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el impacto de la nueva era Trump en la música

by Marko Florentino
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Hace unas semanas, un conocidísimo rockero español expresaba a este periodista su desacuerdo total con Donald Trump, empleando alguna palabra subida de tono. Al día siguiente de la entrevista, el músico llamó para pedir que no se publicara esa parte: «Tío, me han salido un par de conciertos en la costa este, mejor no saques eso que dije sobre Trump, no vayan a leerlo los agentes de aduanas y me prohiban entrar al país, que la cosa se está poniendo muy delirante».

La anécdota parece un disparate, pero ha acabado teniendo una base muy real. Hace unos días, los pioneros del punk británico U.K. Subs revelaron que a tres de sus miembros se les negó recientemente la entrada en Estados Unidos, y el bajista Alvin Gibbs está bastante seguro de saber por qué. El propio Gibbs, el batería Stefan Haublein y el guitarrista Marc Carrey fueron detenidos en el control de inmigración y aduanas, obligando al vocalista Charlie Harper a actuar con una banda de acompañamiento en el festival de Los Angeles que los había contratado.

«Después de 11 horas de avión, cuando llegamos a la cabina de inmigración nos dijeron que tenían que interrogarnos por dos asuntos. El primero es que presuntamente no teníamos el visado adecuado para entrar, pero el segundo no lo quisieron revelar, y el resultado es que nos impidieron entrar en Estados Unidos», relata Gibbs.

Lo que ocurrió a continuación es un ejemplo del trato que se les brinda a quienes no son bien recibidos en el país de las libertades con la nueva administración Trump: «No fue nada agradable… Dos agentes de policía me llevaron a otra parte del aeropuerto de Los Ángeles y me escoltaron hasta una celda de detención muy fría donde me encontré a Stefan y Marc junto con algunos detenidos colombianos, chinos y mexicanos. Aún no sabemos por qué Charlie sí pudo pasar. Pero al resto nos obligaron a pasar la noche sin equipaje, teléfono ni pasaporte. Permanecí en la sala de espera durante 25 horas sin dormir y con sólo unos fideos y un par de tazas de té para mantenerme». Al final le embarcaron en un vuelo de regreso a su casa en Francia, donde declaró: «Estoy convencido de que mis habituales y poco halagadoras declaraciones públicas sobre su presidente y su administración fueron un factor para que se me denegara la entrada. Parece que mi relación con Estados Unidos ha terminado».

No hablar, o hablar bien de Trump, tampoco garantiza nada. La semana pasada, otra artista británica, FKA Twigs, anunció la cancelación de su gira norteamericana después de que su equipo de producción no consiguiera cumplimentar todos los trámites para obtener los visados necesarios. Y no por ser unos inútiles, sino porque la burocracia se ha endurecido de forma insólita, tal como confirma a este periódico Mónica Naranjo, una de las últimas artistas españolas que ha pisado suelo estadounidense. «El tema de entrar en Estados Unidos se ha complicado», asegura la cantante. «En las fronteras están siendo súper exhaustivos con los artistas que quieren entrar, eso yo lo he notado conmigo y con mi equipo. Y fui hace ya unas semanas. Creo que ahora se está poniendo más difícil todavía».

Que se lo digan a los heavies vizcaínos Valkyria, que hace unos días viajaron a Estados Unidos para hacer un gira por Los Ángeles, Santa Ana y Las Vegas, y vivieron una auténtica «pesadilla», como han relatado en sus redes sociales. «Dos de nuestros miembros fueron retenidos debido a problemas con el visado, y los dejaron más de 24 horas sin poder comunicarse con nadie. Les quitaron hasta los cordones de las zapatillas y la goma del pelo, y finalmente fueron deportados a España. Han sido horas de incertidumbre de falta de comunicación, y de angustia para el resto de componentes de Valkyria, y sus familiares, pero la parte positiva es que están ya camino de casa en perfecto estado físico al menos. Gracias a todos los que han intentado solucionar este embrollo, al Consulado español, que fueron muy amables y dispuestos en todo momento, aunque luchar contra la falta de empatía y las leyes americanas es ardua tarea».

Lo mismo les pasó a sus colegas Hijos de Overon, que se quedaron sin uno de sus músicos en la aduana: «Lamentablemente una persona de inmigración se ha encabezonado en que nuestro guitarrista Joni no pasaba, y a pesar de los esfuerzos de la embajada, consulado y demás, ha tenido que volver para España sin haber pisado el país».


La banda británica U.K. Subs, que también fueron retenidos en la aduana y finalmente deportados


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Si eres un músico mexicano, probablemente te lo pondrán aún más difícil. Así lo asegura el cantante Carlos Rivera, que ha sido testigo de la tensión en el ambiente en su última gira estadounidense, y a quien le han llegado noticias de cancelaciones de giras de compatriotas suyos, y no sólo por lo que pueda pasarle a ellos, sino por otra razón bastante más alarmante. «Se siente un temor muy grande por parte de la gente», declaró el artista a ABC en una reciente entrevista. «Muchos artistas mexicanos están cancelando sus giras por Estados Unidos por este tema. Hay mucho miedo de salir por parte del público, miedo de ir a los conciertos, aun teniendo las entradas compradas. Y se está plasmando en una disminución de la afluencia a los conciertos».

Los grupos Nelson Kancela y Master Kumbia, ambos originarios del Estado de Veracruz y con más de medio millón de oyentes mensuales en Spotify cada uno, han anunciado en sus respectivas redes sociales la cancelación de sus giras por el país vecino debido al temor que hay entre la comunidad migrante ante las recientes redadas de inmigración. Israel Sánchez Lagunes, mánager de otro grupo mexicano llamado Junior Klan (que tiene casi un millón de oyentes en Spotify) que también ha cancelado su gira estadounidense, ha explicado que la agrupación tenía programada una serie de presentaciones en varias ciudades, pero la baja venta de entradas los llevó a tomar la difícil decisión de posponer la gira: «Nuestro público es mayoritariamente migrante, y muchos tienen miedo de salir a la calle debido a las políticas migratorias actuales. No queremos ponerlos en riesgo ni hacer presentaciones con poca asistencia». Y el grupo mexicano de corridos Los Alegres del Barranco también ha visto truncados sus planes de actuar este 5 de abril en Austin (Tejas), después de que el Departamento de Estado de EE.UU. le haya revocado el visado argumentando que sus letras glorifican a los narcotraficantes.

Dentro de Estados Unidos, también están teniendo muchos problemas los artistas que se salen del canon de lo que el nuevo Gobierno considera aceptable, ya sean extranjeros o no, pues varios medios estadounidenses informan de que se están cancelando espectáculos «con artistas negros y LGTBI por órdenes de Trump» en diferentes instituciones que reciben subvención estatal o federal.

Imagen principal - Arriba, el cantante mexicano Carlos Rivera. Abajo, izquierda, el siempre combativo rockero canadiense Neil Young, y a la derecha, la concertista de piano alemana Schaghajegh Nosrati
Imagen secundaria 1 - Arriba, el cantante mexicano Carlos Rivera. Abajo, izquierda, el siempre combativo rockero canadiense Neil Young, y a la derecha, la concertista de piano alemana Schaghajegh Nosrati
Imagen secundaria 2 - Arriba, el cantante mexicano Carlos Rivera. Abajo, izquierda, el siempre combativo rockero canadiense Neil Young, y a la derecha, la concertista de piano alemana Schaghajegh Nosrati
Arriba, el cantante mexicano Carlos Rivera. Abajo, izquierda, el siempre combativo rockero canadiense Neil Young, y a la derecha, la concertista de piano alemana Schaghajegh Nosrati
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Dándole la vuelta a la moneda, también se está produciendo el fenómeno inverso: hay artistas que están cancelando sus giras en Estados Unidos como forma de protesta contra las políticas de Trump. Entre ellos se encuentra András Schiff, pianista húngaro-británico de fama mundial que ha cancelado sus conciertos con la Filarmónica de Nueva York y la Orquesta de Filadelfia en respuesta a lo que llamó la «brutal toma» del Kennedy Center de Washington, en referencia al despido fulminante de su directiva por ser «demasiado woke».

El violinista alemán Christian Tetzlaff es otro músico clásico europeo que ha cancelado sus conciertos en el país, debido al «silencio absoluto en Estados Unidos» ante las políticas de su presidente. «Espero que millones de personas salgan a la calle ahora, porque todo lo que Estados Unidos representaba está siendo abolido». Y la concertista de piano alemana Schaghajegh Nosrati también ha decidido cancelar sus actuaciones en Estados Unidos tras ver los desarrollos «autocráticos» bajo una administración que «reclama el derecho a interferir en las instituciones culturales y las ciencias y despide a miles de personas que no son sumisas a la ideología del gobierno».

Otro artista que se ha unido a las voces internacionales de protesta contra la política cultural estadounidense, es la del célebre violonchelista francocanadiense Jean-Guihen Queyras. «Observo los acontecimientos en Estados Unidos con gran preocupación. La cultura y la libertad siempre van de la mano. No pueden existir la una sin la otra. La libertad de ser creativo depende de instituciones que funcionen democráticamente y apoyen las artes», declaró el músico, quien donará la recaudación de sus cinco actuaciones en EE.UU. a principios de año a la fundación United24, que apoya la defensa, la educación y la reconstrucción de Ucrania. Una decisión tomada «tras el espantoso espectáculo en la Casa Blanca escenificado para humillar al Presidente Zelensky, y el rápido alejamiento de Estados Unidos de las libertades fundamentales y los ideales democráticos que Europa y Occidente han defendido durante tanto tiempo».

La situación es, en resumen, extraordinariamente insólita. Y es que el impacto cultural del giro de Estados Unidos con respecto a temas de relevancia global como la invasión de Ucrania incluso se deja sentir fuera de sus fronteras, ya que ha hecho dar marcha atrás a leyendas del calibre de Neil Young, quien estaba planeando dar un concierto gratuito en la exrepública soviética. «Teníamos un buen recinto, cerca de un refugio, pero la situación ha cambiado demasiado. No podía en conciencia llevar a mi equipo a esa zona», ha confesado el siempre combativo rockero canadiense, que ahora también tiene miedo de lo que pasará la próxima vez que intente girar por Estados Unidos: «Cuando voy a tocar música a Europa, si hablo de Donald J. Trump, puedo ser uno de los que al regresar a Estados Unidos se le prohíbe la entrada o se le encarcela, para obligarle a dormir en un suelo de cemento con una manta de aluminio».



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