Avanzar en el control de las enfermedades vinculadas a la pobreza pero no a través de políticas basadas en el acceso a nuevos fármacos sino combatiendo de raíz las necesidades más básicas. Este es el objetivo de los programas de transferencia monetaria condicionada que funcionan a nivel mundial desde hace años y que consisten en ofrecer dinero en efectivo a hogares pobres a cambio de que cumplan con ciertas condiciones de salud y educación, tales como la asistencia regular a la escuela y a controles de salud de los niños en recintos establecidos. Ahora, el mayor programa existente hasta la fecha, que impacta sobre una población de 54,5 millones de personas vulnerables en Brasil, demuestra una vez más y con mayor contundencia que nunca la eficacia de esta estrategia internacional para lograr la erradicación de la pobreza y de los problemas de salud gobal asociados a ella.
El Programa Bolsa Familia (BFP) de Brasil, uno de los mayores programas de transferencias monetarias condicionadas del mundo, ha logrado reducir en más de la mitad el número de casos y muertes por tuberculosis entre las personas que viven en pobreza extrema y los grupos indígenas de la Amazonia. Así lo demuestran los resultados de un amplio estudio coordinado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), centro impulsado por la Fundación La Caixa, el Instituto de Salud Colectiva y el Cidacs-Fiocruz de Brasil y publicados en la revista ‘Nature Medicine’.
Las nuevas conclusiones «tienen importantes implicaciones para las políticas públicas de protección social y control de la tuberculosis en todo el mundo», señala en declaraciones a ABC Davide Rasella, coordinador del estudio, jefe del grupo de Evaluación del Impacto en Salud del ISGlobal y profesor colaborador del Instituto de Salud Colectiva.
Desde 2004, el BFP ha proporcionado ayuda económica a las familias más pobres de Brasil, con la condición de que cumplan ciertos requisitos, como asegurarse que sus hijos van a la escuela y acuden periódicamente a visitas médicas. Como media las familias reciben una ayuda de 120 dólares por familia -116 euros- al mes (unos 43 dólares per cápita -41,7 euros-). Aunque se sabe que estos programas reducen las desigualdades económicas y sociales, también se han mostrado mejoras en salud, incluyendo reducciones en mortalidad infantil, mortalidad materna y en casos y muertes por VIH, señalan desde el ISGlobal. «No es la misma ayuda para todas las familias se estudian con detalle sus necesidades y su situación de partida», apunta el responsable del estudio.
La tuberculosis (TB), una de las principales causas infecciosas de muerte en Brasil y en otros países de renta baja y media, está estrechamente vinculada a la pobreza.«Sabemos que la TB es producto de la pobreza, pero hasta ahora no se había evaluado el efecto de las transferencias monetarias en la enfermedad, especialmente en las poblaciones más vulnerables», explica Rasella. Subraya, asimismo, la importancia de los resultados, tanto por «su contundencia» como por el hecho de que los respalden «una muestra tan grande de personas en situación de vulnerabilidad».
Casi 8.000 muertes por tuberculosis
Rasella y sus colegas en Brasil analizaron datos, incluyendo condiciones étnicas y socioeconómicas, de 54,5 millones de brasileños con bajos ingresos entre 2004 y 2015. Compararon la incidencia de la tuberculosis (número de nuevos casos), la mortalidad (número de muertes en la población) y la tasa de letalidad (cuántas personas afectadas por la enfermedad mueren) entre los que recibieron apoyo del programa (23,9 millones de personas) o no lo recibieron (30,6 millones de personas). En total, hubo 159.777 nuevos diagnósticos y 7.993 muertes por tuberculosis en la cohorte estudiada.
El estudio, consultado por este diario, concluye de manera contundente que los casos de tuberculosis y las muertes por la enfermedad disminuyeron notablemente entre los beneficiarios de las transferencias monetarias. La disminución fue de más del 50% en las personas extremadamente pobres y de más del 60% entre las poblaciones indígenas. Aunque el programa redujo la incidencia de la enfermedad en todos los grupos, su efecto fue menor en los menos pobres, donde no se observó una reducción significativa de muertes por la enfermedad. La tasa de letalidad (es decir, cuántos de los afectados mueren) también fue menor entre las personas beneficiarias de Bolsa Família que entre las no beneficiarias, aunque la diferencia entre ambos grupos no fue estadísticamente significativa.
«Entre la población indígena que recibió la ayuda la incidencia cayó un 63% y las muertes un 65%. Entre las personas de máxima vulnerabilidad en favelas y entornos urbanos que recibieron el apoyo económico los casos se redujeron en un 50% y la mortalidad en un 40%. Son los datos más importantes recoguidos hasta ahora en un estudio sobre el impacto de estos programas», explica el coordinador del estudio.
El efecto del Bolsa Família en casos y muertes por tuberculosis es fácil de explicar. «Sabemos que el programa mejora el acceso a los alimentos, tanto en cantidad como en calidad, lo que reduce la inseguridad alimentaria y la malnutrición -uno de los principales factores de riesgo de la tuberculosis- y, en consecuencia, refuerza las defensas inmunitarias de las personas. También reduce las barreras para acceder a la atención sanitaria», afirma Gabriela Jesus, coautora del estudio junto con Priscila Pinto, ambas de Fiocruz.
«La ampliación del programa Bolsa Familia puede ayudar a Brasil a hacer frente al preocupante aumento de casos de tubeculosis entre las poblaciones vulnerables tras la pandemia de Covid-19. Sin embargo, los hallazgos del estudio tienen repercusiones que van más allá de Brasil», subrayan los responsables de la investigación.
«Nuestro estudio tiene implicaciones de gran alcance para la formulación de políticas en todos los países con una alta carga de tuberculosis», afirma Rasella, quien, con los resultados en la mano lanza un mensaje contudente: «Los programas de protección social no sólo contribuyen a reducir la pobreza y la malnutrición, sino que también pueden jugar un papel fundamental en el logro de las metas de la estrategia mundial para controlar la tuberculosis. Si ayudamos a que las personas en situación de extrema pobreza se alimenten mejor y su estado básico de salud sea más óptimo, reducimos también el riesgo de que contraigan enfermedades vinculadas a la falta de recursos. El objetivo es erradicar la pobreza para mejorar la salud», concluye el responsable del grupo de Evaluación del Impacto en Salud del ISGlobal.