombre de confianza de José Luis Ábalos tiene origen en el papel que jugó este último como confidente del Instituto Armado en el País Vasco y Navarra durante la última época de ETA, aseguran distintas fuentes policiales a THE OBJECTIVE.
Desde entonces, el conseguidor de los contratos con el Gobierno que investiga la Audiencia Nacional, que había trabajado como portero de discoteca en distintos clubes vascos y navarros y en esa época estaba vinculado al Partido Socialista de Navarra (PSN), entabló amistad con el mando, que durante la primera parte de su carrera profesional estuvo destinado en el Servicio Provincial de Información de la Guardia Civil en Vizcaya y después, en la Unidad Central Especial 1 (UCE), en Madrid, ambas dedicadas a la lucha contra la banda terrorista.
En abril de 2017, el guardia civil se sentó en el banquillo de la Audiencia Provincial de Vizcaya junto a otros tres compañeros acusados de delitos de torturas, lesiones y agresión sexual, tras ser denunciados por Sandra Barrenetxea, una exmilitante de Ekin, la formación que dirigía y coordinaba las entidades satélites de ETA, a la que los cuatro agentes detuvieron, interrogaron y custodiaron durante tres días.
Premiado con un puesto en Venezuela
La detenida denunció ser víctima de vejaciones constantes durante su arresto y posterior traslado a Madrid. Golpes continuos, una bolsa en la cabeza o amenazas de violación fueron algunas de las conductas que la presunta víctima relató ante el tribunal por parte de los agentes, que siempre negaron los hechos. Finalmente, la Audiencia Provincial absolvió a los cuatro funcionarios ante la falta de pruebas y la inconsistencia del testimonio de Barrenetxea.
A partir de 2018, el mando se encargó de las investigaciones relacionadas con el terrorismo islamista en la Jefatura de Información de la Guardia Civil. De igual modo, siguió manteniendo contacto con Koldo García, que por entonces ya trabajaba en el Gobierno como asesor del ministro de fomento, Jose Luis Ábalos, aseguran las fuentes consultadas por este periódico. Hace apenas un mes, Rubén Villalba fue premiado con un puesto como agregado de Interior de la Embajada de España en Venezuela.
Hace apenas un mes, Rubén Villalba estrenó cargo como agregado de Interior de la Embajada de España en Venezuela. Un puesto de libre designación, es decir, que otorga la Dirección General de la Guardia Civil en función de la idoneidad y confianza del aspirante, muy disputado en la Guardia Civil por su elevada remuneración, unos 15.000 euros mensuales. Según apunta un diario venezolano, el comandante comenzó a trabajar en la delegación el pasado siete de febrero en sustitución del anterior agregado, el teniente coronel Santiago Ramón Alonso Pradillo.
Cohecho y organización criminal
Cuando los agentes de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil procedieron a su detención el pasado lunes, el mando acababa de regresar de Caracas por un permiso de paternidad. Tras el arresto, que se produjo en Córdoba, los agentes también registraron la vivienda familiar. El juez de la Audiencia Nacional Ismael Moreno investiga al mando por filtrar contenido de la investigación a los implicados de la trama a través de Koldo García, pero también cree que pudo beneficiarse de la trama: le imputa los delitos de pertenencia a organización criminal y cohecho.
Según se ha podido acreditar en distintos informes policiales del denominado caso Koldo, varios de los implicados sabían que había una investigación en curso desde al menos tres meses antes de su detención. El magistrado llegó a esa conclusión tras analizar una conversación telefónica que tuvo lugar el 28 de noviembre y en la que participaron Koldo García, antiguo asesor del exministro José Luis Ábalos, y el empresario Juan Carlos Cueto, al que la Fiscalía apunta como el cerebro de la trama. La Guardia Civil intervino sus teléfonos móviles y los de otros imputados, que llegaron a hablar en clave para disuadir a los investigadores.
«Lo sé todo»
El propio Koldo recibió el pasado 3 de febrero una advertencia de otro de los implicados en la trama, Rogelio Pujalte, titular de un depósito judicial en Murcia y dueño de una mercantil al que la trama transfirió presuntamente 100.000 euros procedentes de los contratos adjudicados. El empresario avisó al antiguo asesor de Ábalos de que no utilizase la aplicación de mensajería instantánea Telegram y este le respondió diciendo que nunca lo había hecho y «que no se preocupe, lo sé todo», otro indicio que levantó las sospechas del juez instructor.
En esa misma conversación, Koldo sostenía que «esa situación» —se entiende, la investigación— era «por culpa del perro», en referencia al empresario Víctor de Aldama, otro investigado al que la UCO coloca en la cúspide de la trama. Entonces, Rogelio contestaba al exasesor de Ábalos señalándole que «yo, cuando me dicen po de ti, pues po lo primero que hago es ponerme en contacto» (sic).
Se trata del segundo mando de la Guardia Civil implicado en el caso Koldo. Además de Rubén Villalba, el juez de la Audiencia Nacional también investiga a José Luis Rodríguez García, el subteniente destinado en el complejo ministerial de Nuevos Ministerios que también se habría beneficiado de las mordidas en los contratos y a partir del cual la trama habría blanqueado parte de ellas con una empresa de pizarras en la que figura como uno de los responsables.