El Papa Francisco ha elogiado la «extraordinaria riqueza cultural» de Papúa Nueva Guinea, donde se hablan más de 800 lenguas, y ha pedido a sus autoridades que detengan los conflictos tribales.
«Imagino que esta enorme variedad es un desafío para el Espíritu Santo, que crea la armonía de las diferencias», ha dicho ante más de 300 personas entre autoridades, representantes de la sociedad civil y del cuerpo diplomático.
Estas palabras se producen después haber mantenido un encuentro con el gobernador de Papúa Nueva Guinea, Bob Bogeng Dadae, una visita que se enmarca en la gira de 12 días del pontífice por Asia y Oceanía.
El Papa ha destacado la necesidad de que las instituciones sean sólidas y estables, de modo que contribuyan a «construir consensos sobre las metas que se quieran alcanzar en un clima de cooperación, no obstante, la distinción de roles y diversidad de opiniones y sensibilidades».
Así, ha pedido el «cese de las agresiones tribales, que desgraciadamente causan muchas víctimas, no permiten vivir en paz y obstaculizan el desarrollo», apelando al «sentido de responsabilidad de todos para que se detenga la espiral de violencia y se emprenda decididamente el camino que conduce a una cooperación fructífera, en beneficio de todos los habitantes del país».
En esta línea, el pontífice ha pedido a las autoridades del país a crear un clima de concordia encaminado a resolver «la cuestión del estatus de Bougainville», buscando una «solución definitiva, evitando el resurgimiento de antiguas tensiones». Bougainville se encuentra a 640 kilómetros de las Islas Salomón hacia el este, pero es una provincia de Papúa Nueva Guinea, ubicada a 1.200 kilómetros al oeste.
Llamada así después de una exploración francesa, Bougainville se convirtió en una colonia alemana en 1885. Al estallar la Primera Guerra Mundial, las fuerzas australianas ocuparon la isla, junto con las posesiones alemanas en Papúa Nueva Guinea. La isla estuvo bajo la Adminstración australiana durante 60 años hasta 1975.
Durante la guerra, Papúa Nueva Guinea intentó llevar a la isla mercenarios británicos y africanos contratados para sofocar a los rebeldes, lo que ha dado como resultado una desconfianza persistente entre los ciudadanos. A finales de 2019, la región autónoma de Bougainville aprobó la independencia de Papúa Nueva Guinea en un referéndum no vinculante en el que los electores tenían que elegir entre la secesión o una mayor autonomía.