Volver a Cataluña “caiga quien caiga”. Han transcurrido siete días desde que Carles Puigdemont anunció en un acto en Amélie-les-Bains-Palalda (Francia) que si había pleno de investidura en el Parlament su retorno sería, esta vez, inaplazable. El resultado de la votación efectuada por los militantes de Esquerra genera una onda expansiva que salta los Pirineos y rebota hasta Madrid. Puigdemont está pendiente de si se decide a formalizar su regreso a Cataluña, casi siete años después desde su huida de España para evitar ser juzgado por su participación en el referéndum ilegal del 1-O.
Con su casa de Waterloo (Bélgica) a medio desmontar, el expresidente de la Generalitat se ha instalado en el sur de Francia, a escasos kilómetros de la frontera de La Jonquera, y allí convocó a la militancia de Junts el pasado fin de semana. Repitió públicamente que ya tiene decidida la fecha de su vuelta: hará las maletas tan pronto como haya convocatoria de un debate de investidura en el Parlament. El efecto que pueda tener su reaparición en el pleno es un interrogante que se despejará en cuestión de días: entre el miércoles y el jueves de la semana que viene ya podría celebrarse la votación de investidura de Salvador Illa. La validación del acuerdo entre ERC y PSC es un revés para el expresident, y otra incógnita es como JxCat hará repercutir su disgusto en la legislatura española. Este sábado hay convocada una reunión de la ejecutiva para valorar como reaccionar al pacto. Los siete votos de Junts son claves para apuntalar la mayoría de Pedro Sánchez en el Congreso de los Diputados.
Puigdemont desvincula el viaje de vuelta de si se le aplica o no la ley de amnistía, y tanto él como su abogado, Gonzalo Boye, han manifestado que asumen el riesgo de una detención. “¿Qué sentido político tiene que lo detengan?”, se preguntó este jueves Marta Rovira. “No se tendría que dejar detener”, manifestó la secretaria general de Esquerra en una entrevista en Catalunya Ràdio. Rovira, en su comparecencia para valorar los resultados de la consulta interna, reiteró que no ve lógico un retorno si el expresident no tiene garantías de poder hacerlo “en libertad”.
El compromiso de regreso hecho por Puigdemont se interpreta desde Esquerra, y también desde el PSC, como una maniobra de presión para torpedear la investidura de Salvador Illa. Si el expresident fuera interceptado por los Mossos mientras va de camino al pleno se generaría un dilema en la cámara autonómica: ¿se puede celebrar un debate de investidura mientras hay un diputado arrestado?
Josep Rull, presidente del Parlament y peso pesado de Junts, ha manifestado que los diputados tienen que ser “intocables”. Y en una entrevista en el diario Ara fue un poco más allá: “Yo defendería los derechos de los diputados. El Parlament tiene que ser el templo del respeto democrático”. Jéssica Albiach, presidenta del grupo de los Comuns, manifestó este viernes que, si se diera el caso de un arresto del expresident, una posibilidad sería posponer el debate de investidura. “No viene de un día, de dos ni de una semana”. El 26 de agosto es el plazo tope que marca la ley para que el Parlament elija un president de la Generalitat. Si el cargo queda desierto para entonces, se convoca automáticamente la repetición electoral, para el 13 de octubre. En este sentido, Albiach también ha señalado que un retorno de Puigdemont “no cambia los resultados de la noche electoral”. Rovira precisó desde la sede del partido que, si se produce una detención del líder de Junts antes del pleno de investidura, ERC reuniría a su dirección para valorar cómo afrontar el escenario.
Puigdemont sacó 35 escaños en las elecciones catalanas del 12 de mayo, siete menos que los que consiguió Salvador Illa. El líder de Junts digirió la derrota haciendo cuentas en un cuaderno. Intrincadas sumas y restas para salir a anunciar que el resultado de las urnas no diezmaba sus aspiraciones por regresar al despacho de mando de la Generalitat. Puigdemont ha reclamado con insistencia un frente independentista, Junts, ERC y la CUP, para bloquear la investidura de Illa. El independentismo no tiene mayoría en el Parlament, pero el plan contenía una segunda parte, aún más osada si cabe. Junts confiaba en que los diputados del PSC se abstuvieran para facilitarle la presidencia a Puigdemont.
Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
El principal argumento que ha tratado de hacer valer Junts frente a los socialistas es, precisamente, ese papel de puntal para Sánchez. El sábado pasado en el acto de partido en el sur de Francia, los mandos del partido se conjuraron para “hacer todo lo posible” para frenar la investidura de un president del PSC. El propio Puigdemont alertó que se avecina “la amenaza de un Govern presidido por la versión más españolista del PSC”.
Puedes seguir a EL PAÍS Catalunya en Facebook y X, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal