“Dicen que cierran el mercado porque causamos inseguridad” comenta Nerea con su vecino, ambos vendedores no autorizados del mercadillo de Canovelles (Barcelona). Esta semana se enteró del cierre por un TikTok del alcalde, Emilio Cordero, y lo fue reenviando entre sus compañeros. La joven de 19 años vende imitaciones de zapatos desde hace un año, y el último domingo de cada mes acude al sorteo del ayuntamiento para conseguir un puesto legal, todavía sin suerte. “Nos buscamos la vida sin hacerle daño a nadie” explica mientras rebusca entre las cajas el número que le piden, y añade que tiene clientes que acuden expresamente al mercadillo para comprarle a ella cada domingo.
La decisión del ayuntamiento ha enfrenta un mercadillo ya dividido entre de paradas legalizadas y vendedores no autorizados. A los habituales gritos de “¡todo bonito y barato!” y “¡oferta, oferta!” hoy se añadían afirmaciones como “disfruten que el domingo que viene ya no hay mercado” y, entre los carteles de los precios de la ropa, los comerciantes han imprimido reivindicaciones como “los mercados legales no tenemos la culpa”.
Loli, vendedora de una parada legalizada, denuncia que anularlo no es la solución: “Somos muchas familias que estamos comiendo de esto y no nos han consultado nuestra opinión”. La vendedora trabaja en varios mercados durante la semana, paga su licencia en Canovelles cada 6 meses que le “cuesta un dineral” y pide más presencia policial para no tener que bajar la persiana. Antonio, otro comerciante que paga impuestos, señala la competencia desleal que suponen los top manta y se queja de la incertidumbre que ha causado la decisión: “Estamos con el miedo en el cuerpo porque yo soy segunda generación en el mercado y mis hijos la tercera, ¿Cómo les vamos a dar de comer a los nietos?”, se pregunta. Abdul, que lleva 20 años con una parada legal en el mercadillo, recibió notificación del ayuntamiento por WhatsApp y estará a la espera de que el consistorio proponga una solución para poder volver a trabajar.
La decisión del Ayuntamiento de Canovelles de suspender temporalmente el mercado se publicó este martes y viene impulsada por el informe de la Región Metropolitana Norte de los Mossos d’Esquadra. El informe destaca que si se produjera un incidente grave, no se podría garantizar la evacuación de afectados ni el acceso de una ambulancia. “[Los manteros] han saturado los pocos espacios disponibles entre paradas legalizadas, situándose principalmente entre las aceras y las vías de evacuación”, señalan los Mossos, que calculan que hay “un número incontrolable de entre 250 y 300 vendedores”.
Durante el cierre, el consistorio pretende encontrar una solución y está valorando diversas opciones, como reducir el mercadillo, encontrar otro espacio o cambiarlo a otro día de la semana para reducir la afluencia de gente y manteros, pero todavía no ha trascendido ninguna medida. “No ha sido una decisión fácil pero la prioridad del ayuntamiento es garantizar la seguridad”, ha explicado el alcalde del municipio. El alcalde también ha argumentado que ha sido necesario cerrar un mercado que funcionaba “gracias a las personas que compran productos falsificados”. A los comerciantes autorizados se les devolverá la parte proporcional de los impuestos por la ocupación de la vía pública, que a partir del día 3 de noviembre no podrán poner su parada.
Entre los top manta que ocupan la acera, se encuentra Ali, que lleva más de dos décadas viviendo y trabajando en Canovelles. Sin dejar de vender chaquetas y sudaderas ante un público mayoritariamente joven, admite que los últimos 5 años han aumentado el número de manteros porque la policía ha dejado de intervenir. Ali señala que están intentando organizarse con el sindicato de manteros, aunque no han tenido oportunidad de negociar un espacio con el ayuntamiento. Con el cierre del mercado, tiene claro que tendrán que buscar otro sitio para vender: “Si no nos dejan trabajar nos buscamos la vida, como hemos hecho siempre”. Por ahora, cientos de comerciantes, legales e ilegales, se quedan sin trabajo el próximo domingo.